La paz empieza a ser posible en Colombia
El l¨ªder del M-19 afirma que hay una alta cuota de generosidad en el acuerdo firmado con el Gobierno
Por primera vez en la historia de Colombia, el Gobierno y un movimiento guerrillero, en forma conjunta, invitaron a los partidos pol¨ªticos y a la subversi¨®n a buscarle un camino a la paz. Rafael Pardo, economista de 35 a?os, y Carlos Pizarro, abogado de 37, fueron los encargados de firmar, uno como consejero presidencial para la paz y el otro como jefe m¨¢ximo del Movimiento Diecinueve de Abril (M-19), esta convocatoria el pasado martes. El encuentro, primer di¨¢logo directo del actual Gobierno con la guerrilla, se realiz¨® en un lugar de las monta?as de la provincia del Tolima, en el centro del pa¨ªs. Luego de la firma de la convocatoria conjunta con el Gobierno, Carlos Pizarro dialog¨® con EL PA?S.
El punto de llegada del proceso que se inici¨® el martes es la des movilizaci¨®n de la subversi¨®n Como punto central de la convocatoria se plantea la reuni¨®n de las directivas de los partidos pol¨ªticos con los comandantes de los grupos subversivos. El objetivo, buscar en forma conjunta una soluci¨®n pol¨ªtica que termine el conflicto que vive el pa¨ªs. Seg¨²n Carlos Pizarro esta reuni¨®n se podr¨ªa realizar el pr¨®ximo 9 de abril."La suerte est¨¢ echada", dijo Carlos Pizarro al firmar el acuerdo con el Gobierno de Barco; s¨®lo falta esperar los resultados. ?Qu¨¦ garant¨ªas da este Gobierno para que este proceso que se inicia no sea una nueva frustraci¨®n para el pa¨ªs? "El principio de este proceso es la transparencia", responde el consejero presidencial, Rafael Pardo. "Con prop¨®sitos claros podemos tener en Colombia esperanzas de paz".
Pregunta. ?Cree que los otros grupos guerrilleros acoger¨¢n la propuesta?
Respuesta. Yo trabajo sobre afirmaciones p¨²blicas de la Coordinadora Nacional Guerrillera en su tercera conferencia del mes de octubre del a?o pasado. All¨ª acordamos buscar una soluci¨®n pol¨ªtica al conflicto nacional. Solamente la falta de sensatez y la falta de honradez pol¨ªtica podr¨ªan explicar la ausencia de ellos en el proceso que se inicia hoy. Necesitamos una coordinadora con protagonismo pol¨ªtico y no aislada de la naci¨®n.
P. En caso de que los otros grupos no se acojan, ?el M-19 continuar¨¢ solo el proceso iniciador?
R. Tenemos que esperar la manifestaci¨®n p¨²blica de cada grupo guerrillero. Si no aceptan, tendr¨ªan que explicar a la naci¨®n por qu¨¦ no lo hicieron o tendr¨ªan que elaborar una propuesta mejor que le garantice al pa¨ªs la entrada a un proceso de concertaci¨®n. Nosotros seguiremos adelante dentro de los marcos que consideremos m¨¢s justos para Colombia.
P. ?Y cree en la voluntad pol¨ªtica de los partidos tradicionales para sacar adelante ese acuerdo?
R. Yo creo que hay una cuota muy alta de generosidad pol¨ªtica en estos acuerdos. Adem¨¢s, hay una enorme responsabilidad pol¨ªtica para garantizar que esta convocatoria tenga ¨¦xito. Pienso que su fracaso en cierta manera ser¨ªa un fracaso del M-19. Pero lo grave es que tambi¨¦n ser¨ªa un fracaso del Gobierno y de la naci¨®n en su conjunto. Una guerra civil en Colombia tendr¨ªa un desenlace de dimensiones muy dif¨ªciles de medir.
