Oscura memoria de Billie Holiday
Publicaci¨®n de un escrito autobiogr¨¢fico de la cantante norteamericana
"Mam¨¢ y pap¨¢ eran un par de cr¨ªos cuando se casaron. ?l ten¨ªa 18 a?os; ella, 16, y yo, tres". De este modo comienza el c¨¢ustico escrito autobiogr¨¢fico de Billie Holiday, una de las m¨¢s endiabladas cantantes de jazz, cuya dram¨¢tica vida y obra son hoy leyenda todav¨ªa cercana en la historia de la m¨²sica contempor¨¢nea. Este a?o, precisamente cuando se cumplen los 30 de su muerte, la esc¨¦ptica visi¨®n de la vida que llevaba dentro la cantante norteamericana ha sido publicada por Tusquets en la colecci¨®n Cuadernos ?nfimos.
Billie Holiday, nacida en Baltimore el 7 de abril de 1915, escupe recuerdos terribles de infancia, habla como si de una conversaci¨®n telef¨®nica se tratara, como si esperara respuesta del otro lado del tel¨¦fono, pero tambi¨¦n como si la respuesta del lector le importara poco. Y sus reflexiones en voz alta, porque ella siempre escribe en voz alta, carecen de pudor y gozan de lo escueto y de sentido pr¨¢ctico -en eso recuerda bastante a un diario-: "Tuve la oportunidad de convertirme en una fulana de 20 d¨®lares el polvo y acept¨¦". Tendr¨ªa entonces unos 15 a?os.Desorden y concierto
Eleanora, su aut¨¦ntico nombre, ten¨ªa todos los boletos de la mala fortuna para llevar una existencia triste y dif¨ªcil. Era pobre, era mujer de raza negra en un pa¨ªs segregacionista, y con una madre que s¨®lo le llevaba 13 a?os de edad. Y con intuici¨®n pesimista de que ellos, su familia, a pesar de ser cat¨®licos, carec¨ªan de ¨¢ngel de la guarda: "Pap¨¢ siempre quiso tocar la trompeta. Pero tuvo la mala suerte de que, cuando fue al Ej¨¦rcito, fue uno de los que respiraron gases t¨®xicos. Sospecho que si hubiera tocado el piano le habr¨ªan dado en las mano".
Pero, como ella misma apunta, "cuando eres pobre creces deprisa", y tal vez por eso decidi¨® enfrentarse a lo que le esperaba con una buena dosis de escepticismo y sarcasmo, sentimientos que impidieron en m¨¢s de una ocasi¨®n que cayera en el m¨¢s profundo des¨¢nimo.
Escribi¨® sobre sus recuerdos, con poco orden, pero con mucho concierto, en una de las muchas ocasiones en que intent¨® desengancharse de la droga, y el resultado fue un manifiesto clarividente de lo que supone vivir en la indigencia, ser perseguida como una criminal por ser adicta a la hero¨ªna y ver c¨®mo muchos deseaban humillarla -incluso cuando gozaba de fama- por tener su piel un tono oscuro. Es su autobiografia un escrito ¨¢cido. Pero su lamento goza en lo que escribe de esa bendita sorna de la que en algunas ocasiones son dotados los rebeldes.
"Que no me hablen de las pioneras que recorrieron los caminos en esos carromatos enfundados, entre monta?as plagadas de pieles rojas. Yo soy la chica que fue al Oeste en 1937 con 16 t¨ªos blancos. Artie Shaw y su Rolls-Royce. .., y las monta?as estaban plagadas de blancos chalados".
En su vida se empezaron a mezclar desde su m¨¢s terrible infancia fregoteos de 14 escaleras diarias con el goce de la m¨²sica de Louis Armstrong y Bessie Smith -las dos ¨²nicas voces que acepta hayan influido en su modo de cantar-. Aprendi¨® a comerciar con el cepillo y el jab¨®n Octagon. Cambiaba una buena limpieza por un rato de deleite escuchando a Armstrong y Smith en la victrola de Alice Dean. Alice regentaba un burdel, y fue all¨ª, en aquellos lugares, donde muchos blancos supieron por vez primera qu¨¦ era el jazz.
