El Bar?a sufri¨® para derrotar al Limoges
El Barcelona estuvo a merced del vuelo de una pelota desde la l¨ªnea de 6,25 metros en el ¨²ltimo segundo de partido. Pero el bal¨®n rebot¨® en el aro y el quinto partido de la liguilla de la Copa de Europa finaliz¨® con un 84-82 en el marcador. La. quinta victoria del equipo azu1grana le sit¨²a en la mejor (le las disposiciones para clasificarse para las semifinales de la competici¨®n. Pero el camino no est¨¢ siendo tan triunfal como podr¨ªa deducirse de la simple estad¨ªstica. El Limoges se encarg¨® ayer de testificarlo.
El equipo franc¨¦s actu¨® con una gran inteligencia y con un peculiar estilo de juego, que provoca altibajos espectaculares en el marcador, pero que complica enormemente la existencia a sus rivales y exprime el talento de sus dos mejores jugadores, Collins y Ostrowski. El Barcelona volvi¨® a jugar con excesivos achaques, con Norris en baja forma a causa de una lesi¨®n, con un Jim¨¦nez desconocido y con un Waiters flojo.
Las alternativas en el marcador resultaron desconcertantes. El Limoges -en un desastroso comienzo del Bar?a y especialmente de Waiters y Jim¨¦nez- comenz¨® dominando por ocho puntos (4-12). En un s5lo minuto el Barcelona le dio la vuelta al resultado, 13-12. La igualdad se rompi¨® a falta de seis minutos, cuando el base franc¨¦s Beugnot fue sentado para preservarle de las faltas personales tras ser sancionada con una intencionada. El Barcelona se fue por cinco puntos y pareci¨® dispuesto a resolver el partido con comodidad.
Epi, Norris y Sibilio se colocaron con cuatro faltas personales cuando a¨²n faltaban 11 minutos de partido. A partir de entonces el Limoges empez¨® lentamente a reducir la ventaja hasta que aceler¨® con tres triples consecutivos. Las ocho jugadas que se produjeron a partir de entonces fueron determinantes, pero especialmente la ¨²ltima, con el marcador (84-82), que a la postre ser¨ªa el definitivo.
El Limoges dispuso de esa ¨²ltima posesi¨®n de la pelota. Su jugada puede ser muy criticable, pero no fue mal planteada. S¨®lo cabe la duda de si no hubiera sido preferible arriesgar menos y realizar un tiro de dos puntos para forzar la pr¨®rroga. El bal¨®n lleg¨® a manos de Collins, el mejor tirador del equipo franc¨¦s, pero Costa y Sibilio se le echaron encima. Collins vio totalmente s¨®lo en una esquina a Dacoury. A este le lleg¨® el bal¨®n y realiz¨® el ya comentado y defectuoso tir¨® de tres puntos.
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