El 'caso La Quina' confirma la voluntad de Salinas para democratizar M¨¦xico
Con la detenci¨®n del l¨ªder sindical Joaqu¨ªn Hern¨¢ndez Galicia, La Quina y 49 de sus colaboradores, el presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari, pone en pr¨¢ctica, antes y m¨¢s contundentemente de lo que nadie pod¨ªa pensar, su voluntad de democratizar el pa¨ªs. Su decisi¨®n dif¨ªcilmente puede ser interpretada como un ataque al movimiento obrero, sino como la eliminaci¨®n de una de las peores lacras del sistema mexicano.
[Las autoridades mexicanas informaron ayer que el suministro de petr¨®leo hab¨ªa sido restablecido despu¨¦s de los paros que se registaron el pasado mi¨¦rcoles en las refinerias y la distribuici¨®n de carburante a las gasolineras en protesta por la detenci¨®n de Hern¨¢ndez Galicia, informa Reuter y France Press.]
Los editoriales de los principales diarios de M¨¦xico citan estos d¨ªas, como nunca antes hab¨ªan hecho, el largo historial delictivo de La Quina, aunque uno de los peri¨®dicos m¨¢s a la izquierda, La Jornada, advierte, al mismo tiempo, que incluso el criminal m¨¢s peligroso tiene derecho a que la ley lo proteja.
Los partidos de izquierda que respaldaron la candidatura electoral de Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas han criticado al Gobierno por la medida, pero el propio C¨¢rdenas ha tenido que explicar que no quiere que su posici¨®n se interprete como un respaldo a La Quina, sino como una defensa del Estado de derecho, que se supone amenazado por un caso en el que aparentemente se han saltado los cauces estrictos de la ley. Nadie pod¨ªa imaginar, sin embargo, que La Quina pudiera haber sido detenido por dos funcionarios de polic¨ªa que llegaron a su domicilio con una orden de arresto. [Ayer, se confirm¨® que el propio Hern¨¢ndez Galicia tom¨® parte en el tiroteo que preludi¨® su detenci¨®n, informa Efe.]
Su m¨¢s peligroso enemigo
C¨¢rdenas se encuentra en este caso ante una situaci¨®n delicada. Durante la pasada campa?a electoral trascendi¨® el coqueteo del candidato de la izquierda con el poderoso dirigente de los petroleros, que no quer¨ªa con ello respaldar posiciones de principio, sino cortarle el camino a quien advert¨ªa como su m¨¢s peligroso enemigo, Carlos Salinas.C¨¢rdenas no puede ahora defender a La Quina porque para ello tendr¨ªa que negar lo que ha sido un secreto a voces en M¨¦xico, la corrupci¨®n y el bandolerismo del l¨ªder sindical. Pero tampoco puede, por razones de estrategia pol¨ªtica, reconocer la valent¨ªa del nuevo presidente ni oponerse a los que son los socios naturales de la coalici¨®n cardenista, los trabajadores.
Para Carlos Salinas, la detenci¨®n de La Quina es la mayor prueba que pod¨ªa entregar a quienes dudaban de su autoridad. A partir de ahora nadie podr¨¢ decir que al frente de la presidencia de M¨¦xico hay un hombre d¨¦bil y sin car¨¢cter. Como precio, Salinas va a tener que soportar una gran presi¨®n. Los hilos que puede mover La Quina desde la c¨¢rcel y sus hombres desde la calle son infinitos.
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