El hijo de Sara
Le rogamos y agradecemos la publicaci¨®n de esta carta abierta que resume nuestra postura como ciudadanos y como padres. Esperamos y deseamos con ello dejar definitivamente zanjado un asunto que tanto perjudica el buen nombre de nuestro hizo Zeus, como ha reconocido el Tribunal Supremo de la naci¨®n en sentencia a nuestro favor, cuyo contenido nos ha proporcionado una inmensa satisfacci¨®n moral, ratific¨¢ndonos, una vez m¨¢s, en la fe y confianza que siempre hemos mantenido en la Justicia.Apelamos a todos vosotros -medios de comunicaci¨®n para que respet¨¦is la intimidad y la inocencia de un ni?o de cinco a?os del que nosotros, sus leg¨ªtimos padres, nos sentimos muy orgullosos de que lleve nuestros apellidos y cuyo honor seguiremos defendiendo cuantas veces consideremos que haya sido pisoteado. Nuestros hijos no han sido ni adquiridos, ni comprados, ni negociados. Han sido adoptados legalmente.
En nuestra condici¨®n -nos referimos b¨¢sicamente a Sara Montiel en su calidad de artista- de personajes p¨²blicos, siempre hemos tenido abiertas las puertas, como os consta perfectamente a todos los medios de informaci¨®n. Jam¨¢s hemos puesto precio, como tambi¨¦n os consta, a ning¨²n tipo de noticia relacionada con nosotros. Nunca hemos puesto obst¨¢culos ni reparos a vuestra labor, ni hemos mercantilizado con ello. Siempre hemos respetado y facilitado vuestro trabajo. Y tambi¨¦n consideramos que tienen que ser respetados los l¨ªmites de la intimidad que deben de proteger a una criatura indefensa, m¨¢s trat¨¢ndose de un caso de adopci¨®n plena.
Nosotros solamente hemos perseguido, con absoluta convicci¨®n, dos objetivos fundamentales, que estimamos deben presidir la vida de todo ciudadano civilizado, en el que se da adem¨¢s la condici¨®n de padre adoptivo, independientemente de la notoriedad p¨²blica de nuestras personas: elevar a la Justicia la resoluci¨®n de un conflicto que nosotros entendemos ser totalmente vejatorio para la honra de nuestro hijo (y a¨²n podr¨ªamos decir, de nuestros hijos, pues en estos hechos tambi¨¦n se ha visto envuelta de rechazo nuestra peque?a Thais) , y, en segundo lugar, hacer lo que har¨ªa cualquier padre normalmente constituido, como es defender con todas nuestras fuerzas, y sobre todo con todo nuestro amor, el buen nombre de Zeus, hasta donde sea necesario, pues por su edad, ¨¦l, que no ha ofendido a nadie, no puede por s¨ª mismo defenderse de los que le ofenden despiadadamente.
?Es mucho pedir que se deje de mencionar en titulares de la secci¨®n de sucesos, en reportajes y en revistas sensacionalistas, y al parecer en exclusivas pagadas por cierta prensa amarilla, el nombre de nuestro hijo?
?Por qu¨¦ este af¨¢n en marcar una vida que se inicia, por supuesto no surgida por generaci¨®n espont¨¢nea, enturbi¨¢ndola con un lastre del que es totalmente ajeno nuestro hijo? ?Qu¨¦ pecado ha cometido ¨¦l naciendo y nosotros adopt¨¢ndolo?
Por favor, un m¨ªnimo de respeto por ¨¦l. Es s¨®lo un ni?o con un futuro por delante que por nuestra parte s¨®lo pretendemos, d¨¢ndole amor, cari?o, educaci¨®n y protecci¨®n, que sea lo mejor posible.
Es lo ¨²nico que pedimos.
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