Otra 'Operaci¨®n Ubu', "si us plau"
El Teatre Lliure nace, en diciembre de 1976, como una cooperativa privada "con vocaci¨®n de teatro p¨²blico". Vocaci¨®n y no m¨¢s, porque en 1976, dado el desarrollo de las instituciones p¨²blicas de Catalu?a, de la Catalu?a vencida y humillada en 1939 -algunas de ellas, todav¨ªa harto problem¨¢ticas-, el teatro p¨²blico no pod¨ªa ser m¨¢s que eso: una vocaci¨®n.El Lliure es, pues, el teatro de la transici¨®n, y en este caso concreto, de una transici¨®n ejemplar. Por diversas razones. Pero sobre todo por una: el Lliure aglutina una gran parte de la memoria teatral de Catalu?a, una memoria lejana y muy pr¨®xima a la vez. Basta con citar algunos de los nombres de sus fundadores y sus curr¨ªculos respectivos: Fabi¨¤ Puigserver, nacido en Olot en 1938; exiliado con sus padres en Francia, estudia escenografia en Polonia; lo encuentro en la Escola d'Art Dram¨¢tic Adri¨¤ Gual; lo reencuentro en los Estudis Nous de Teatre, una escuela creada por Pep Montany¨¨s -hasta hace muy poco, director del Institut del Teatre (dependiente de la Diputaci¨®n barcelonesa) y hoy vinculado en cuerpo y alma al Lliure- y Albert Boadella. Fabi¨¢ Puigserver, gran se?or del teatro catal¨¢n, con una ¨¦tica profesional y unos conocimientos de las entra?as del teatro que nadie, absolutamente nadie, le discute.
Carlota Soldevila. Hija de Carles Soldevila y sobrina de su hermano Ferran. Memoria lejana, relativamente lejana, de la escena catalana. Carlota, fundadora, con su t¨ªo, de la Agrupaci¨® Dram¨¢tica de Barcelona, la que estren¨® Primera historia d'Esther, de Salvador Espriu, y fue, en el mes de diciembre de 1963, borrada del mapa, despu¨¦s de dos memorables representaciones de L'¨°pera de tres rals (Brecht en versi¨®n de Pere Quart, nombre de guerra del poeta y ciudadano Joan Oliver), por orden -ordeno y mando- del a la saz¨®n gobernador civil de Barcelona. Carlota Soldevila, fundadora tambi¨¦n de la compa?¨ªa Els Joglars.
Llu¨ªs Pasqual, un chico de Reus, un Patrice Ch¨¦reau de la terra ferma, que hace y monta teatro en las aulas escolares -como har¨ªa Ch¨¦reau en Louis le Grand-, que se da a conocer con un espect¨¢culo sobre la Setmana tr¨¢gica, homenaje al Th¨¦¨¢tre du Soleil que Llu¨ªs acababa de ver en Par¨ªs, y encuentra definitivamente su teatro presenciando el Goldoni maravillosaniente montado, redescubierto por Giorgio Strehler. Llu¨ªs Pasqual, actual director del Centro Dram¨¢tico Nacional (Mar¨ªa, Guerrero), que en la pr¨®xima temporada montar¨¢ Como gust¨¦is (Al vostre gust, uno de los grandes ¨¦xitos shakespearianos del Lliure) en la Com¨¦die Fran?aise, invitado por Antoine Vitez, con los nietos de la tropa de Moli¨¦re.
Anna Lizaran, la primera actriz del Lliure. Hija de Esparreguera, la de La Pasi¨® -primera memoria del teatro catal¨¢n-; heredera, pues, del teatro de aficionados, teatro familiar, teatro c¨ªvico -toda Esparreguera vive y participa en La Pasi¨®-; Anna Lizaran, presente en los primeros espect¨¢culos de Els Comediants; Anna, la Lizaran como se la conoce en Catalu?a-, que se marcha a Par¨ªs, a la escuela de Lecocq, a aprender lo que aqu¨ª nadie le ense?a.
