Grupos de 'ultras' convierten la ordenaci¨®n del hijo de Tejero en un acto golpista

M¨¢s de medio millar de ultraderechistas convirtieron la ordenaci¨®n sacerdotal de Ram¨®n Tejero D¨ªaz, celebrada en la ma?ana de ayer en una iglesia madrile?a, en un acto de exaltaci¨®n golpista. A la ceremonia asisti¨® el ex teniente coronel de la Guardia Civil Antonio Tejero, padre del nuevo sacerdote, que abandon¨® el Jueves con permiso la prisi¨®n militar de Figueres (Gerona), donde cumple condena de 30 a?os por su implicaci¨®n en el intento de golpe de Estado del 23-F, para estar presente en el acto. Gritos pidiendo la libertad de Tejero y del ex teniente general Jaime Milans del Bosch, que cumple igual pena, acompa?aron casi toda la ceremonia.

El ex militar golpista, de 56 a?os, lleg¨® al convento de la Visitaci¨®n de Santa Mar¨ªa, en el n¨²mero 20 de la madrile?a calle de Santa Engracia, lugar de la ceremonia, poco antes de las once de la ma?ana. Tejero descendi¨® del Seat 131 que le traslad¨® desde la prisi¨®n militar de Alcal¨¢ de Henares, donde pernoct¨® el jueves, y, custodiado por guardias civiles y polic¨ªas de paisano, entr¨® en el convento por una puerta lateral del recinto.Aplausos y gritos de "Tejero, Tejero" saludaron la entrada de ¨¦ste en un templo abarrotado de se?oras de avanzada edad con abrigos de pieles, monjas y hombres vistiendo capa espa?ola. Familiares y amigos del ex militar, como el dirigente ultraderechista Mariano S¨¢nchez Covisa o el capit¨¢n de nav¨ªo Camilo Men¨¦ndez -tambi¨¦n juzgado por el 23-F y que fue recibido con gritos de "?Viva don Camilo!"- no faltaron a la cita. Era notable la ausencia de j¨®venes en el interior de la iglesia, aunque hab¨ªa bastantes en las inmediaciones del lugar.

El ex teniente coronel sostuvo un gesto adusto y discreto mientras muchos fieles se avalanzaban desde sus bancos para abrazarle y besarle.

Envejecido

Tejero, vestido con traje oscuro y con aspecto demacrado y envejecido, se fundi¨® en un abrazo con su mujer, Carmen D¨ªez Pereira, su hijo Ram¨®n y otros familiares. La escolta policial se retir¨® mientras se celebraba la ceremonia. Antes del comienzo del acto, y debido al murmullo que hab¨ªa en la iglesia, se difundi¨® por el sistema de megafon¨ªa una petici¨®n ?"or don Antonio" de que se guardara silencio.

Mientras tanto, numerosas personas que se hab¨ªan quedado sin sitio en el interior se arremolinaban junto a la verja de entrada al convento y en las proximidades del mismo para celebrar su propia liturgia. "Ten¨ªa que ser un ¨¢ngel, que le salieran alas y que no pudierais verle vosotros, los periodistas", comentaba uno de los congregados, a lo que otro a?ad¨ªa: "Ten¨ªa que haber matado a todos, a todos menos a Blas Pi?ar". "Mira que no haberle dejado comer con su familia", le dec¨ªa una anciana a otra.

Los gritos de solidaridad con el ex militar golpista fueron t¨ªmidos al principio para ir creciendo hasta llegara un euf¨®rico y multitudinario: "Tejero, libertad", al que acompa?aron otros como "Armada, traidor" o "Tejero y Milans, honor y libertad". El ex teniente general Jaime Milans del Bosch y el propio Tejero son los ¨²nicos condenados por el 23-F que a¨²n permanecen en prisi¨®n, tras el reciente indulto concedido al ex general Alfonso Armada.

No faltaron los saludos fascistas con el brazo en alto, los brazaletes del Frente Nacional y los c¨¢nticos del Cara al sol. Una ¨²nica bandera en la que figuraba el escudo preconstitucional y pasquines del Movimiento Nacional 18 de Julio que advert¨ªan "?Ojo a los provocadores!" y ped¨ªan que se demostrase la "adhesi¨®n entusiasta a los condenados por su patriotismo" eran visibles en la zona.

Los ultraderechistas, que aguantaron cerca de dos horas bajo la lluvia para ver salir a Tejero, insultaron a los cerca de 50 polic¨ªas que vigilaban la iglesia y las manzanas cercanas, mientras vi toreaban a la Guardia Civil. Muchos de los presentes llevaban en su indumentaria la foto del ex teniente coronel en forma de broche o de pegatina.

Medidas de seguridad

Los informadores que cubrieron la ceremonia tambi¨¦n fueron objeto de los insultos de los ultra: "Si no fuera por nosotros, los hijos de puta de los periodistas se morir¨ªan hoy de hambre", dec¨ªa un hombre de jersei blanco. "Vosotros, periodistas, a ver si os met¨¦is m¨¢s con la ETA y dej¨¢is en paz a un hombre de honor que tendr¨ªa que estar en la calle", apostillaba una se?ora envuelta en un abrigo verde.

Las medidas de seguridad fueron amplias y un helic¨®ptero de la polic¨ªa sobrevol¨® constantemente la zona. Efectivos policiales guardaron las llaves de la puerta de acceso a la sacrist¨ªa de la iglesia.

La ordenaci¨®n sacerdotal de Ram¨®n Tejero D¨ªaz, de 24 a?os, comenz¨® al mediod¨ªa. Alcides Mendoza Castro, arzobispo de Cuzco (Per¨²), y el religioso agustino Giovanni Salerno, fundador del movimiento Siervos de los Pobres del Tercer Mundo, al que el hijo del ex teniente coronel pertenece, tuvieron que abrirse paso er4tre la multitud para poder oficiar la ceremonia. El acto, en el que tambi¨¦n fueron ordenados otros dos di¨¢conos, se prolong¨® durante m¨¢s de hora y media. Concelebraron la ordenaci¨®n antiguos compa?eros, superiores y ense?antes de los tres nuevos sacerdotes, quienes volver¨¢n como misioneros a Per¨².

Unos 20 minutos antes de las tres de la tarde, Tejero abandon¨® la iglesia para regresar a la prisi¨®n militar del Alcal¨¢ de Henares, donde almorz¨®.

A la salida, los tres veh¨ªculos en los que viajaban el ex militar y su escolta realizaron diversas maniobras de despite para eludir a los grupos de ultraderechistas que aguardaban en el exterior del templo.

Por la tarde, Tejero volvi¨® al convento de la Visitaci¨®n para escuchar la primera misa oficiada por su hijo.

Peque?os incidentes

Despu¨¦s de la misa de la tarde, unos 300 ultraderechistas cortaron el tr¨¢fico en la calle de Santa Engracia durante m¨¢s de un cuarto de hora y provocaron peque?os incidentes con los automovilistas que por all¨ª circulaban. Los ultra repitieron los gritos de "Tejero, libertad" y los saludos fascistas. Los efectivos policiales que vigilaban el lugar dispersaron a los manifestantes sin necesidad de cargar contra ellos.