Un camino para la paz
LA ORGANIZACI?N para la Liberaci¨®n de Palestina (OLP) confirm¨® ayer en T¨²nez la designaci¨®n de Yasir Arafat como presidente del Estado palestino. Hasta hace pocos meses, presidir una entelequia habr¨ªa sido un pat¨¦tico s¨ªmbolo de una lucha sin esperanza. Hoy, Palestina aparece como una entidad pol¨ªtica y nacional mucho m¨¢s viable en un futuro relativamente pr¨®ximo. A ello han contribuido tres factores. Por tina parte, m¨¢s de un a?o de lucha y resistencia civiles en los territorios ocupados de Gaza y CisJordania ayud¨® a consolidar la noci¨®n de que existe un territorio sobre el que asentar el Estado palestino.Por otra parte, el Consejo Nacional. Palestino, al proclamar el pasado noviembre en T¨²nez la existencia del Estado palestino, asumi¨® esta voluntad nacional y permiti¨® a Arafat avanzar por el espinoso terreno del reconocimiento de la existencia de Israel y de la renuncia al terrorismo como arma pol¨ªtica. Finalmente, ambas premisas convencieron a la nueva Administraci¨®n norteamericana de que el proceso de paz pasaba necesariamente por un entendimiento directo entre la OLP y el Gobierno israel¨ª.
Al tiempo que EE UU flexibiliza su postura de apoyo sin matices a Israel, en el resto de Oriente Pr¨®ximo vuelve la armon¨ªa: hace una semana, en lo que puede ser entendido como el retorno de Egipto a la respetabilidad en el mundo isl¨¢mico, se reunieron en Ismail¨ªa el presidente Mubarak, el rey Hussein y Arafat. Se legitimaba as¨ª la visita que el presidente egipcio har¨¢ a Washington el pr¨®ximo jueves para reavivar el proceso de paz. Es significativo que a su visita a EE UU siga la del rey jordano y que preceda a ambas, el martes, la del primer ministro de Israel. Mubarak y Hussein propician la resoluci¨®n del problema de la zona mediante la celebraci¨®n de una conferencia internacional auspiciada por las Naciones Unidas, y tanto Hussein como Arafat estar¨ªan dispuestos a aceptar una confederaci¨®n jordano-palestina como soluci¨®n definitiva. No es un secreto, sin embargo, que Shamir se opone a ambas ideas y a la todav¨ªa discreta presi¨®n estadounidense para que Tel Aviv y la OLP entablen conversaciones directas. Pese a ello, el primer ministro de Israel parece predispuesto, en el terreno de las declaraciones, a una cierta aproximaci¨®n a las nuevas, y m¨¢s distendidas, circunstancias pol¨ªticas. La nota discordante est¨¢ siendo la Comunidad Europea. Al negarse algunos de sus Gobiernos a tratar con el l¨ªder palestino a finales del a?o pasado demostr¨® una evidente indecisi¨®n de asumir una responsabilidad coincidente con sus intereses. Es cierto que la paz pasa necesariamente por la presi¨®n de EE UU sobre Israel, pero no lo es menos que la acci¨®n decidida de la CE habr¨ªa acelerado el proceso.
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