El Atl¨¦tico 'perdon¨®' al Athletic en el segundo tiempo
![Santiago Segurola](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe505581b-3596-4161-bc77-1816c8c68bf7.png?auth=d22627484165dfcb062103e8d1fdebeb92a54c13220f4fd6553111e786e168fa&width=100&height=100&smart=true)
El Atl¨¦tico de Madrid se person¨® en la catedral con casi todas las virtudes que adornan a los buenos equipos de f¨²tbol, pero su inventario present¨® el hueco que marca la diferencia: el instinto criminal. En un partido que en algunos instantes se anunci¨® memorable, el equipo de Addison se adelant¨®, aguant¨® la tormenta bilba¨ªna y se creci¨® en el segundo per¨ªodo, cuando el Athl¨¦tic ca¨ªa por la erosi¨®n de un esfuerzo tremendo. Toda esta solidez no se concret¨® en el marcador. El Atl¨¦tico de Madrid careci¨® del poder de decisi¨®n, de la capacidad para derrumbar a un adversario que suplicaba el final del partido. Incluso cuando no estuvo en su mano, el Atl¨¦tico de Madrid estuvo hu¨¦rfano de ayuda en el ¨¢rea. En el ¨²ltimo minuto, And¨²jar, que hab¨ªa cumplido un buen arbitraje, ignor¨® una mano meridiana de Andrin¨²a en el ¨¢rea bilba¨ªna.Los dos equipos fueron fieles a su historia, por lo menos mientras sostuvieron sus reservas f¨ªsicas. Los bilba¨ªnos decidieron que el partido deb¨ªa ganarse al asalto, f¨ªsicamente. El Atl¨¦tico de Madrid instal¨® su estrategia sobre el poder de su contragolpe. Decantado sobre estas bases, el encuentro ofreci¨® instantes excepcionales en la primera mitad. Entonces, el f¨²tbol apareci¨® con toda su ,grandeza. La belleza se reflejaba en las escapadas poderosas del novato Est¨ªbariz, en la concentraci¨®n de Andrin¨²a y en la habilidad el¨¦ctrica de Futre. Por opuestos que fueran, los conceptos se manifestaban con solidez y car¨¢cter, como se vio en los dos goles del partido.
En el primero, Futre se hizo gas en una carrera espl¨¦ndida por la. banda izquierda. La defensa bilba¨ªna, muy adelantada tras una jugada de ataque, qued¨® a merced de la velocidad del. portugu¨¦s, que lleg¨® hasta la l¨ªnea de fondo y envi¨® raso a Baltazar, solo frente a la cueva.
El Athl¨¦fic respondi¨® con un juego veloz, trepidante en los ¨²ltimos metros. Las recuperaciones de bal¨®n eran continuas, en cualquier parcela, incluso en las posiciones m¨¢s desfavorables. En una de estas ocasiones impensables Est¨ªbariz perdi¨®, luch¨®, y termin¨® por rescatar un bal¨®n junto al bander¨ªn. El joven aprendiz cedi¨® el bal¨®n hacia atr¨¢s, donde apareci¨® Salinas, que envi¨® una banana mortal hacia la cabeza de Uralde.
El delirio en la catedral se acompa?¨® de unos minutos extraordinariamente intensos. Ante la sorpresa general, el Athl¨¦tic comenz¨® a hilar unas combinaciones de v¨¦rtigo, con el bal¨®n casi siempre sobre el piso. La marea culmin¨® mediada la primera parte con un remate al poste de Mendiguren. Pese a la tromba, el Atl¨¦tico de Madrid no se retir¨® a su ¨¢rea. Cada una de sus escapadas amenazaba la porter¨ªa de Biurrun. Esta estrategia de disuasi¨®n oblig¨® al Athl¨¦tic a trabajar por todo el campo, y, por ¨²ltimo, a desfondarse en su in¨²til intento de tramar el juego, las carreras y la vigilancia a los r¨¢pidos delanteros de Addison.
Como se anunciaba, el Athl¨¦tic sufri¨® una erosi¨®n brutal en la segunda parte. Garitano y Salinas reci¨¦n salidos de sus lesiones, se debilitaban por momentos, y la banda derecha perdi¨® finalmente toda su potencia, hu¨¦rfana de balones. Las circunstancias se ofrecieron desde entonces favorables al Atl¨¦tico de Madrid, a pesar del hueco que present¨® su banda derecha tras la lesi¨®n de Torrecilla. Esta ausencia estuvo paliada por el espacio que encontraron Marina, Manolo y Futre para bordar la madeja.
La pelota se volvi¨® con soltura ante el cansancio de los bilba¨ªnos, que padecieron las r¨¢fagas vibrantes de Futre por las bandas. En una de sus cabalgadas, el portugu¨¦s se adelant¨® de nuevo hasta la l¨ªnea y brind¨® el regalo a Baltazar, que, siempre tan atento a las ense?anzas de la Biblia, mostr¨® la virtud de la compasi¨®n. Solo ante el portero, envi¨® fuera. De todos los piadosos, el m¨¢s impensado fue Baltazar.
La oposici¨®n a Gil
Por otro lado, un numeroso grupo de socios del Atl¨¦tico se reuni¨® ayer en un restaurante madrile?o para dise?ar una estrategia de oposici¨®n al actual presidente del club, Jes¨²s Gil. A la reuni¨®n asistieron, entre otros, Vicente Calder¨®n -hijo del fallecido ex presidente del club-; ex directivos como V¨ªctor Mart¨ªnez, Javier Castedo, ?ngel Lim¨®n y Mariano Campo; uno de los precandidatos en las ¨²ltimas elecciones, Manuel Herrero, y ex jugadores como G¨¢rate y Navarro. En una primera declaraci¨®n de intenciones, este grupo anuncia que su primer objetivo ser¨¢ acudir a la subasta de los trofeos y otros bienes del. Atl¨¦tico, que se celebrar¨¢ el pr¨®ximo 16 de marzo por impagos a la Seguridad Social.
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