Interludio en blanco
"Pas¨¦ el resto de la guerra en la 52 y en algunas calles m¨¢s. Ten¨ªa vestidos blancos y zapatos blancos. Y todas las noches me llevaban gardenias blancas y polvos blancos".Billie Holiday declar¨® en una ocasi¨®n que nunca hab¨ªa herido a nadie excepto a ella misma. Y esa herida se la provoc¨® un arma arrojadiza llamada hero¨ªna y a la que no pudo esquivar. Si ella denunci¨® hasta la saciedad la discriminaci¨®n que sufr¨ªa por el color de su piel, no se cans¨® de clamar sobre el trato al que estaban sometidos los drogadictos: "La clase de cura a la que era sometida podr¨ªa haberla hecho sola, me habr¨ªa bastado con encerrarme en mi habitaci¨®n y tirar la llave. No hab¨ªa ninguna cura. Te arrojan a un hospital, te dejan sola y desnuda y te miran sufrir". Y all¨ª segu¨ªa la segregaci¨®n: tres casas para blancas, tres para negras. En una de esas ocasiones le pidieron que cantara; no lo hizo ni una sola vez: "Mi canto se basa exclusivamente en los sentimientos. No puedo cantar nada que no sienta. Y en todo el tiempo que estuve all¨ª no sent¨ªa absolutamente nada".
A su salida, 10 meses m¨¢s tarde, debut¨® en el Carnegie Hall. Todo el mundo la esperaba. Todos la aclamaron, pero su carrera en Nueva York se vio truncada. No pod¨ªa trabajar en un local donde se expend¨ªan bebidas alcoh¨®licas, para eso se necesitaba un permiso policial y ella ten¨ªa antecedentes.
Billie Holiday sab¨ªa lo que era sufrir adicci¨®n a la hero¨ªna y c¨®mo sufr¨ªan quienes la quer¨ªan. Tuvo un modo magistral de decirlo: "Un h¨¢bito es un infierno para los que amas. Y en este pa¨ªs, el peor de los infiernos para quienes te aman"
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