El turno de Lenin
El m¨¢mino dirigente de la revoluci¨®n sovi¨¦tica es objeto de serias cr¨ªticas en la URSS
"?Qui¨¦n organiz¨® los campos de concentraci¨®n?, ?Lenin, Dzherzhinski o Stalin?"; "?necesit¨¢bamos acaso esta sangrienta revoluci¨®n?". Estas preguntas sonaban el domingo por la noche en un cine de Mosc¨² tras el pase de un documental protagonizado por supervivientes del campo de concentraci¨®n de Solovki, uno de los mayores y m¨¢s grandes centros de represi¨®n pol¨ªtica del estalinismo, inaugurado en 1923, en vida de Lenin.
La URSS contin¨²a revelando tr¨¢gicos episodios del estalinismo, pero los ciudadanos sovi¨¦ticos formulan abiertamente y cada vez con mayor frecuencia interrogantes sobre las implicaciones de Lenin en el terror. La vinculaci¨®n directa del fundador del Estado sovi¨¦tico con la represi¨®n que afect¨® a los disidentes de la Revoluci¨®n de Octubre es, hoy por hoy, la raz¨®n por la cual est¨¢ prohibido editar El archipi¨¦lago Gulag, de Alexander Solyenitsin.No obstante, en revistas y publicaciones especializadas, Lenin est¨¢ siendo sometido a una revisi¨®n cr¨ªtica m¨¢s o menos sutil, cuyo pionero fue, en el mes de mayo, el periodista especializado en econom¨ªa Vasili Seliunin en la revista Novi Mir.
Siete meses despu¨¦s, el asedio a Lenin es tan importante que Komunist, la revista te¨®rica del partido, dotada ahora de un din¨¢mico director, se ha visto obligada a intervenir en el asunto, y el nuevo responsable de ideolog¨ªa, Vadim Medvedev, ha tenido que marcar l¨ªmites entre Lenin y Stalin.
Los intentos de criticar la herencia de Lenin y los valores b¨¢sicos del socialismo son una irresponsabilidad, afirma Medvedec, refiri¨¦ndose a los art¨ªculos que buscan en el leninismo las fuentes del estalinismo y niegan el car¨¢cter socialista del sistema. Con todo, "hoy no es suficiente un retorno simple a la concepci¨®n socialista de Lenin", se?alaba Medvedev en un art¨ªculo publicado en Komunist.
Una de las contribuciones al tema m¨¢s comentadas en c¨ªrculos intelectuales ha sido la de A. Zipko, un doctor en filosoria que es funcionario en el aparato del Comit¨¦ Central del PCUS. Desde las p¨¢ginas de Ciencia y vida, Zipko entabla pol¨¦mica con intelectuales reformistas para sostener que Stalin es continuador de Lenin y Marx. El problema que se plantea a los cient¨ªficos no es, seg¨²n el autor, el de limpiar el marxismo del estalinismo, sino el de reexaminar radicalmente esta corriente. El modelo de ordeno y mando fracasado del socialismo es todav¨ªa el sue?o de muchos representantes del movimiento comunista internacional y corresponde a la puesta en pr¨¢ctica de las ideas de Marx y Engels, se?ala el autor.
"Es dificil aceptar que las causas de los fracasos del movimiento con el que est¨¢ vinculada toda nuestra vida se encuentran en el mismo, en sus propios fallos y errores. Uno quisiera creer que los culpables de todo fueron circunstancias exteriores casuales", afirma Zipko, que s¨®lo deja a salvo el ¨²ltimo per¨ªodo de la vida de Lenin, cuando ¨¦ste, seg¨²n dice, renunci¨® a la ingenua fe en el socialismo puro, lo que decepcion¨® a la mayor¨ªa de los te¨®ricos del partido". Lenin muri¨® en enero de 1924, y a finales de los a?os veinte y principios de los treinta, Stalin estaba m¨¢s cercano a la mayor¨ªa de los miembros del partido y de la nueva intelectualidad que Lenin, quien "hab¨ªa hecho un llamamiento para aprender a comerciar y trabajar con beneficios". La intelectualidad y el pueblo aceptaron, seg¨²n Zipko, la violencia estaliniana con tanta facilidad por estar convencidos de que era "el precio inevitable por la pureza de la futura sociedad".
El 'hombre puro'
Zipko lamenta la falta de pragmatismo que trataron de realizar la rom¨¢ntica utop¨ªa del hombre puro a cualquier precio y un "enfoque de clase" que consideraba a un 80% de la poblaci¨®n como "un obst¨¢culo en el camino hacia los ideales".
Zipko condena el terror empleado durante la guerra civil y cualquier clase de terror, ya que, seg¨²n dice, "la moral no puede ser una funci¨®n de la revoluci¨®n". "Al contrario, la revoluci¨®n est¨¢ justificada s¨®lo cuando es una continuaci¨®n de la moral, sirve a la defensa de sus intereses, a los intereses del humanismo y la humanidad".
'El poder de Solovki'
El poder de Solovki, de la directora cinematogr¨¢fica Marina Goldovskaia, que acaba de estrenarse en Mosc¨², es el primer documental sovi¨¦tico sobre el campo de concentraci¨®n surgido en 1923 de un espartano convento de monjes situado en una helada isla del mar Blanco.Los protagonistas de El poder de Solovki son supervivientes del centro carcelario que funcionaba como un Estado dentro del Estado. Dimitri L¨ªjachev, acad¨¦mico leningradense, es uno de ellos. Uno de los principales expertos en cultura rusa, se salv¨® de milagro de un fusilamiento colectivo efectuado en 1929 como escarmiento.
El verdugo, contaba Lijachev, fue un recluso que hab¨ªa justificado el asesinato de su padre alegando que era un enemigo del pueblo. Las v¨ªctimas fueron arrojadas a una fosa com¨²n con un tiro en la nuca. El verdugo es hoy un abuelo que sale a comprar el pan apoy¨¢ndose en un bast¨®n, seg¨²n las instant¨¢neas que muestra el documental, sin identificar al personaje. "?Para qu¨¦ nombrarlo? Hay tantos...", exclama Lijachev.
Solovki, mencionado por Solyenitsin en El archipi¨¦lago Gulag, fue tema de un propagand¨ªstico documental filmado en 1927. Aquel celuloide jam¨¢s lleg¨® a exhibirse, pero ha sido utilizado por primera vez por Marina Goldovskaia junto a los testimonios de los supervivientes.
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