"Claro que le conozco, le veo mucho en el club"
Madrid 1.900, un nuevo centro para cultivar las buenas relaciones sociales y econ¨®micas
Ten¨ªan que estar en alg¨²n sitio. Las esquinas, tomadas por sindicalistas de barba y bufanda; los comercios, cerrados a cal y canto; las calles, cuajadas de ense?as de protesta, y ellos, ¨¢vidos financieros, artistas a la moda, altos funcionarios esquirolados, yuppies en progreso, la beautiful people, haciendo cola en la fr¨ªa noche madrile?a para inaugurar de estricto esmoquin (las damas, traje largo) el nuevo club Madrid 1.900.
Tras la m¨®dica inscripci¨®n de 350.000 pesetas y una cuota mensual de 4.000, los socios pueden consultar la Bolsa de Tokio mientras toman una sauna, degustar un c¨®ctel tras mandar un telefax a Z¨²rich o bailar en la discoteca mientras una secretaria traduce al alem¨¢n las condiciones del contrato y prepara el viaje a Nueva York para ma?ana temprano. El nuevo club Madrid 1.900 est¨¢ ubicado en un magn¨ªfico palacete de comienzos de siglo que perteneci¨® a los duques de Medinaceli y cuya rehabilitaci¨®n ha costado 350 millones de pesetas.Seg¨²n los organizadores, hay que darse prisa. Ya se ha reclutado a la mitad de los socios, unos 500. Al parecer, medio centenar de solicitudes se han quedado en la puerta. Eso s¨ª, hay que estar a la altura de los tiempos: se permite a las mujeres hacerse socias. Manuel D¨¦gano, constructor; Jos¨¦ Ram¨®n Haba, hostelero, y Victoriano Fierro, promotor inmobiliario, son los due?os del nuevo club. Entre los socios, Agust¨ªn Gonz¨¢lez, presidente de la Asociaci¨®n de J¨®venes Empresarios; ?ngel Escolano, presidente del Casino de Madrid; Luis Gonz¨¢lez Seara, catedr¨¢tico y ex ministro; Jos¨¦ Mar¨ªa Mohedano, abogado; Nesly Chelala, peletera; Jes¨²s Llanes, joyero, y Rafael Ans¨®n, asesor de imagen.
Mario Conde
Al club pertenece tambi¨¦n Mario Conde, aunque no distingui¨® el acto de inauguraci¨®n, celebrado el pasado d¨ªa 15, con su presencia. Tampoco asistieron altos cargos de la Administraci¨®n ni pol¨ªticos reputados. Seg¨²n un cronista habitual en este tipo de actos, "no hab¨ªa ning¨²n cinco estrellas".Asistieron actores, como Victoria Vera, Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez, Pedro Osinaga, Mar¨ªa Cuadra y ?ngel de Andr¨¦s; acad¨¦micos, como Antonio Mingote, Cuqui Fierro, los Segrelles, Ignacio Camu?as y Paloma Ruiz-Mateos, entre otros.
El palacete, sito en la calle de Montesquinza, a unos metros de Archy, discoteca de moda, estaba a rebosar el d¨ªa de la inauguraci¨®n. Asistieron unas 800 personas. El aparcacoches, de librea, no daba abasto. Los asistentes esperaban una larga cola en la calle. "Qu¨¦ desorganizaci¨®n", "a qu¨¦ extremo estamos llegando", comentaban las se?oras.
El cuello de botella lo forma el guardarropa. Fue habilitado un s¨®tano con barras y maderas. "Qu¨¦ esc¨¢ndalo, los abrigos llenos de cal", dijo un caballero. Se form¨® tal barullo en torno a la puerta del guardarropa que un asistente coment¨®: "Esto parece una pel¨ªcula de Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez", mientras Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez sal¨ªa colorado y a empujones con sus abrigos en la mano.
Una empleada informa que se han mezclado las fichas y que no sabe qu¨¦ abrigos tiene que subir. Se produce la desbandada. Nadie respeta los requerimientos de los empleados y todo el mundo baja a un s¨®tano en obras y destartalado. Los invitados revuelven desesperadamente los abrigos de piel. Un obrero, apalancado junto a un caja de cervezas, abre otra botella y le dice a su compa?ero: "Vaya un movid¨®n, t¨ªo".
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