La crisis peruana
ALAN GARC?A acaba de sufrir una grave derrota en el 16? Congreso de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA). No s¨®lo ha sido duramente criticado, sino que se ha suprimido el cargo de presidente del partido que ostentaba desde 1985. Y como las desgracias nunca vienen solas, ha sido elegido secretario general del mismo su principal adversario, Luis Alva Castro, lo que implica que ser¨¢ el candidato a presidente de la Rep¨²blica en las elecciones de 1990. La actitud del congreso se explica no s¨®lo por las rivalidades internas, sino por la situaci¨®n catastr¨®fica del pa¨ªs y la ca¨ªda vertical de la popularidad de Alan Garc¨ªa. La crisis econ¨®mica llega a tal extremo que est¨¢ causando la desagregaci¨®n de la sociedad: faltan los productos esenciales, suben sus precios, todo empeora mientras una gran parte de la poblaci¨®n se condena a la marginaci¨®n y el hambre. Han fracasado todos los planes del Gobierno para contener una inflaci¨®n que superar¨¢ a finales de a?o el 2.000%.Alan Garc¨ªa recibi¨® una herencia dif¨ªcil, pero el balance de su gesti¨®n -cuando lleva tres a?os y medio en el cargo- es calamitoso. Opt¨® por medidas espectaculares -que permitieron en una primera fase algunas mejoras provisionales-, pero ignor¨® el marco en el que, para bien o para mal, se desenvuelve la econom¨ªa peruana. Una vez que la ruptura con el sistema financiero mundial le encerr¨® en un callej¨®n cada vez m¨¢s estrecho, tom¨® el camino de la huida hacia delante nacionalizando la banca. Animado sin duda por el deseo de elevar la justicia social, su pol¨ªtica ha llevado, por falta de realismo, a una cat¨¢strofe econ¨®mica que hunde a las masas depauperadas en una miseria a¨²n mayor.
El congreso reci¨¦n clausurado ha reflejado el terrible desconcierto en que se debate el APRA, uno de los partidos m¨¢s veteranos de Am¨¦rica Latina. Cuando faltan 18 meses hasta las elecciones presidenciales, el Congreso ha querido promover, con Alva Castro, un l¨ªder alejado de la desastrosa gesti¨®n de Alan Garc¨ªa. Pero el APRA sigue con la carga del poder, y el pa¨ªs exige medidas dr¨¢sticas si se quiere evitar el hundimiento. Y el APRA est¨¢ acosado no s¨®lo por la guerrilla salva e de Sendero Luminoso y por una derecha combativa, sino, sobre todo, por los partidos agrupados en Izquierda Unida, cuyo candidato, Alfonso Barrantes, encabeza los sondeos para las futuras elecciones presidenciales.
Este avance de la izquierda radical, como respuesta al fracaso del populismo aprista, est¨¢ relacionado con fen¨®menos puestos de manifiesto en las elecciones que se han celebrado recientemente en otros pa¨ªses de Am¨¦rica Latina. En definitiva, se trata de una respuesta ciudadana contra el deterioro econ¨®mico producido por la deuda exterior y la mala gesti¨®n nacional, que cristaliza en el crecimiento de los partidos en los que la demanda de cambios sociales es reivindicada de forma prioritaria. Ser¨ªa muy positivo que las corrientes pol¨ªticas hoy portadoras de la exigencia leg¨ªtima de hondas transformaciones eviten la reca¨ªda en el populismo y encuentren cauces que las integren cada vez m¨¢s en un juego democr¨¢tico sin reservas.
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