Paris, el reducto Jacques Idrale
Pierre Joxe, candidato socialistia, se contentar¨¢ con ganar en 4 de los 20 distritos
La batalla de Par¨ªs se libra s¨®lo en los distritos. El actual alcalde de la capital, Jacques Chirac, l¨ªder de la Asamblea por la Rep¨²blica (RPR, neogaullista), tiene asegurada la reelecci¨®n para un tercer mandato de seis a?os, tras su primera victoria en 1977, a partir de la cual ha edificado un verdadero basti¨®n en su reducto del H¨®tel de Ville. Frente al fracasado aspirante a la presidencia de la Rep¨²blica, que trata de mantener en poder de la derecha los 20 distritos en que est¨¢ dividido Par¨ªs, los socialistas presentan por primera vez un aut¨¦ntico peso pesado, el ministro del Interior, Pierre Joxe, quien considerar¨ªa un ¨¦xito imponerse en cuatro sectores.
Como todos los candidatos en estas elecciones municipales sin debate nacional, Jacques Chirac ha hecho una campa?a sobre el terreno, callejera, con visitas a tiendas, mercados y hogares de jubilados.?nicamente, el pasado martes, se permiti¨® reunir a 12.000 personas en el palacio de Bercy para cerrar la campa?a y reclamar de nuevo la unidad de la derecha, "indispensable si queremos proponer a los franceses otra soluci¨®n para dirigir Francia, una soluci¨®n moderna, humana, adaptada a un entorno internacional dif¨ªcil".
Chirac quiere repetir el ¨¦xito de 1983, cuando la lista de la derecha venci¨® en los 20 distritos de Par¨ªs (18 en la primera vuelta), para conservar la armon¨ªa del equipo municipal y recuperar la parte de legitimidad perdida en las ¨²ltimas elecciones presidenciales de mayo de 1988, en las que Fran?ois Mitterrand le adelant¨® en nueve barrios. El hombre al que los franceses parecen condenar al cargo de alcalde de Par¨ªs se impuso entonces en la capital, con el 54,67%. de los votos, pero sufri¨® una humillante derrota en toda Francia a manos del actual presidente de la Rep¨²blica.
Amor a un alcalde
Los parisienses, sin embargo, aman a Chirac, como dice la propaganda electoral de ¨¦ste y confirman los sondeos. Seg¨²n una )encuesta publicada en el semanario L?Express, el 75% est¨¢ satisfecho de su gesti¨®n y un 65% le prefiere a Joxe, que s¨®lo alcanza un 27%.
Con estas perspectivas -Pierre Joxe no ganar¨¢ posiblemente ni en el distrito por el que se presenta, el 12-, es l¨®gico que se pregunte al ministro del Interior por qu¨¦ h a decidido presentarse en Par¨ªs. "Porque soy parisiense", responde.La familia de Joxe, efectivamente, vive en el Quai de l?Horloge desde 1793, pero la respuesta es incompleta. El ministro del Interior, mitterrandiano donde los haya, encarna la misi¨®n de golpear a Chirac en su propio feudo y de "ayudar a desmoronar su poder" despu¨¦s de los errores cometidos por el Partido Socialista (PS) en anteriores elecciones.
Fuentes socialistas reconocen que el reinado de Chirac en Par¨ªs no se debe s¨®lo a la derechizaci¨®n creciente de la capital, que expulsa hacia los arrabales a los votantes de izquierda, incapaces de pagar una vivienda en el centro, sino tambi¨¦n a la presentaci¨®n en 1977 de Georges Sarre, un candidato d¨¦bil, sin imagen, y a los errores de estrategia de 1983, a?o en que compiti¨® el actual ministro de Correos, Paul Quiles. Joxe, el mejor ministro del Gobierno, en palabras del primer rninistro, Michel Rocard, se conteritar¨¢ con recuperar para la izquierda cuatro o cinco distritos del Este de Par¨ªs (11, 13, 18, 19 y 20), que cayeron del lado de Chirac en 1983, cuando el l¨ªder de la RPR hizo el Grand Chelem (20 sobre 20).
El objetivo parece.irreal hasta para los propios socialistas. Fuentes del partido no descartan incluso un nuevo pleno de Chirac, resultado- que podr¨ªa tener consecuencias en el futuro pol¨ªtico del ministro del Interior. Los socialistas; pretenden, seg¨²n la RPR, conquistar algunos distritos con objeto de desencadenar desde ellos una guerra de guerrillas cont:ra el alcalde y poner en marcha una estrategia de cerco.
La campa?a, sin embargo, se ha centrado en los problemas locales, como el tr¨¢fico, la escasez de viviendas y el alza imparable de los alquileres, en los que ambos candidatos han jugado un imaginario partido de tenis, devolvi¨¦ndose las pelotas desde sus puestos de alcalde y ministro del Interior.
Gran dureza
Para Chirac, la responsabilidad es del Estado; para Joxe, del Ayuntamiento. Ante,el empate, Chirac ha prometido un refer¨¦ndum para que los parisienses se pronuncien sobre estas cuestiones.
Pese al ¨¢mbito local, la confrontaci¨®n ha alcanzado tonos de gran dureza. Joxe, uno de los escasos pol¨ªticos que dicen lo que piensan, ha atacado sin piedad al que considera un pol¨ªtico sin convicciones, el s¨ªmbolo de la degeneraci¨®n del gaullismo.
Chirac s¨®lo ha replicado por boca de sus segundos, que han acusado al ministro del Interior de hacer una campa?a agresiva, "indigna", con "m¨¦todos inquisitoriales" y de tener "una fijaci¨®n obsesiva sobre Chirac" basada en "el rencor y el odio".
La mejor ilustraci¨®n ha sido la pol¨¦mica sobre el pasado de los dos pol¨ªticos en Argelia en el a?o 1959, donde, seg¨²n el alcalde de Par¨ªs, entonces director de gabinete en el Gobierno General, ambos fueron compa?eros. Joxe, entonces soldado en la colonia, desmiente esa amistad, e insin¨²a las simpat¨ªas de Chirac por la Argelia francesa.
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