Billie Holiday creci¨® deprisa, deprisa. Su bisabuela muri¨® mientras dorm¨ªa junto a Billie. La ten¨ªa agarrada por el cuello y fue necesario romperle el brazo para deshacer el abrazo mortal. Sufri¨® un intento de violaci¨®n: "Una puta puede echarse 1.500 polvos al d¨ªa, pero no le gusta que nadie la viole. Es lo peor que puede ocurrirle a una mujer. Y a m¨ª me estaba ocurriendo a los 10 a?os".
Esta violencia le supuso el internamiento en una instituci¨®n cat¨®lica, en la que deb¨ªa permanecer hasta los 21 a?os. Dick, el hombre que intent¨® forzarla, fue condenado a cinco a?os. Su madre logr¨® sacarla de all¨ª con grandes esfuerzos y ayuda de blancos ricos para los que trabajaba.
"Puedes ir vestida de raso, con gardenias en los cabellos, y no ver una ca?a de az¨²car en kil¨®metros a la redonda y aun as¨ª seguir trabajando en una plantaci¨®n". Nunca olvidaba ni le dejaban olvidar a la raza a la que pertenec¨ªa.
"Entr¨¦ en la banda de Count Basie para ganar algo de dinero y ver mundo. Durante casi dos a?os no vi pr¨¢cticamente nada, salvo el interior de un autob¨²s Blue Goose, y nunca logr¨¦ enviar un c¨¦ntimo a casa". En una de sus giras con Basie le sucedi¨® una de sus an¨¦cdotas m¨¢s rid¨ªculas. Cuando estaba dispuesta a cantar con la banda, el due?o del local consider¨® que Billie se ve¨ªa m¨¢s clara que el resto de sus acompa?antes negros . Y para evitar jaleos entre el p¨²blico, porque si las luces no la enfocaban con acierto pod¨ªan llegar a confundirla con una mujer blanca, tuvo que salir al escenario untada de grasa. Esto suced¨ªa en Detroit. Bill¨ªe, al respecto, coment¨®: "Tal como dicen, en el mundo del espect¨¢culo no hay nada como el musical. Ten¨ªas que sonre¨ªr para no vomitar".
Droga, hambre, amor
Benny Godinan, Lester Young, Duke Ellington, Orson Welles, Count Basie, Artie Shaw se mezclaban en su vida con las "matronas blancas y gordas de la c¨¢rcel". Con los due?os de los locales donde actuaba, que la hac¨ªan entrar por la puerta trasera, y con las camareras que se negaban a servirle una cerveza en la barra de un bar. Tambi¨¦n formaban parte de su entorno esos blancos que aplaud¨ªan a rabiar cuando ella cantaba Strange fruil o Gloomy sunday. Y lo recuerda: "Cuando dije '... para que el sol los pudra', y despu¨¦s de un punteado en el piano agregu¨¦ "... para que el viento los azote', ataqu¨¦ esas palabras con m¨¢s fuerza que nunca".Pero era con su voz en donde encontraba la ¨²nica magia que le estaba permitida. Lo fabuloso de aquellos a?os para Billie era el modo de interpretar, como suced¨ªa cuando iba en la banda de Basie. Nunca leyeron una partitura y, sin embargo, todos formaban un "¨²nico sonido maravilloso en sus interpretaciones". Y a?ade: "En los dos a?os que estuve con la banda reunimos un repertorio de un centenar de canciones y todos llev¨¢bamos hasta la ¨²ltima nota en la cabeza'.
Pero su deseo no se realiz¨®: "Toda mi vida he deseado tener mi propio club. Un local peque?o en el que pueda entrar y me est¨¦n esperando mi piano, la bater¨ªa y una guitarra r¨ªtmica. Me gustar¨ªa que estuviese abarrotado con s¨®lo 125 personas... As¨ª de ¨ªntimo lo quiero".
Billie muri¨® en 1959, tres a?os despu¨¦s de la publicaci¨®n del libro. La droga acab¨® con la mujer que cant¨® las palabras hambre y amor como nadie lo hab¨ªa hecho.
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