En el nombre de Al¨¢
Carta del 'ayatol¨¢' Jomeini a Mijail Gorbachov
A Su Excelencia Mijail Gorbachov, presidente del Presidium de la Uni¨®n de Rep¨²blicas Socialistas Sovi¨¦ticas.Con los mejores deseos de felicidad para Su Excelencia y el pueblo sovi¨¦tico.
Desde que usted asumi¨® las responsabilidades de su cargo hemos tenido la impresi¨®n de que Su Excelencia a la hora de analizar los acontecimientos pol¨ªticos mundiales, especialmente las cuestiones relativas a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, ha propiciado una nueva era de valoraci¨®n, transici¨®n y encuentro, sobre todo si se tiene en cuenta su valor y audacia a la hora de afrontar las realidades de este mundo, probablemente capaces de romper el equilibrio mundial de intereses. Por todo ello he cre¨ªdo necesario llamar su atenci¨®n sobre los puntos siguientes.
Aunque es muy probable que sus nuevas actitudes y decisiones se vean limitadas a la resoluci¨®n de disputas. partidistas as¨ª como a algunos de los problemas con los que se enfrenta el pueblo sovi¨¦tico, es merecedor de elogio el coraje que ha puesto de manifiesto en la revisi¨®n de una escuela de pensamiento que ha aprisionado durante varios a?os a las juventudes revolucionarias del mundo con cors¨¦ de hierro. Pero si es capaz de pensar m¨¢s all¨¢ de esas fronteras, la primera cuesti¨®n que indudablemente le ayudar¨¢ a conseguir sus metas con ¨¦xito ser¨¢ proceder a la revisi¨®n de las pol¨ªticas adoptadas por sus predecesores en lo referente a la potenciaci¨®n del ate¨ªsmo y de la falta de religiosidad, lo que ha arrojado sobre el pueblo sovi¨¦tico el m¨¢s devastador de los males. Quiero asegurarle que ¨¦sta es la ¨²nica f¨®rmula gracias a la cual podr¨¢ abordar con realismo los problemas de este mundo.
Problemas del socialismo
Es posible que las pol¨ªticas y pr¨¢cticas inadecuadas de la anterior direcci¨®n comunista en el campo de la econom¨ªa sovi¨¦tica hayan ayudado a que el mundo occidental parezca m¨¢s atractivo, pero la raz¨®n profunda de esto est¨¢ en otra parte. Si quiere poner fin a las calamidades econ¨®micas del socialismo y del comunismo mediante el ¨²nico recurso de orientarse hacia el coraz¨®n del capitalismo occidental, no s¨®lo no ser¨¢ capaz de aliviar los sufrimientos de la sociedad sovi¨¦tica, sino que servir¨¢ de reclamo a otros para reproducir los errores que usted cometa, puesto que si el marxismo ha llegado a un punto muerto en los aspectos econ¨®micos y sociales, Occidente tambi¨¦n se ha visto implicado en los mismos problemas, con el solo matiz de ofrecer otra variaci¨®n, al igual que ocurre en otros casos.
Excelencia: debemos someternos a la verdad. El principal problema de su pa¨ªs no tiene sus ra¨ªces en la propiedad privada, la econom¨ªa o las libertades. Su problema tiene su origen, en efecto, en la, ausencia de una creencia real en Dios, es decir, el mismo problema que ha arrastrado a Occidente a la decadencia y al estancamiento. Su principal problema reside en la persistente y vana lucha contra Dios, que es la ra¨ªz real del Ser y de la Creaci¨®n.
Excelencia: resulta meridianamente claro para todos que a partir de ahora habr¨ªa que buscar el comunismo en los museos de la historia pol¨ªtica mundial, ya que el Marxismo no puede dar respuesta a las necesidades reales e los seres humanos. Se trata de una escuela de pensamiento materialista, pero a fuerza de materialismo no es posible conseguir salvar a la humanidad de la crisis que supone la falta de creencias espirituales, lo que a su vez constituye el dolor m¨¢s agudo y penetrante que padecen las sociedades tanto orientales como occidentales.
Excelencia: es posible que en algunos aspectos, por convencionalismo, no haya dado la espalda al marxismo, e incluso que en el futuro pueda proclamar en declaraciones p¨²blicas su firme creencia en tal filosof¨ªa. Sin embargo usted debe ser consciente de que las cosas son diferentes en la realidad.
Los l¨ªderes chinos infligieron el primier golpe al comunismo. Pero ha sido usted quien ha dirigido el segundo y, previsiblemente, el ¨²ltimo. En la actualidad podemos contemplar diferentes versiones del comunismo a lo largo y a lo ancho del mundo.
