La mesa redonda varsoviana
El 6 de febrero de 1989 fuimos -a nivel internacional- testigos de un gran show transmitido por la televisi¨®n polaca: la inauguraci¨®n de la muy esperada mesa redonda.El show fue t¨ªpicamente polaco, es decir, mal organizado, pero a eso me referir¨¦ m¨¢s tarde. No fueron los defectos los que hicieron del show un acontecimiento hist¨®rico, sino su aspecto internacional. El 6 de febrero es una fecha hist¨®rica porque significa el comienzo del desmontaje del socialismo real (no del socialismo en general sino de su variante bautizada por quienes. la inventaron como socialismo real). No hay que ser experto en la materia para en tender que: se trata asimismo del desmontaje del marxismo leninismo -aunque esto siente a cuerno quemado a los ortodoxos, tambi¨¦n de la URSS-, fe n¨®meno que aumentar¨¢ todav¨ªa m¨¢s la crisis ideol¨®gica que pa decen los partidos comunistas (ya no se puede hablar de un movimiento comunista unido y homog¨¦neo). Se trata, pues, de un acontecimiento singular y realmente historico.
Todo comenz¨® en Polonia, aunque no se trata de un fen¨®meno exclusivamente polaco. No es casual que pocos d¨ªas despu¨¦s se produjese un terremoto pol¨ªtico en Budapest y que su epicentro sea la valoraci¨®n de los sucesos de 1956, una contrarrevoluci¨®n o un levantamiento popular. En ambos casos, el polaco y el h¨²ngaro, se trata del problema del pluralismo. Pronto se sumar¨¢n al proceso otros pa¨ªses, y en primer lugar Checoslovaquia, aunque es evidente que habr¨¢ all¨ª una fuerte resistencia. Ha comenzado, pues, el proceso general de desmontaje. La Uni¨®n Sovi¨¦tica, a pesar de propiciar el avance de esa corriente con el bombardeo artillero que supone la glasnost, se mantendr¨¢ a la zaga, pero habr¨ªa que ser pol¨ªticamente infantil para pensar que los pasos que se est¨¢n dando en los pa¨ªses del campo socialista podr¨ªan darse sin una previa consulta con la central. En los pa¨ªses socialistas el juego espont¨¢neo no cabe, tampoco en asuntos mucho menos importantes. Los que hacen sus c¨¢lculos pensando en el desmoronamiento del imperio son simples so?adores (los polacos siempre pertenecieron a esa clase de personas) que no entienden que, cuanto mayores son las dificultades internas del imperio, tanto m¨¢s dura ser¨¢ la mano que tenga las riendas de lo que est¨¢ afuera. Eso es l¨®gico.
Somos testigos del desmontaje. ?Equivale al fracaso del socialismo? No, en todo caso ser¨¢ el fracaso de un socialismo malo, cosa que se sabe de sobra desde hace mucho tiempo y sin tanta publicidad. Lo que es verdad es que el reconocimiento de ese fracaso facilita la renovaci¨®n del socialismo a una escala antes imposible. La iniciativa al respecto tiene sus or¨ªgenes tambi¨¦n en el socialismo espa?ol, donde se ha planteado, por ejemplo, la pregunta de "?qu¨¦ significa la palabra socialismo hoy?".
Observamos, en una palabra, no la tragedia del socialismo, sino un incidente serio en el camino que conduce hacia su desarrollo.
El proceso est¨¢ en marcha y ha comenzado, al menos oficial y p¨²blicamente, en Polonia. Es una gran honra. Pero habr¨ªa que preguntar c¨®mo se ve todo el asunto desde la perspectiva de Polonia (por el momento, ¨¦sta es la ¨²nica dimensi¨®n que se advierte en el mundo y que suscita inter¨¦s) y qu¨¦ consecuencias tendr¨¢ para Polonia.
La propaganda oficial pone las negociaciones por las nubes, la oposici¨®n se mantiene a la expectativa y yo voy a actuar como advocatus di¨¢boli.
Empecemos por algo que puede parecer insignificante, pero que no lo es porque pone de relieve la falta de responsabilidad (de la desesperaci¨®n): el comienzo de un evento del que se sabe que tiene m¨ªnimas probabilidades de prosperar, d¨¢ndole las formas de un show mundial. El fracaso provocar¨¢ da?os a¨²n mayores a la sociedad.
Pero dejemos de lado la soberbia de algunos y vayamos al meollo de asunto.
