El perro, ese oscuro objeto de consumo
Miles de perros gaseados o electrocutados, muchos m¨¢s deambulando, cientos esperando en los refugios un due?o que los ampare..., y mientras seguimos incrementando la crianza de perros.Los perros abandonados van llenando nuestras ciudades de forma alarmantemente creciente. Muchos son los implicados en esta realidad que a unos pocos nos va llenando el coraz¨®n de rabia e impotencia. Hagamos o¨ªr nuestra voz y por lo menos denunciemos verbalmente el extremo de crueldad al que hemos llegado con los animales en esta sociedad materializada y consumista, donde el perro es d¨ªa a d¨ªa fomentado en el mercado como un bien de consumo, del cual se prescinde como s¨ª de un objeto m¨¢s le tratara.
As¨ª, llegan las Navidades y ?que novedad podemos consumir? ?Pues es bonito ese cacharritol, perd¨®n, quiero decir ese eachorrito... Que tengo una huerta y no quiero que me roben los cuatro tomates, ?pues ya le pedir¨¦ a mi amigo que cuando para la perra me regale un cacharro, digo, un cachorro, para ladrar!... Que el ni?o se aburre, ?pues ya le comprar¨¦ otro cacharrito!... Que necesito algo y no s¨¦ qu¨¦, ?no pienso m¨¢s, coger¨¦ un cachorrito!...
Pero resulta que lo que compraron en Navidad ?tiene vida!, le siguen robando los tomates, el ni?o est¨¢ cansado de su ¨²ltimo cacharro, sigue sin saber qu¨¦ es lo que le falta... El perro ya les sobra y les falta ese sentimiento que, en teor¨ªa, sit¨²a al hombre por encima de la bestia.
Ante tal triste realidad es ya absurdo seguir predicando en el desierto y pedir que, por favor, no se abandonen m¨¢s perros. A tal proliferaci¨®n de perros hemos llegado que s¨®lo las autoridades pueden mitigar el problema controlando de ra¨ªz m¨¢s nacimientos de perros.
A esos consumidores de perros (hoy cojo uno, ma?ana lo tiro, despu¨¦s de las vacaciones ya comprar¨¦ o me regalar¨¢n otro ... ) les llevar¨ªa a la perrera y les pondr¨ªa frente a esos perros que, desesperados por la angustia del abandono, clavan su mirada en la tuya sin poder comprender para qu¨¦ les hemos hecho nacer. Y mientras un hervidero de sentimiento y desesperaci¨®n espera impactar tu sensibilidad y tu conciencia (si la tienes) para que le ampares, el lacero de turno prepara la plataforma con agua para que este ser maravilloso sea electrocutado, si no gaseado.-
Teresa L¨®pez Urquiaga.
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