M¨¢s sobre la huelga
Los socialistas espa?oles contemplamos estupefactos, una vez m¨¢s, lo absurdo de un enfrentamiento partido- sindicato que no tiene sentido de ser y que, es m¨¢s, pone en peligro el cada d¨ªa m¨¢s dif¨ªcil de realizar proyecto pol¨ªtico conjunto. Hoy nos toca a los j¨®venes. La causa: el Plan de Empleo Juvenil.Lo que en un principio pudo ser una confrontaci¨®n de posturas y opiniones leg¨ªtimas entre un Gobierno y un sindicato, que contemplan bajo diferentes puntos de vista un mismo problema y sus posibles soluciones, ha degenerado hasta ofrecer un deplorable espect¨¢culo a la base socialista y a la sociedad espa?ola en general. De la amenaza velada se ha pasado a la cr¨ªtica amarga y a la acusaci¨®n gratuita por ambas partes -felipismo neoliberal versus sindicato corporativista-, hasta llegar donde nunca deb¨ªa haberse llegado, a la huelga general.
Y es que hemos perdido una sana costumbre que defin¨ªa desde siempre a todos los socialistas, en el partido, en el sindicato y en el Gobierno. A saber: dialogar antes que acusar; negociar antes de tomar decisiones irreversibles, y ceder antes de caer en lo irreparable. La crispaci¨®n viene de atr¨¢s; la intransigencia y la falta de comunicaci¨®n han cegado a ambas partes ante lo evidente. En el Plan de Empleo Juvenil, como en tantos otros casos, existe una amplia base sobre la que negociar y que con seguridad es aceptada por todos. Partido, sindicato y Gobierno se enfrentan ante un grav¨ªsimo problema, el paro juvenil, que hipoteca la sociedad del ma?ana y margina a un important¨ªsimo sector social y que requiere una soluci¨®n dr¨¢stica y contundente.
Sobre esta base, el partido y, m¨¢s tarde, el Gobierno manifiestan, mediante la presentaci¨®n de un plan, su intenci¨®n de que los j¨®venes cuenten con un marco legal que los discrimine positivamente a la hora de encontrar un primer empleo y poder incorporarse a continuaci¨®n plenamente a la poblaci¨®n activa empleada de este pa¨ªs. El sindicato muestra sus dudas y cautelas acerca de algunas lagunas y deficiencias del plan, en orden a mantener la seguridad en el empleo, evitar el abaratamiento general de la mano de obra y la discriminaci¨®n a otros segmentos laborales. Por tanto, s¨ª hay un acuerdo posible. Tan s¨®lo es necesario sentarse y negociar un plan que integre las aspiraciones de unos y las reivindicaciones de los otros. La soluci¨®n al desempleo juvenil no puede aplazarse una vez m¨¢s a causa de la falta de voluntad de di¨¢logo y negociaci¨®n del Gobierno y/o el sindicato socialista. La credibilidad del proyecto socialista est¨¢ en juego.-
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