Entrevista

El presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, tuvo una entrevista de 35 minutos con el vicepresidente de Estados Unidos, Dan Quayle. Hablaron de la crisis que atraviesa el sur del continente americano, de la extra?a situaci¨®n en Centroam¨¦rica, de la necesidad de buscar alguna salida a la deuda exterior porque se podr¨ªa caer en la demagogia populista ante la falta de soluciones y perspectivas.Pues s¨ª que les cundi¨®. Normalmente 35 minutos no dan para tanto, aparte de que una entrevista no es s¨®lo la entrevista. Nadie irrumpe en una habitaci¨®n diciendo: "El sur del continente americano atraviesa una dificil crisis, es extra?a la situaci¨®n en Centroam¨¦rica...". Se supone que los interlocutores empiezan por saludarse seg¨²n las reglas del Juanito: "Buenas tardes nos d¨¦ Dios. Celebro verle tan serrano. ?Y su santa esposa?". "Como una emperadora. ?La suya sigue bien?". "Felic¨ªsima, en sentido etimol¨®gico. ?Qu¨¦ tal se encuentra el se?or Bush?". "Hecho un t¨ªo. Le dej¨¦ eligiendo la nueva tapicer¨ªa del Despacho Oval. ?Y el Rey?". "Lo mismo, excepto en lo de la tapicer¨ªa. Oiga, ?nos sentamos o nos vamos a pasar los 35 minutos de pie? Es que llevo un tute de entrevistas que no vea".

En todo esto emplean por lo menos cinco minutos y en la despedida otro tanto, pues tampoco es propio abandonar la habitaci¨®n diciendo: "... Se podr¨ªa caer en la demagogia populista ante la falta de soluciones y perspectivas", y pegar un portazo. Quedan 25 minutos, y asombra que den para hablar de Am¨¦rica, sus situaciones y sus deudas, con lo despacito que pronuncia Quayle y la labia que se gasta Gonz¨¢lez. Distinto ser¨ªa Fraga, que convierte 25 minutos en 50 por el procedimiento de engullir s¨ªlabas. Fraga dir¨ªa: "Contintamericano nesita slida deuxterna, porqntrario spidr¨ªa caer enmagogia pulista y punto". Claro que Quayle podr¨ªa hacerse un l¨ªo y as¨ª es como empiezan las peleas. S¨®lo los hombres de Estado saben tener entrevistas de 25 minutos y explicar a la salida que han dado un repaso al mundo. Como quien no quiere la cosa, vaya.