Samuel Beckett rompe su largo silencio

Samuel Beckett, el escritor del nihilismo, el aislamiento y el vac¨ªo, ha irrumpido en la escena literaria con una nueva obra de apenas seis folios (1.801 palabras). Stirrings still, una reflexi¨®n sobre la impotencia de la ancianidad, rompe largos a?os de silencio y ha sido editada en una edici¨®n de lujo, de 200 ¨²nicos ejemplares firmados por el creador. Cada volumen cuesta 1.000 libras (unas 200.000 pesetas) y ayer por la ma?ana, al poco de haber salido al mercado brit¨¢nico, ya se hab¨ªan vendido 180 ejemplares.

"Una noche mientras estaba sentado a la mesa con la cabeza entre las manos se vio levantarse e irse. Una noche o un d¨ªa. Porque cuando su propia luz desapareci¨® no qued¨® a oscuras. Alg¨²n tipo de luz llegaba desde una alta ventana. Bajo ella estaba la banqueta de la que hasta que ya no pudo o no quiso se vali¨® para auparse y ver el cielo. El que no se asomara para ver lo que hab¨ªa abajo quiz¨¢s se debiera a que la ventana no estaba hecha para ser abierta o a que ¨¦l no pod¨ªa o no quer¨ªa abrirla".Con estas palabras descriptivas de un caracter¨ªstico ambiente beckettiano comienza la ¨²ltima obra escrita por el hombre que en 1983 dijera sentirse sin deseos de poner una palabra m¨¢s sobre el papel.

Fue la conocida generosidad de quien en 1969 recibi¨® el Nobel de Literatura por transformar la miseria del hombre moderno en la exaltaci¨®n de ese mismo ser la que le sac¨® de la abulia creadora. Su editor norteamericano, Barney Rossett, le amarg¨® en 1986 su 80? cumplea?os con la noticia de que hab¨ªa sido despedido de Grove Press. El escritor, a requerimiento de su amigo, se brind¨® a trabajar de nuevo y, poco a poco, en tres fases, seg¨²n cuenta su editor brit¨¢nico, John Calder, redact¨® este "texto en prosa" que es Stirrings still, tras el cual Beckett volvi¨® al silencio.

"Es un texto po¨¦tico, filos¨®fico y muy emotivo sobre un anciano que examina su mente y ve lo que queda", dice Calder, quien ha preparado una edici¨®n ¨²nica ilustrada por Louis LeBrocquy, que tambi¨¦n trabaj¨® en el Dubliners, de Joyce. Un acercamiento al final de la vida creativa de Beckett al compatriota y genio de la lengua inglesa con el que colaborara a finales de los a?os veinte en Par¨ªs, hasta que la hija trastornada de Joyce se enamor¨® de ¨¦l y el novelista le arroj¨® de su lado.

El hombre innominado de Stirrings still est¨¢ solo y de ¨¦l apenas se sabe que se encuentra "en el

do Darly, por ejemplo, muri¨® y le dej¨®. Como cuando tambi¨¦n otros a su vez antes y desde entonces". Es una reflexi¨®n amarga e impotente del tiempo pasado con la "cabeza en las manos medio deseando que cuando sonaba la hora no sonara la media y medio temiendo que no sonara".El protagonista, inmovilizado e incapaz, se escinde en un ser fantasmag¨®rico que se mueve con libertad, yendo y viniendo por un espacio y un tiempo poblados de ecos, que no le alivia. "Hubo un tiempo en que a veces levantaba la cabeza lo suficiente para ver sus manos. Lo que de ellas se pod¨ªa ver. Una apoyada en la mesa y la otra sobre ella. Descansando tras todo lo que hab¨ªa hecho".

El escritor irland¨¦s alterna oraciones cortas con circunloquios y repite obsesivamente palabras con las que crea una atm¨®sfera deprimida cuyo vac¨ªo contagia al lector. "?ste es otro de los mantras nihilistas de Beckett", dec¨ªa ayer un cr¨ªtico que ironizaba sobre la oportunidad que el nuevo valioso volumen va a brindar a sus compradores de meditar sobre la miseria de su existencia al tiempo que disfrutan de ese privilegio.

Envejecimiento

Cr¨ªticos literarios y profesores se van a sentir llamados a analizar la ¨²ltima reflexi¨®n de Beckett sobre la soledad, el envejecimiento y la muerte mientras el escritor rumia su escatol¨®gico desinter¨¦s por ellos, como manifestara el Molloy de su trilog¨ªa de la posguerra: "Y en invierno, bajo mi abrigo, me envolv¨ª con hojas de peri¨®dico y no me deshice de ellas hasta que la tierra despert¨®, definitivamente, en abril. The Times Literary Supplement serv¨ªa admirablemente para este prop¨®sito con su infalible dureza e impermeabilidad. Ni los pedos le afectaban".

Esperando a Godot sigue provocando colas en Broadway, y Beckett sigue siendo una referencia inevitable. ?l lo sabe, y su ¨²ltima contribuci¨®n a la literatura, despu¨¦s de haber escrito Stirrings still, ha sido la firma del manifiesto rriundial a favor de Salman Rushdie.

Estas apariciones p¨²blicas de Sarnuel Beckett son extremadamente raras y se producen generalmente cuando el escritor irland¨¦s recibe requerimientos de amigos que montann sus obras o le demandan ayuda para salir de alg¨²n apuro, como en este caso. De resto, vive la vida recluida y austera que le ha convertido en un personaje de su propia literatura.. El respeto y la expectaci¨®n con el que el mundo literario ha recibido su ¨²ltima obra, que en otros hubiera parecido la boutade de un consagrado, es reflejo de la admiraci¨®n con la que se reciben todos sus gestos, como si fueran la prolongaci¨®n de la personalidad de su escritura.

Stirrings Still, que podr¨ªa traducirse como Incitante calma, no ha sido s¨®lo un nuevo exabrupto de la reflexi¨®n solitaria de Beckett, sino que en su proceso de elaboraci¨®n como libro ha sido ejemplo del car¨¢cter minucioso de su autor, que ha controlado exhaustivamente la edici¨®n en todos sus detalles, especialmente en los m¨ªnimos.