Arte contempor¨¢neo

"Se ha permitido que todo se fuera", suspira Dominique Bozo, delegado de artes pl¨¢sticas. En 1937, Las se?oritas de Avi?¨®n, de Picasso, estaban en venta. A los museos les importaba un comino. Ni un C¨¦zanne ni un Gauguin comprados antes de 1945. El impresionismo, como se sabe, hizo re¨ªr entre dientes a los conservadores de la III Rep¨²blica. El resultado: lagunas hoy d¨ªa ruinosas de llenar. "Un centenar de grandes obras del siglo XX saldr¨¢n pronto al mercado", estima Dominique Bozo. "No es seguro que el Estado pueda adquirir las mejores". Dos cuadros de Matisse han sido objeto de una demanda de licencia de exportaci¨®n por 15 millones de francos cada uno. "Ning¨²n museo franc¨¦s ha podido ofrecerlos", hace constar con decepci¨®n. En 1947, tras la II Guerra Mundial, la apertura del Museo Nacional de Arte Moderno ha permitido iniciar colecciones contempor¨¢neas con presupuestos modestos hasta 1982. La llegada de la izquierda al poder se puso entonces de manifiesto por la voluntad de estimular a las provincias y de promover la creaci¨®n. De ah¨ª los Fondos Regionales de Arte Contempor¨¢neo (los FRAC), por una parte, y la compra de los museos, por otra, capaces de matar dos p¨¢jaros de un tiro. "En total, los cr¨¦ditos est¨¢n lejos de ser despreciables", reconoce Dominique Bozo, "pero est¨¢n muy repartidos". En 1988, el Centro Pompidou recibi¨® 25 millones de francos, y los FRAC, 29,5, pero repartidos en 22 regiones. 18 de diciembre