La antigua risa
No se f¨ªen ustedes del t¨ªtulo, a la manera de Mu?oz Seca; dentro hay m¨¢s fuerza, la comicidad transcurre con m¨¢s dignidiad y m¨¢s eficacia. Y corre ese cierto morbillo de que no todo es risa, sino soledad, amor y desamor.Es teatro de antigua cepa en cuanto a la forma de estar construido. Es actual en cuanto muestra un lenguaje de hoy, m¨¢s bien madrile?o -sin ser madrile?ista-, y una situaci¨®n que corresponde a ciertas suposiciones de la modernidad. Los dos personajes masculinos tienen la edad que puede tener el autor -y m¨¢s o menos la de los actores-; tienen, por tanto, una fijaci¨®n sexual y amorosa por la mujer, pero se supone que la mujer -ahora- es l¨¢bil, azogada y que dispone con mayor facilidad del uso de su cuerpo.
Pares y Nines
De Alonso de Santos. Int¨¦rpretes: Gerardo Malla, Rafael ?lvarez El Brujo y Eufemia Rom¨¢n. Escenograf¨ªa de Mario Bernedo. Direcci¨®n: Gerardo Malla. Teatro Infanta Isabel, 20 de enero.
Situaci¨®n
Los dos hombres est¨¢n confusos y desorientados; enredados con dos mujeres. Una, invisible, que ha compartido alternativamente su vida con los dos. Otra, visible, la Nines del t¨ªtulo, que tiene 22 a?os y una frescura y una disponibilidad que atrae y desconcierta a los cuarentones. Como estamos en la caricatura, en el sainete, casi en el juguete c¨®mico, todos los excesos de la situaci¨®n son legales, sobre todo cuando las edades se duplican (entre otros antecedentes tiene el de L¨®pez Rubio: Veinte y cuarenta).M¨¢s que una comedia es una situaci¨®n. No termina, se interrumpe, como pod¨ªa haberse interrumpido en cualquier otro momento: lo hace puntualmente, cuando llega la hora de poner fin al espect¨¢culo. Quiz¨¢ eso sea un m¨¦rito: el de saber que lo propuesto no tiene soluci¨®n y que el enredillo seguir¨¢ adelante en ese tiempo y lugar en el que siguen viviendo los personajes de teatro hasta el fin de esta sociedad.
Esta nueva empresa tiene como base, adem¨¢s del autor, a dos excelentes actores: Rafael ?lvarez El Brujo y Gerardo Malla (tambi¨¦n director). El Brujo viene de descubrirse ante el p¨²blico grande -el de los teatros independientes ya se lo sab¨ªa- con La taberna fant¨¢stica; como hac¨ªan los antiguos actores c¨®micos, tiene su propio registro de voces, sus saltos c¨®micos del agudo al grave, la colocaci¨®n de frases estudiada, y es de una gran eficacia.
No queda peor Gerardo Malla: forman en este caso una gran pareja que parece destinada a enfrentarse o complementarse. La muchacha, la de los 22, es Eufemia Rom¨¢n, y es un cuerpo que maneja con desparpajo el semidesnudo y a la que quiz¨¢ la direcci¨®n, y con seguridad su escaso dominio, convierten m¨¢s en contorsionista que en expresiva. Su papel la incita sin duda pero la voz, la distinci¨®n entre palabras, el sonido, la proyecci¨®n, son cosas que no se pueden sustituir. No est¨¢ excluido que las aprenda.
El p¨²blico estaba ya excitado antes de entrar en el teatro por los nombres de Alonso de Santos y de El Brujo; estaba compuesto de profesionales y de aficionados. Las ovaciones estallaron a cada escena, las risas no cesaron y el final fue de aplausos estruendosos. A pesar del condicionamiento del p¨²blico de estreno, se sabe cu¨¢ndo una obra gusta de verdad o cu¨¢ndo es por cortes¨ªa o bondad: ¨¦sta gust¨®.
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