Un toque de distinci¨®n
Los vecinos de La Moraleja, la urbanizaci¨®n m¨¢s lujosa de Madrid, quieren segregarse de Alcobendas
El centro comercial de La Moraleja est¨¢ de rebajas. Se anuncian vestidos de 17.400 pesetas a 8.700, y blusas a 7.900. En los avisos hay rese?as de padres que buscan pedagogos y de vecinos que quieren comprar una acci¨®n del club de golf. Isabel Tocino y Juan de Arespacochaga, diputados del PP; Carlos Bru, eurodiputado del PSOE, y el ex ministro Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez de Letona pueden coincidir tomando una copa en Jos¨¦ Luis o cruzarse en alguno de los 70 kil¨®metros de calles con Alfonso Esc¨¢mez, Roc¨ªo Jurado, Myriam de la Sierra o Encarna S¨¢nchez. De La Moraleja y de la cercana urbanizac¨ª¨®n de El Soto han salido 2.300 r¨²bricas pidiendo la segregaci¨®n de Alcobendas. Quieren ser independientes.
Salvador, un joven industrial con un terrenito en La Moraleja, est¨¢ negro. Discute con la empleada del Ayuntamiento de Alcobendas que le atiende: "Pero si he pedido la licencia de obras, ?c¨®mo me cobran 600.000 pesetas de impuestos por tener el solar sin edificar?". Salvador quer¨ªa tomarse un respiro econ¨®mico antes de construir el chal¨¦. El terrenito le sali¨® por un pico. "Ojal¨¢ consigamos la segregaci¨®n", a?ade.En La Moraleja no puede residir cualquiera. Un chalecito adosado cuesta entre 36 y 53 millones de pesetas. Peccata minuta para las personas muy especiales que pueden elegir una casa de 500 metros cuadrados por la nada desde?able cantidad de 109 millones de pesetas. Los que tienen gustos personales y prefieren construirse su propio chal¨¦ tienen terreno libre a 125 millones de pesetas la hect¨¢rea. "Pues creo que los Thyssen se han comprado una parcela con pista de aterrizaje para helic¨®pteros", declara una vecina. El bar¨®n y la baronesa son los ¨²ltimos inquilinos en llegar.
La bestia negra, para los vecinos de La Moraleja, es el Ayuntamiento de Alcobendas. El alcalde, Jos¨¦ Caballero, haciendo uso de las facultades que la ley le confiere, no ha desaprovechado la ocasi¨®n para ingresar un extra con el impuesto suntuario, que deben cotizar aquellas residencias cuyo valor catastral sea superior a 10 millones. En La Moraleja, y en bastante menor medida en El Soto, hay 1.104 viviendas que cumplen este requisito Las 10 m¨¢s suntuarias pagan por este concepto entre 290.000 y 558.000 pesetas anuales.
Ahora la guerra ha estallado.
Desde hace una semanas, los vecinos de La Moraleja y de El Soto piden la segregaci¨®n del t¨¦rmino municipal de Alcobendas y de su Ayuntamiento. Una intenci¨®n que al presidente de la Comunidad Aut¨®norna de Madrid Joaqu¨ªn Leguina, le pareci¨® escandalosa. "Un partido de izquierdas no puede asumir esta pretensi¨®n. Por ese camino se podr¨ªa segregar de Madrid hasta la calle de Serrano".
Impuestos sin servicios
Los independentistas, capitaneados por Gabriel del Valle, vecino de La Moraleja, contraatacan: "Pagamos impuestos a un Ayuntamiento que no nos presta ning¨²n servicio". En La Moraleja y El Soto vive el 14% de la poblaci¨®n empadronada en Alcobendas. Sin embargo, aportan el 40% de lo que el Ayuntamiento recauda en concepto de contribuci¨®n. Y es que su extensi¨®n casi cuadruplica a la del casco urbano del pueblo. "Cualquier servicio dado en las urbanizaciones cuesta 10 veces m¨¢s", afirma Jos¨¦ Caballero. "Un cami¨®n de basura, por ejemplo, debe recorrer 60 kil¨®metros para dar servicio a 7.000 personas".Para Caballero, la actitud de los vecinos de La Moraleja y El Soto es, cuando menos, insolidaria con los 50.000 habitantes que viven en el casco urbano del pueblo en apenas 200 hect¨¢reas.
No existe instalaci¨®n p¨²blica alguna en La Moraleja ni en El Soto porque, seg¨²n el alcalde, hasta ahora no ha habido demanda. Ya sea por esto o porque, como dicen los vecinos, el Ayuntamiento no se ha preocupado nunca, la educaci¨®n, la sanidad y el ocio de los vecinos est¨¢n cubiertos con colegios, cl¨ªnicas y clubes deportivos privados
"Pero se van a construir dos institutos en una zona muy pr¨®xima a las urbanizaciones. Adem¨¢s, el nuevo polideportivo municipal est¨¢ m¨¢s cerca de El Soto que de ninguna otra zona del pueblo", explica Caballero.
Los vecinos, sin embargo, son cr¨ªticos con la actuaci¨®n municipal. Se quejan de que no aparece la Polic¨ªa Municipal, de que no se arreglan las calles, de que no se recoge la basura, de que... El alcalde opina: "No hay raz¨®n para que Alcobendas pague el arreglo de los baches de unas calles que s¨®lo utilizan ellos. En cuanto al servicio de recogida de basura, los vecinos de La Moraleja quisieron asumirlo ellos, por lo que s¨®lo recogemos la de El Soto. A esta urbanizaci¨®n, adem¨¢s, le subvencionamos con cuatro millones anuales para ayudarles a pagar el alumbrado. En cuanto a la vigilancia, la polic¨ªa patrulla constanternente".
Las dos urbanizaciones funcionan internamente con una comunidad de vecinos muy especial, denominada Entidad de Conservaci¨®n. A trav¨¦s de este organismo, que fue pionero en Espa?a, se organizan los servicios de transporte colectivo, de recogida de basura, etc¨¦tera. Se han organizado como si de una miniciudad se tratara.
Segregaci¨®n cara
Pero el Ayuntamiento no est¨¢ dispuesto a rendirse, aun a pesar de que no sea precisamente ¨¦sta una zona donde predomine el voto socialista. En las pasadas elecciones, el Grupo Popular consigui¨® cinco de sus siete concejales all¨ª. El argumento que va a utilizar el equipo de gobierno para intentar apagar el foco independentista es ¨¦ste: "La segregaci¨®n les va a resultar m¨¢s cara. Por ejemplo, el nuevo ayuntamiento, de constituirse, deber¨ªa asumir parte de la deuda actual de Alcobendas", declara Antonio P¨¦rez, concejal de Urbanismo. La deuda municipal est¨¢, seg¨²n el PP, en 2.000 millones de pesetas.Pero este argumento no amilana a los segregacionistas, que intentan conseguir la mitad m¨¢s una de las firmas de los vecinos para que, al menos, su asunto se trate en la Asamblea de Madrid.
De momento, ning¨²n partido se ha propuesto apoyarles. Ni siquiera el Popular. En juego est¨¢ un terreno cuya p¨¦rdida no perdonar¨ªan los viejos del lugar porque en el territorio de la discordia se encuentran dos s¨ªmbolos de identidad de Alcobendas: los antepasados enterrados en el viejo cementerio y la ermita de la patrona.
Los separatistas, pueden, sin embargo, contar con el apoyo de la Compa?¨ªa Telef¨®nica, que desde hace a?os, y por su cuenta y riesgo, otorga a a La Moraleja un toque de distinci¨®n al reconocerla como independiente en sus gu¨ªas telef¨®nicas.
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