No obstante, apelo sinceramente a usted para que no permanezca atrapado en la prisi¨®n del Occidente y Archisat¨¢n, al tiempo que rompe el tel¨®n de acero del idealismo marxista.
Espero que pueda tener el privilegio de acabar con los ¨²ltimos residuos de los 70 a?os de perversidad del mundo comunista, tanto en los cap¨ªtulos de la historia como en su propio pa¨ªs.
Incluso en la actualidad, Gobiernos, considerados aliados suyos, ansiosos de asegurar los intereses de sus pueblos y de sus tierras, nunca podr¨¢n convencerse a s¨ª mismos de que el despilfarro de recursos b¨¢sicos de sus pa¨ªses sirva como prueba de la validez del comunismo. Los indicios de fracaso de estas actitudes han sido ya percibidos por quienes las propusieron.
Excelencia: despu¨¦s de 70 a?os puede escucharse la llamada a la oraci¨®n Al¨¢-o-Akbar (Dios est¨¢ por encima de todas las cosas), que da testimonio de la misi¨®n prof¨¦tica del Sello de los Profetas (que Al¨¢ le bendiga, a ¨¦l y a sus descendientes), lanzada desde los minaretes o en las mezquitas de algunas de las Rep¨²blicas Sovi¨¦ticas, y que hace llorar a todos los seguidores del genuino Islam de Mahoma (que Al¨¢ le bendiga, a ¨¦l y a sus descendientes). He cre¨ªdo necesario mencion¨¢rselo para que una vez m¨¢s usted pueda pensar en las perspectivas materiales y divinas del mundo.
Los materialistas sostienen que los sentidos son el criterio de reconocimiento de la realidad, y que nada m¨¢s all¨¢ de los sentidos puede pertenecer al dominio del conocimiento. Asimismo, consideran la existencia como equivalente del ser material, puesto que todo aquello que est¨¢ desprovisto de materia es considerado como no existente. Consideran, naturalmente, como algo totalmente m¨ªtico, por tanto, el mundo de lo invisible, el mundo de la existencia del Alt¨ªsimo, de la Divina Revelaci¨®n, de la Misi¨®n Prof¨¦tica y la Resurrecci¨®n.
Pero la base del conocimiento desde un punto de vista divino est¨¢ compuesta de sentido y raz¨®n; y todo lo que es racional entra dentro de la esfera del conocimiento, aunque del conocimiento no sensorial.
El glorioso Cor¨¢n desaprueba los fundamentos del punto de vista materialista del mundo, as¨ª como que aquellos que no creen en la existencia de Dios puedan, por otra parte, llegar a su presencia. O seg¨²n las divinas palabras: "no creeremos en ti hasta que veamos a Dios claramente" (II.55). Y a?ade: "la vista no Le alcanza, pero ?l s¨ª que alcanza a la vista. El es el Sutil, el Bien Informado" (VI.103). Podemos actuar temporalmente sin los argumentos presentados por el sagrado Cor¨¢n con respecto a la Divina Revelaci¨®n, la Misi¨®n Prof¨¦tica y la Resurrecci¨®n, asuntos que usted contempla simplemente como materia de discusi¨®n.
Dos ejemplos
No siento una especial inclinaci¨®n por enredarle en sutilezas de fil¨®sofos. Me bastar¨¢ con ofrecerle un par de ejemplos sencillos, naturales e inmediatos, que pueden resultar ¨²tiles incluso a los pol¨ªticos.
Resulta meridianamente claro que tanto la materia como el cuerpo no son conscientes de s¨ª mismos. Cada parte de una estatua de piedra o el aspecto material del hombre no son conscientes de su otra parte, mientras que no es preciso ni siquiera mencionar que tanto el hombre como el animal son perfectamente conscientes de su propio entorno. Saben d¨®nde est¨¢n, son capaces de percibir aquello que est¨¢ vivo a su alrededor as¨ª como cualquier alteraci¨®n que se produzca en el mundo. En consecuencia, existe algo llamado supramateria, que existe separado de la materia y que no muere y sigue vivo cuando la materia muere. De acuerdo con los dictados de su naturaleza, el hombre aspira a la total perfecci¨®n, y usted es consciente de que el hombre desea llegar a ser omnipotente en el mundo, y no tiene inter¨¦s por ning¨²n poder que no sea absoluto. Incluso si el hombre tuviera el control del universo y se afirmase que hay otro mundo, ¨¦l desear¨ªa por naturaleza lograr el poder y el control sobre ese otro mundo tambi¨¦n.