?sa es la gente del Lliure, teatro con vocaci¨®n de teatro p¨²blico, un teatro no oficial, no dependiente de los caprichos -personales o pol¨ªticos- de las administraciones que deben apoyar econ¨®micamente su proyecto, su futuro. Un teatro que es memoria y que al mismo tiempo se abre, como ning¨²n otro, a esa Europa que nos mira -estamos en 1976- con bastante y al parecer justificado recelo. Y se abre a trav¨¦s de Lecocq, de la escuela escenogr¨¢fica polaca, de Strehler ... ; pero, ante todo, proponiendo un teatro libre y p¨²blico, que es lo que quiere un amplio sector de las gentes de Barcelona -y no s¨®lo de Barcelona- que se ha mostrado fiel a aquella Agrupaci¨® Dram¨¢tica, a aquella Adri¨¢ Gual, s¨ªmbolos clar¨ªsimos de una resistencia cultural. El Lliure es, pues, en 1976, y lo sigue siendo hoy d¨ªa, la memoria teatral de un pa¨ªs, que se quiere libre, p¨²blica, abierta al mundo.
El lector conoce la brillante carrera mantenida por el Teatre Lliure desde su inauguraci¨®n; el mont¨®n de galardones cosechados por el peque?o teatro del barcelon¨¦s barrio de Gr¨¢cia; c¨®mo conoce sobradamente sus reiterados deseos de crecer, su aspiraci¨®n a hacerse con un espacio singular -la plaza de toros de Las Arenas- donde mostrar a un p¨²blico, que desborda ya las 300 localidades de la sala, sus creaciones m¨¢s la actividad de la orquesta de c¨¢mara del teatro y la compa?¨ªa de danza de Cesc Gelabert, vinculada desde hace alg¨²n tiempo al Lliure.
Deseos que, por el momento, no han recibido, por parte de las instituciones p¨²blicas catalanas, una respuesta efectiva, pese a la creaci¨®n de la Fundaci¨®n Teatre Lliure-Teatre P¨²blic, en la que figuran destacadas personalidades de la vida cultural del pa¨ªs.
Pero a¨²n hay m¨¢s. El Lliure "amenaza", dicen algunos gerifaltes del presidente Pujol -?c¨®mo va a amenazar el Lliure, cuando el amenazado, y c¨®mo, es ¨¦l?- con suspender su actividad y clausurar el local mientras no se re¨²nan las instituciones p¨²blicas (Generalitat, Ayuntamiento y Diputaci¨®n) para actualizar las subvenciones a la sala.
La historia es vieja. "Vosotros, cuando no hac¨¦is teatro, ?a qu¨¦ os dedic¨¢is?", les dijo el presidente Pujol a los miembros de Dagoll-Dagom tras el estreno, en el Centre Dram¨¢tic (Romea), de Nit de Sant Joan. Demasiado vieja. "Qu¨¦, Sagarra, ?hac¨¦is versos todav¨ªa?", le preguntaba un personajillo catal¨¢n del franquismo, hoy debidamente reciclado, a mi padre, cuando sus traducciones de Shakespeare deb¨ªan estrenarse en casas particulares, porque el general hab¨ªa condenado al silencio -eran los a?os cuarenta- al teatro catal¨¢n y a tantas, tantas, otras cosas.
Es la historia de siempre. La historia de la Feria de Muestras, que se queda con Las Arenas -money, money-,- la historia del pol¨ªtico que ve al c¨®mico como ese tipo que se acuesta y se levanta tarde, que amenaza y, si se tercia, hace pupa -Operaci¨® Ubu, de Bo¨¢della, fue estrenada en el Ll¨ªure-; la historia de un pa¨ªs con una clase pol¨ªtica dominante (Converg¨¨ncia i Uni¨®) que a¨²pa un teatro cortesano (Flotats) al que el Lliure, memoria, futuro, obra ben Jeta, con una programaci¨®n impecable, molesta (lo dec¨ªa d¨ªas atr¨¢s, en estas p¨¢ginas, Montserrat Caball¨¦).
En resumidas cuentas, el Lliure est¨¢ pagando su libertad, su vocaci¨®n de teatro p¨²blico -de todos y de nadie-, su ejemplaridad. El Lliure interpreta hoy el papel -y esperemos que no sea el ¨²ltimo- que por su memoria, su presente y su futuro, su honestidad y su gran calidad le corresponde: el viejo papel de un teatro que baja el tel¨®n, traicionado, pero con la gente en la calle, esas 300 personas -muchas m¨¢s, claro est¨¢- que no se resisten a perderse el espect¨¢culo. ?Para cu¨¢ndo la segunda Operaci¨® Ubu?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.