Mart¨ª de Riquer descubre el ins¨®lito impacto de Barcelona sobre el autor del 'Quijote'
El acad¨¦mico ha localizado al autor del falso 'Quijote de Avellaneda', un aragon¨¦s enemigo de Cervantes
Una fascinante historia de batallas compartidas, enemistad y sensibilidades heridas entre Miguel de Cervantes, eI pr¨ªncipe de los ingenios espa?oles, y un oscuro soldado y escritor aragon¨¦s llamado Gin¨¦s o Jer¨®nimo de Passamonte acaba de ser desentra?ada de entre las p¨¢ginas del Quijote y de su segunda parte falsa, el llamado Quijote de Avellaneda, por el estudioso y acad¨¦mico de la Lengua Mart¨ª de Riquer, quien identifica a Passamonte como el hombre tras la m¨¢scara de Alonso Fern¨¢ndez de Avellaneda, hasta ahora considerado como el autor del Quijote espurio. Adem¨¢s de sus novedosas hip¨®tesis, De Riquer proporciona en su pr¨®ximo libro, Cervantes en Barcelona, nuevos detalles sobre la estad¨ªa cervantina en la ciudad catalana y sobre la influencia de ¨¦sta en la segunda parte aut¨¦ntica de las aventuras de Alonso Quijano.
"En la primera parte del Quijote no hay ninguna referencia a la problem¨¢tica espa?ola de aquel momento; a este respecto, es un libro que pod¨ªa haber aparecido en cualquier momento, desde el siglo XIII al XIX", explica Mart¨ª de Riquer. "Por el contrario", dice, "en la segunda parte Cervantes alude a problemas vitales de la Espa?a de su tiempo, como la terrible operaci¨®n demogr¨¢fica que es la expulsi¨®n de los moriscos, las incursiones de los corsarios turcos en el litoral del Levante espa?ol y el grave problema de terrorismo planteado por los bandoleros rurales catalanes. Hay todo un importante cambio de estilo y de tem¨¢tica entre la primera y la segunda parte del Quijote y mi impresi¨®n es que ese cambio se vio propiciado por el impacto de Barcelona en Cervantes"."Si, como quiere la tradici¨®n, Cervantes vivi¨® en la bella casa del siglo XVI que hoy lleva el n¨²mero 2 del Paseo de Col¨®n barcelon¨¦s", cuenta de Riquer, "el autor pudo disfrutar de uno los mejores observatorios de la ciudad, pues ante ¨¦l se extend¨ªa la escollera donde atracaban las galeras, el puerto comercial y pesquero y la explanada donde se constru¨ªan los nav¨ªos y se reun¨ªan las tropas. Cervantes, que hab¨ªa viajado mucho, s¨®lo conoc¨ªa bien Castilla. En Barcelona, donde estuvo entre junio y septiembre de 1610, pudo ver otro mundo, otras costumbres y otra gente; adem¨¢s, en sus ¨²ltimos a?os, deb¨ªa sentirse m¨¢s libre".
20 a?os de pesquisas
Las pesquisas de Mart¨ª de Riquer tras el rastro de Cervantes y en busca de la verdadera identidad del autor de la falsa segunda parte del Quijote comenzaron hace veinte a?os, en 1969. "Ese a?o", recuerda el acad¨¦mico, "enunci¨¦ la sospecha de que el autor del Quijote de Avellaneda pod¨ªa ser el aragon¨¦s Jer¨®nimo de Passamonte (1553-?), nacido en Lerdes, un pueblo cercano al Monasterio de Piedra y vinculado a Calatayud, a quien se hace menci¨®n en la primera parte del Quijote cervantino"."En 1972", agrega de Riquer, "publiqu¨¦ una edici¨®n del Quijote de Avellaneda y estudi¨¦ a fondo el lenguaje y el ambiente de la novela; este estudio corrobor¨® que el desconocido Avellaneda conoc¨ªa perfectamente Arag¨®n.
A partir de aqu¨ª, de Riquer rastre¨® la identidad de ambos hombres -Cervantes y Passamonte- y lleg¨® a fascinantes hip¨®tesis, contenidas en el libro Cervantes, Passamonte y A vellaneda, publicado en Barcelona por Ediciones Sirmio, al igual que Cervantes en barcelona, de inminente aparici¨®n. "Hay dos aspectos de esta investigaci¨®n", explica el acad¨¦mico: "De un lado, es rigurosamente cierto que Cervantes y el aragon¨¦s Passamonte coincidieron en su juventud como soldados y que de su encuentro qued¨® una enemistad duradera; de otro lado, es rigurosamente cierto que Cervantes, en la primer parte del Quijote, convierte en un aut¨¦ntico delincuente a su antiguo compa?ero Jer¨®nimo de Passamoente, que en aquel momento estaba escribiendo su propia autobiograria".
"Passamonte", explica de Riquer, "hab¨ªa remado durante siete a?os en las galeras turcas como prisionero de guerra espa?ol, lo cual es, en cierta medida, honroso, pero Cervantes, en la primera parte del Quijote, le satiriza de un modo cruento, transformando la autobiograf¨ªa de un soldado que fue prisionero de guerra en la de un malhechor que ya ha remado en galeras y que volver¨¢ a hacerlo por delitos comunes. Eso ya es una ofensa, pero Passamonte debi¨® de ofenderse aun m¨¢s cuando Cervantes le aplic¨® el mote de Ginesillo Parapilla. ?ste apellido es una palabra italiana que significa tumulto, barullo, jaleo, pero, seg¨²n estoy investigando, tiene tambi¨¦n una acepci¨®n obscena y despreciativa, relacionada con el pene".
El 'Quijote' napolitano
El paso siguiente en las hip¨®tesis de Mart¨ª de Riquer es la atribuci¨®n a Jer¨®nimo de Passamonte de la autor¨ªa del Quijote de Avellaneda. "Mi argumento", dice el acad¨¦mico, "se basa en los evidentes paralelismos de lenguaje, argumento y tono entre el Quijote de Avellaneda y la autobiograf¨ªa de Passamonte, ambas de un aragon¨¦s"."Por lo dem¨¢s", a?ade de Riquer, "en su pr¨®logo, Avellaneda dice que Cervantes le ha ofendido con "sin¨®nimos voluntarios" y el Quijote de Avellaneda se public¨® en N¨¢poles, en la corte del virrey espa?ol, conde de Lemos, corte literariamente presidida por Lupercio Leonardo de Argensola, quien ten¨ªa cierta ojeriza y, sobre todo, gran envidia a Cervantes. Si a?adimos a ello que Passamonte estaba en relaci¨®n directa con los virreyes de N¨¢poles, tenemos toda una serie de pruebas circunstanciales".
Babelia
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