Filigrana pura

Un cantante veterano (49 a?os de edad) y de carrera tard¨ªa public¨® su primer disco a los 35 a?os, arm¨® el taco en Madrid y puso un Pabell¨®n de Deportes boca abajo con un concierto que fue un encaje de bolillos. Con una m¨²sica que mezcla varios estilos, Al Jarreau consigui¨® la participaci¨®n de un p¨²blico entregado como si de un concierto de rock se tratase, y alcanz¨® momentos de una comunicaci¨®n verdaderamente emocionantes. Fue un concierto excepcional.Jarreau bas¨® la actuaci¨®n en sus portentosas facultades vocales, que abarcan una ampl¨ªsima tesitura y las utiliza no s¨®lo como un instrumento, sino como toda una orquesta: percusiones, vientos y toda la gama de cuerdas -desde el viol¨ªn al contrabajo- fueron recreadas por su voz en los momentos m¨¢s expresivos del concierto.

El cantante tiene asegurado el ¨¦xito con la simple exhibici¨®n de sus facultades, pero afortunadamente no abus¨® en la simple explotaci¨®n de sus dones naturales.

El ¨¦xito de Jarreau significa tambi¨¦n la habilidad para conjugar lo evidente y lo imaginativo, lo sencillo y lo perfecto, lo comercial y el riesgo art¨ªstico. Adem¨¢s de reunir estas caracter¨ªsticas, el norteamericano ofreci¨® un espect¨¢culo intachable en cuanto a escenograf¨ªa, luces y sonido, capaz de competir con los de cualquier estrella del rock.

Imaginativo y perfecto

La m¨²sica de Jarreau es un ejercicio constante de equilibrio entre lo imaginativo y lo perfecto. Conect¨® con el p¨²blico a trav¨¦s de canciones de ¨¦xito -con ritmos claros y melod¨ªas sencillas-, pero tambi¨¦n enganch¨® con planteamientos mucho m¨¢s complejos, basados en ritmos de amalgama y, arreglos de enorme complejidad. Sus cualidades como cantante, int¨¦rprete, actor y showman le permiten hacer asequible lo dificil, tratar al p¨²blico de t¨² a t¨² y hacerle cantar, bailar, improvisar y mil cosas m¨¢s, incorpor¨¢ndolo al concierto con sencillez, simpat¨ªa y naturalidad. Con Al Jarreau en el escenario, cada instante es un compendio m¨²sicas diferentes, interpretado por nueve m¨²sicos magn¨ªficos que tienen la libertad necesaria para demostrar sus excelencias como improvisadores sin alterar el ritmo del espect¨¢culo ni caer en la monoton¨ªa. La compenetraci¨®n de estos m¨²sicos, de los que resulta dificil destacar a nadie, con Al Jarreau resulta otro de los grandes atractivos de su m¨²sica. Involucrados totalmente en el espect¨¢culo, tanto desde el punto de vista musical como coreogr¨¢fico, permite al cantante desarrollar plenamante su estilo: unas l¨ªneas mel¨®dicas claras y asequibles, basadas en el jazz, a partir de las cuales sus acompa?antes tejen una sofisticada tela de ara?a en la que todo es posible. Esta diversidad ofrece innumerables focos de ¨¢tenci¨®n que prenden en el espectador, at¨®nito ante la fuerza y elegancia de -un planteamiento sin aparente posibilidad de error. Fue un concierto perfecto, donde la m¨²sica se convirti¨® en filigrana pura.