En primer lugar, fue un grave error pol¨ªtico la iniciaci¨®n de ese tipo de negociaciones con la sociedad -impuestas por la situaci¨®n- sobre la base de un pluralismo falso, sobre la base del di¨¢logo entre dos monopolistas, el que tiene ahora el poder y la parte de Solidaridad que se prepara para conquistarlo. Esos dos interlocutores no representan a todo el pueblo, y lo dijo claramente en la discusi¨®n inaugural de la mesa redonda el abogado Sila-Nowicki, muy respetado por la oposici¨®n. La reanimaci¨®n de Solidaridad, actualmente dividida, parece indicar que se quer¨ªa resolver el problema solamente en parte, es decir, relegando a un plano secundario el asunto principal, que es el pIuralismo pol¨ªtico. La actual direcci¨®n pol¨ªtica del Estado polaco dio una prueba m¨¢s de que, con su indecisi¨®n y sus soluciones parciales, no hace otra cosa que servir la mostaza despu¨¦s de la comida.En segundo lugar, al organizar mal el show ante todo el pueblo se oblig¨® a todos los protagonistas a endurecer sus posturas, porque cada uno de los interlocutores, al hablar, se dirigi¨® a su propia base. Lo recalc¨® con raz¨®n en nombre del partido campesino el profesor M. Kozakiewicz. Fuimos, pues, testigos de c¨®mo se escup¨ªa a la cara al Partido Obrero Unificado Polaco (POUP) y al Gobierno y c¨®mo sus representantes aguartaban con gran amabilidad los escupitajos. Ninguno de ellos se opuso a los ataques injustoss. Pero no puede extra?ar esta reacci¨®n si se tiene en cuenta que en el banquillo del Gobierno, junto al anfitri¨®n -que dada esa condici¨®n ten¨ªa que guadar silencio-, el ministro del Interior, general Cz. Kiszczak, no hab¨ªa un solo comunista, por ejemplo, de los tiempos de la ocupaci¨®n. ?Que ya son muy viejos? S¨ª, pero en la parte opuesta hab¨ªa viejos. Por ejemplo, el redactor J. Turowicz, que expuso la opini¨®n de la Iglesia cat¨®lica pronunciando el mejor de todos los discursos, muy cr¨ªtico pero tambi¨¦n muy injusto, al ser una negaci¨®n de todo cuanto se hizo en el per¨ªodo de la posguerra en Polonia. Nadie le respondi¨®. ?Y qui¨¦n se llev¨® el gato al agua en ese choque propagand¨ªstico?
En tercer lugar, todo son palabras y solamente palabras. Nada se podr¨¢ hacer de verdad en Polonia mientras no se resuelva la crisis econ¨®mica. Eso no se conseguir¨¢ con palabras (actualmente no hay concepci¨®n alguna al respecto) que, para colmo, hablan de manera irresponsable y falsa sobre el mercado libre. Polonia necesita la ayuda financiera y tecnol¨®gica de Occidente. Seg¨²n mis noticias, Polonia recibir¨¢ esa ayuda para... apoyar a Gorbachov, para que ¨¦ste pueda resistir uno o dos a?os m¨¢s. Occidente entiende muy bien que los enemigos de Gorbachov pueden destruirlo con singular facilidad... en Polonia. De producirse un estallido en Polonia, la Uni¨®n Sovi¨¦tica podr¨ªa considerar necesaria una intervenci¨®n militar para defender sus intereses estrat¨¦gicos. Ese paso ser¨ªa el fin de la pol¨ªtica de Gorbachov y del propio Gorbachov. Por eso pienso que Occidente ayudar¨¢ a Polonia. Esa ayuda podr¨¢ dar m¨¢s vida a las discusiones de la mesa redonda, pero no resolver¨¢ los problemas.
?Hay alguna salida para Polonia? Con tristeza tengo que responder que tengo muy pocas esperanzas. No obstante, la mesa redonda ya ha desempe?ado su papel internacional, porque al abrir el camino hacia el pluralismo pol¨ªtico ha iniciado el desmontaje del socialismo real.
A todos aquellos que se sientan irritados con la severidad de mis cr¨ªticas (sobre todo en Polonia) les respondo con las palabras de Kamil Norwid, uno de los cuatro poetas m¨¢s destacados de la Polonia del siglo XIX: "No ensucia su nido el que lo ensucia, / sino el que prohibe que se hable de ello".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.