Antonietta Macciocchi, contra el 'europesimismo'
La intelectual italiana publica en Espa?a 'La mujer de la maleta'
"Siento fuerzas centr¨ªfugas", dice Maria Antometta Macciocchi como si fuera un augur de Shakespeare. Se refiere a Europa y a los vectores fuerza que, bajo las apariencias del consenso continental, vivido particularmente en Espa?a, tienden a mantener la disgregaci¨®n y el nacionalismo.La intelectual italiana de peculiar trayectoria, europe¨ªsta convencida, ex comunista, ex parlamentaria italiana y europea (por el Partido Radical), ex profesora en la universidad de Vincennes, que ya no existe, publica en Espa?a La mujer de la maleta (Espasa Calpe), obra de dif¨ªcil encasillamiento sobre la construcci¨®n de Europa. Uno de los principales obst¨¢culos para esa construcci¨®n, advierte en una charla en Madrid, consiste en el europesimismo que padece buena parte de la elite europea de quien depende, seg¨²n su criterio, el empuje definitivo para que la fe europe¨ªsta prenda en las masas. "Al contrario que en el Renacimiento, ya no estamos tan acostumbrados a pensar juntos".
Macciocchi es autora, entre otros, de un testimonio directo sobre la China de Mao, un libro sobre Gramsci, y 2.000 a?os de felicidad, la historia de su experiencia en el parlamento europeo, y copromotora de sendos encuentros de intelectuales europeos en Venecia y Madrid. En su nuevo libro emple¨® cuatro a?os a causa de la "constante agitaci¨®n" que le produc¨ªa el escepticismo que se iba encontrando sobre Europa. Escepticismo del que Espa?a es excepci¨®n, y esa es la causa de que la obra incluya amplias conversaciones con espa?oles que son europe¨ªstas convencidos, como Felipe Gonz¨¢lez o Juan Luis Cebri¨¢n. Otro cap¨ªtulo incluye un largo di¨¢logo con Juan Pablo II.
"Fueron'los europeos del Este quienes nos recordaron la existencia de Europa", dice Macciocchi, y recuerda el ¨²ltimo mensaje de la radio de Praga, en aquella primavera: "...morimos por Europa". La construcci¨®n del continente, explica, no ser¨¢ definitiva mientras no incluya al Este. Conocedora de las instituciones comunitarias, Macciocchi cuenta en su libro an¨¦cdotas reveladoras, como las cifras descomunales empleadas para traducir a precio de oro todos y cada uno de los papeles de la comunidad, y a todos y cada uno de los idiomas comunitarios.
Una romana
Tiene unos ojos azules extraordinariamente capaces de rejuvenecerla cuando sonr¨ªe, gracias, quiz¨¢, a un entusiasmo como ya no hay, y se la identifica a distancia como romana gracias al perfil y al buen gusto que le permite el arriesgado equilibrio de combinar un broche de perlas y unas gafas con cejas a cuadros. Ahora se encuentra en un cruce: no fue reelegida en la ¨²ltima elecci¨®n al Parlamento Europeo, y no tiene demasiado claro con qu¨¦ partido le gustar¨ªa presentarse de nuevo. "Con aqu¨¦l que crea en un espacio cultural en el continente", dice. Sus cont¨ªnuas discrepancias pol¨ªticas -"siempre las mismas", afirma, "yo no me arrepiento de nada"- le han ido restando espacio en la Prensa italiana, y no ha vuelto a disponer de una c¨¢tedra estable despu¨¦s de que la pol¨ªtica le quit¨® la suya en Vincennes' Su batalla es ahora contra "los monopolios intelectuales". Pero conf¨ªa. La experiencia le dice que a menudo va con dos o tres a?os de adelanto.
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