Nuevo modelo
P. En la reuni¨®n, fuerzas pol¨ªticas, Gobierno, guerrilla. ?Qu¨¦ va a proponer el M-19 al pa¨ªs?
R. Estamos en la b¨²squeda de un modelo de democracia menos asfixiante. Requerimos un estatuto de oposici¨®n, espacios para la movilizaci¨®n ciudadana y reformas que saquen de la angustia cotidiana a gran parte de la poblaci¨®n... En fin... Por supuesto, no queremos una revoluci¨®n por decreto; pero tampoco una democracia formal con todos sus aspectos. Un problema importante hoy es encontrar los puntos esenciales que permitan a los grupos que han estado en armas, y a una franja de la sociedad hasta ahora marginada, tener una presencia en la vida pol¨ªtica.
P. ?Cu¨¢l fue el precio del pasado per¨ªodo de paz y, en esta oportunidad, en qu¨¦ se rectificar¨ªa?
R. El precio fue alto. Se frustraron el di¨¢logo nacional y los acuerdos. El pa¨ªs empez¨® a vivir una violencia creciente, y eso pesa; por eso hay que tener credibilidad. Estamos rectificando muchas cosas, pero especialmente los interlocutores. En el proceso pasado no sab¨ªamos si se estaba comprometiendo todo el Estado o s¨®lo una parte de ¨¦l. Entonces los acuerdos se fueron convirtiendo en una caricatura. Ahora hay que ser m¨¢s cuidadosos y hablar con quienes de verdad se puedan comprometer con los cambios.
P. Se dice que el M-19 est¨¢ muy debilitado y por eso se acoge al di¨¢logo. ?C¨®mo calificar¨ªa su movimiento en este momento?
R. Vivimos un momento positivo. Venimos de un momento de reconstrucci¨®n org¨¢nica despu¨¦s de una lucha muy intensa durante el per¨ªodo de Belisario Betancur. Pero yo creo que no es buen precedente que se empiece a medir qu¨¦ puede hacer una organizaci¨®n militarmente antes de plantearse el problema de la concertaci¨®n. En un momento tuvimos una gran capacidad desestabilizadora y la podemos volver a tener, pero lo importante en este momento es crear un modelo de concertaci¨®n y que poco a poco se vaya expandiendo la democracia. Este es nuestro prop¨®sito. Luchar¨ªamos por ¨¦l siendo fuertes o siendo d¨¦biles.
P. ?Piensa que ya agot¨® su etapa de guerrillero, que es tiempo de iniciar su etapa como pol¨ªtico?
R. Yo creo que si uno se mete a la guerra tiene que ser un buen militar. Pienso que he sido un buen militar, aunque no haya ganado todav¨ªa la guerra. He aprendido muchas cosas, pero pienso que las dimensiones del hombre son integrales. No quiere decir esto que ma?ana no me toque ser otra cosa. Pero por lo menos me queda la tranquilidad de saber que he vivido la guerra, que la guerra no me ha cansado, no me ha fatigado, no me ha derrotado. Busco la paz porque tengo que hacerla.
Elecciones de 1990
P. ?El M-19 est¨¢ arrepentido de alguna de sus acciones del pasado?
R. No. Uno analiza como un juicio cr¨ªtico todas sus acciones. En relaci¨®n a la toma del Palacio de Justicia, all¨ª se jug¨® un desafilo muy grande que a¨²n no ha sido esclarecido. El secuestro de ?lvaro G¨®mez es el mejor ep¨ªlogo de lo de Palacio; una situaci¨®n diametralmente distinta a la del Palacio. Pero dejemos que lo juzgue la historia. El pa¨ªs va a ir tejiendo un justo juicio de responsabilidades y nosotros tendremos all¨ª la que nos corresponda.
P. ?Es ut¨®pico pensar que el M-19 participe como partido en las elecciones de 1990?
R. No es ut¨®pico, es una posibilidad. Si este proceso tiene ¨¦xito, en un per¨ªodo que nosotros consideramos no muy largo, pues queda abierta la presencia electoral. Ninguna organizaci¨®n puede negarse a la participaci¨®n pol¨ªtica siempre y cuando tenga el apoyo, la posibilidad de desarrollarse y alternativas de poder. Todav¨ªa hay un camino que recorrer. El acuerdo logrado hoy es s¨®lo el comienzo.
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