'El d¨ªa que vivimos peligrosamente'
"Yo me estaba preparando mentalmente para la muerte", recuerda el fot¨®grafo de la revista norteamericana Newsweek, Bill Gentile, que acompa?aba al camar¨®grafo holand¨¦s, Cornell Lagrow, cuando ¨¦ste cay¨® muerto en un combate el domingo en un remoto poblado del interior de El Salvador, donde 11 periodistas han perdido la vida desde el comienzo de la guerra en 1980.Bill recuerda que Cornell intent¨® pronunciar algunas palabras despu¨¦s de recibir Ja bala que le parti¨® un pulm¨®n, pero le faltaron las fuerzas. Ayudado por la esposa de la v¨ªctima, que trabajaba como t¨¦cnico de sonido en el mismo equipo de la televisi¨®n holandesa, Bill introdujo a Cornell en el coche en el que hab¨ªan llegado hasta la localidad de San Francisco Javier.
El pueblo estaba tomado por el FMLN desde la madrugada y los periodistas entrevistaron a los guerrilleros sin presenciar el drama. A las 10.30 horas llegaron tropas del ej¨¦rcito con apoyo de helic¨®pteros. Apenas unos minutos despu¨¦s del inicio del tiroteo una bala interrumpi¨® bruscamente la filmaci¨®n de Cornell.
Desesperadamente, los penodistas intentaron regresar a San Salvador con su colega mortalmente herido. Otro veh¨ªculo con reporteros sali¨® por delante para avisar a una ambulacia. De repente, uno de los helic¨®pteros orient¨® sus ametralladoras hasta el segundo veh¨ªculo, que intent¨® sortear las balas durante 20 minutos. Ante el sorprendente acoso, los periodistas abandonaron el coche con Cornell, ya cad¨¢ver, e intentaron buscar refugio, arrastr¨¢ndose, en la choza de un campesino. Cre¨ªan que eran los ¨²ltimos momentos de sus vidas.
Desaparici¨®n de la muerte
De forma tan inexplicable como hab¨ªa llegado, el helic¨®ptero desapareci¨® y los aterrorizados reporteros consiguieron llegar hasta el lugar en el que esperaba la ambulancia, que traslad¨® el cad¨¢ver de Cornell a un dep¨®sito de cad¨¢veres de San Salvador, muy lejos de su tierra de tulipanes.
El jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, coronel Ren¨¦ Emilio Ponce, explic¨® a una comisi¨®n de corresponsales que el piloto del helic¨®ptero crey¨® que los periodistas trataban de evacuar a un guerrillero herido en combate. Ponce pidi¨® disculpas por la muerte de Cornell y por la de los dos periodistas salvadore?os, Roberto Navas y Mauricio Pineda, tambi¨¦n asesinados el domingo por soldados que integraban controles militares.
El jefe del Estado Mayor inform¨® que se encuentra bajo arresto el soldado que dispar¨® contra Pineda y que ser¨¢n investigados los dem¨¢s casos. Para el Ej¨¦rcito salvadore?o la muerte de estos tres periodistas es un lamentable percance del oficio.
A las 6.00 horas varias decenas de periodistas estaban listos ayer de nuevo en la puerta del hotel Camino Real para viajar hasta Chalatenango o Usulut¨¢n en busca de la primicia, de la noticia sensacional, de la informaci¨®n a la que rinden culto... ?De la muerte?.
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