Friedrich D¨¹rrenmatt muda de piel
El dramaturgo que abandon¨® el teatro asiste en Madrid al estreno de 'Frank V'
Un hombre mayor llega a pasitos cortos hasta el centro del vest¨ªbulo y comenta: "Qu¨¦ hotel m¨¢s complicado". Su aspecto podr¨ªa ser el de un banquero que se dispone a pasar un fin de semana en Madrid, pero tras las gruesas gafas de tecn¨®crata los ojos azules sonr¨ªen con picard¨ªa. Es Friedrich D¨¹rrenmatt, el escritor suizo de 67 a?os, veterano candidato al Nobel que, tras dejar el teatro de lado, ha roto su costumbre de no acudir a sus estrenos y asistir¨¢ el viernes en Madrid al de su legendxio Frank V, "una par¨¢bola sobre la sociedad", advierte, y no la farsa sobre el mundo de dinero que muchos ven en ella. "Nunca he estado en un teatro espa?ol", explica. "Soy como una serpiente que va mudando de piel".
D¨¹rrenmatt no se corresponde en absoluto con el sarcasmo que cruza por su mundo imaginario, que a menudo se suele comparar con el de Brecht. "Es un error" dice: "Yo no soy un ide¨®logo. Brecht crey¨® que el hombre hab¨ªa dominado la naturaleza y que por lo tanto ya se pod¨ªa cambiar el mundo. Ahora sabemos que el mundo es m¨¢s fuerte de lo que cre¨ªamos..." Dicen las cr¨®nicas que D¨¹rrenmatt se distanci¨® de Brecht, de quien era amigo, tras una discusi¨®n sobre cigarros brasile?os y cubanos. "?S¨ª?", pregunta muy interesado por la historia. "Es posible. Yo suelo hablar en par¨¢bolas. A menudo la gente no entiende la iron¨ªa".Lo de par¨¢bola vuelve una y otra vez a lo largo de una prolongada conversaci¨®n con quien piensa que hay tres tipos de escritores: los que hablan de s¨ª mismos, los que hablan de la sociedad, y los que hablan en ejemplos o par¨¢bolas, que son los de nuestro tiempo. Es en D¨¹rrenmatt un concepto amplio en el que cabe toda su obra: ¨¦l escribe en par¨¢bolas, seg¨²n su propia definici¨®n, lo mismo que Kafka, que cita con aut¨¦ntico respeto con una a que parece una o, lo mismo que Musil, al que considera m¨¢s importante que Thomas Mann, lo mismo que Samuel Beckett o Borges.
Hace unos a?os D¨¹rrenmatt protagoniz¨® un cierto esc¨¢ndalo al hablar con cierta acidez sobre algunos de sus colegas a la revista Playboy. "Bueno, aquello no era demasiado serio", dice hoy, y se r¨ªe como quien recuerda una trastada. Pero a?ade: "No se puede decir que haya le¨ªdo entero un libro de Gunther Grass. Es importante que existan escritores como ¨¦l pero a m¨ª no me interesa. Sus descripciones no son la forma con que se puede hablar del mundo de hoy".
Dramaturgo sin teatro
Lo cierto es que D¨¹rrenmatt no lee ni a Grass ni a casi ning¨²n literato. Lee ciencia, en la que parece bastante puesto y de la que habla con entusiasmo. "No entiendo que hoy se pueda escribir sin conocer el debate que se est¨¢ llevando a cabo en la ciencia. Las matem¨¢ticas y las humanidades se mantuvieron siempre separadas en la historia, y ahora estamos descubriendo que en ¨²ltima instancia es el mismo pensamiento". D¨¹rrenmatt comenz¨® a escribir literatura cuando ya llevaba un tiempo en la filosof¨ªa, campo que nunca ha abandonado. Ahora se interesa sobre todo por la matem¨¢tica, la f¨ªsica y la astronom¨ªa. Ah¨ª surge de nuevo la par¨¢bola: "La novedad de Einstein es que no observ¨®, sino que pens¨®, y ahora estamos comprobando que la realidad encaja en lo que ¨¦l dedujo".El autor de La visita de la vieja dama, Frank V, Los f¨ªsicos o Proceso por la sombra de un burro ya no escribe teatro. "Lo dej¨¦", dice. "Ya no tengo necesidad ni perspectiva de escribir teatro. Es fant¨¢stico".
Parece que lo dice de verdad satisfecho, aunque los matices en su forma de expresarse son sutiles. Se ha repantingado en una silla desde la que domina el bar del hotel, ha preguntado qu¨¦ se bebe a esa hora en Espa?a, ha estado de acuerdo en intentar un jerez seco, y desde entonces mira al fondo, sostiene la copa por el tallo y habla un franc¨¦s de suizo alem¨¢n en un murmullo que apenas oscila en el pentagrama y que obliga a inclinarse. Las pasiones se le adivinan en los ojos y, sobre todo, en la extensi¨®n de las parrafadas. Quien le conoce dice que con el trato es muy abierto.
"Cuando Yo comenc¨¦ a hacer teatro apenas hab¨ªa ninguna ayuda y las obras duraban en cartel dos o tres semanas. Hoy da lo mismo que una obra funcione o no: las subvenciones [se refiere a las otorgadas para el teatro en alem¨¢n] son alt¨ªsimas". No existe ur a raz¨®n definitiva y trascendente con la que D¨¹rrenmatt intente justificar su abandono del teatro. Simplemente dice que los actores hacen teatro de una forma que ¨¦l ya no entiende, y que no encuentra directores de su gusto.
El frac del jefe
Frank V, la obra que estrena el vierr es el Centro Dram¨¢tico Nacional en un Madrid en el que desde hace un tiempo los banqueros encabezan el reparto, fue escrita para conmemorar los 25 primeros a?os de un importante teatro de Zurich. Es una par¨¢bola en torno a un banquero, Frank V, que es un aut¨¦ntico delincuente pc ro al tiempo quiere que su hijo sea un hombre bueno. Frank VI ser¨¢ un banquero pol¨ªtico. "Nuestra vida est¨¢ llena de ese tipo de situaciones", dice D¨¹rrenmatt, que dice haber elegido una organizaci¨®n jer¨¢rquica, como es un banco, para hablar de toda la sociedad.En 1980 la obra fue revisada por su autor, que adem¨¢s de limar, propuso otros finales. Seg¨²n D¨¹rrenmatt, donde mejor entienden la obra es sistem¨¢ticamente en el Este. En cierta ocasi¨®n, en Polonia, el director visti¨® al jefe de personal del banco con un frac rojo. "Nunca he visto a un jefe de personal con un frac rojo", coment¨® D¨¹rrenmatt al verlo. El director le hizo comprender lo que significa el rojo hoy en Polonia. "La justicia se ha vuelto una farsa en Rusia, de la misma manera que la libertad es una farsa en Am¨¦rica, donde los hombres de negocios, como George Shultz, compran los puestos en el gobierno".
Babelia
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