Entre la vida, la muerte y el amontillado

Tres cuentos, tres, tres peque?as pel¨ªculas componen hoy el ciclo de Roger Corman: Historias de terror, inspiradas en Poe (libremente, como siempre; tan libremente, que una de ellas, El gato negro, es la fusi¨®n del El gato negro y El tonel de amontillado) e interpretadas las tres por el habitual Vincent Price.La primera, Morella, es un relato g¨®tico de amor y necrofilia; la segunda, y probablemente la mejor, es la aqu¨ª referida entre par¨¦ntesis; en ella, Corman carga el acento en el humor: memorables Vincent Price y Peter Lorre compitiendo en una degustaci¨®n de vinos, una exhibici¨®n de las dotes histri¨®nicas del primero y de la capacidad del segundo de actuar casi exclusivamente con los ojos.

La tercera, en fin, nos retrotrae en algo a La obsesi¨®n de la pasada semana, pues su tema viene a ser el estado catal¨¦ptico de un moribundo, el se?or Valdemar, en alg¨²n lugar entre la vida y la muerte, en un tiempo suspendido. El conjunto -escrito por Richard Matheson- revela el sello caracter¨ªstico de los productos de Corman, y quien haya seguido los tres cap¨ªtulos precedentes del ciclo sabr¨¢ por d¨®nde van los tiros.

La programaci¨®n del domingo la completan Tornento, exquisita -en el sentido de bien ambientada, fidelidad a la atm¨®sfera y a los personajes- adaptaci¨®n, por Pedro Olea, de la novela de Gald¨®s de estilo naturalista y limpias tipolog¨ªas; El hijo de la furia, agradable melodrama de aventuras con un fragmento de antolog¨ªa, maravillosamente camp, donde Tyrone Power y una nativa Gene Tierney viven su amor entre palmeras, mares paradisiacos y ostras de enormes perlas, y Annibal, vistoso peplum a mayor gloria del mineral V¨ªctor Mature.