Pero el hombre aprende. Y si oye hablar de otras ciencias, tiende por naturaleza a asimilarlas. En consecuencia, el hombre desarrolla de forma natural su inter¨¦s por la omnipotencia y la omnisciencia, atributos ambos del Alt¨ªsimo. Y por los cuales todos nosotros nos sentirnos, consciente o inconscientemente, atra¨ªdos, aun sin darnos cuenta de ello. Finalmente, el hombre desea alcanzar el Absoluto y disolverse en ello. En principio, el profundo inter¨¦s en la vida eterna, que es inherente a toda persona, indica la existencia de un universo inmortal as¨ª como una inmunidad ante la muerte.
Si Su Excelencia manifestara inter¨¦s por investigar estos temas puede consultar a los estudiosos en la materia, adem¨¢s de los libros de los fil¨®sofos occidentales, los escritos de Al-Farab¨ª y Avicena (que la paz sea con ellos) y los peripat¨¦ticos, ya que tales estudios probar¨¢n que el ¨¢rea cubierta por la ley es racional y no sensorial, y que la comprehensi¨®n tanto de los t¨¦rminos universales como de las leyes generales sobre las que se basa cualquier discusi¨®n es algo racional, no sensoria
En este sentido podr¨ªan consultarse los nobles escritos de A. Schravardi (que la paz sea con ¨¦l sobre la filosof¨ªa de la iluminaci¨®n. Este autor dilucida con clarividencia el hecho de que la materia y todo objeto material necesitan una inspiraci¨®n verdadera totalmente libre de los sentidos; y la concepci¨®n intuitiva de si esencia en el hombre est¨¢ definitivamente lejos del sentido de la percepci¨®n. Su Excelencia puede tambi¨¦n pedir a los expertos quo consulten la celeb¨¦rrima obra de Sadrol Motalehin (con quien Ali se complazca y lleve junto a los profetas y los piadosos) sobre filosof¨ªa trascendental, que le permitir¨¢ ver con claridad que la realidad del conocimiento es ciertamente una entidad separada de la materia, as¨ª como que cualquier pensamiento est¨¢ separado de la materia. Por tanto, ning¨²n pensamiento estar¨¢ sometido a las leyes de la materia.
No le importunar¨¦ con m¨¢s detalles. No mencionar¨¦ los t¨ªtulos de obras de grandes pensadores, como Mohi Aldin Ibri Arab¨ª. Si Su Excelencia desea profundizar en las sutilezas discurridas por este gran pensador, le ruego env¨ªe a Qom a aquellos brillantes expertos sovi¨¦ticos duchos en la materia, porque en el plazo de pocos a?os, por la gracia de Al¨¢, adquirir¨¢n el conocimiento de tales sutilezas, tarea imposible sin la realizaci¨®n de este viaje.
El opio del pueblo
Excelencia: tras mencionar estos puntos y preliminares, pido a Su Excelencia que profundice seriamente en el Islam, no porque el Islam y los musulmanes necesiten de su inter¨¦s, sino porque los altos y universales valores del Islam son los que pueden confortar y salvar a todas las naciones, as¨ª como resolver los problemas fundamentales con los que se enfrenta la humanidad. Una investigaci¨®n rigurosa del Islam podr¨ªa librarle para siempre de problemas como el de Afganist¨¢n y otros de la misma ¨ªndole. Tratamos a los musulmanes del mundo entero como a musulmanes iran¨ªes, y por tanto compartimos un destino com¨²n. Al garantizar una relativa libertad religiosa en algunas de las Rep¨²blicas Sovi¨¦ticas prueba usted que ya no cree que la religi¨®n sea el opio del pueblo. ?Es la religi¨®n, que ha hecho que Ir¨¢n sea tan inquebrantable como una monta?a frente a las superpotencias, el opio del pueblo?
?Es una religi¨®n deseosa de administrar justicia en el mundo y de librar al hombre de las cadenas materiales y espirituales el opio del pueblo? La realidad es que una religi¨®n que pone el cap¨ªtal material y espiritual de pa¨ªses ¨ªsl¨¢micos y de los que no lo son a disposici¨®n de las superpotencias y de otras naciones poderosas, y que al mismo tiempo dice al pueblo que sus seguidores deben aplaudir su pol¨ªtica, ¨¦sa es ciertamente el opio del pueblo. Tal no es la verdadera religi¨®n, y, en efecto, los iran¨ªes califican as¨ª a una religi¨®n patrocinada por los norteamericanos. En conclusi¨®n, anuncio expl¨ªcitamente que la Rep¨²blica Isl¨¢mica de Ir¨¢n es el m¨¢s grande y fuerte centro del mundo isl¨¢mico, capaz de llenar el vac¨ªo de fe existente en el sistema comunista. De cualquier forma, Ir¨¢n, como en el pasado, respeta y cree en las buenas relaciones bilaterales y de buena vecindad.
"Paz y bendiciones para aquellos que buscan la verdad".
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