El toro chico

Las Ventas es plaza donde sale el toro grande, aunque puede salir el chico, toro-gato o toro-ratita, como en la novillada de ayer. Es plaza tambi¨¦n donde sale el toro en puntas, aunque puede salir sin puntas, asimismo como en la novillada de ayer.Toro-gato o toro-ratita sin puntas, no hacen lidia, ni fiesta, ni nada hacen, si no es el rid¨ªculo, sobre todo cuando lo ponen delante de un torero alto y serio, al estilo de Jos¨¦ Mar¨ªa Plaza, que aplicaba muletazos buenos al toro-ratita-sin puntas, adormilado y flojucho adem¨¢s, y mejor habr¨ªa sido que le aplicara cataplasmas.

Coso y diestro precisan mayor trap¨ªo, y el cuarto se acercaba a eso, si bien result¨® animalejo de escaso fuelle, que embest¨ªa a medias. Jos¨¦ Mar¨ªa Plaza hubo de poner en su empe?o torero, aguante, pundonor, dedicaci¨®n laboral, cuando lo suyo es la interpretaci¨®n recia, pura y acabada de las suertes cl¨¢sicas.

Una miniatura salt¨® en segundo lugar, con gran disgusto de la gente, que increpaba a la empresa y a la autoridad por inducir al infanticidio bovino. Hasta los turistas se levantaban indignados y profer¨ªan los m¨¢s gruesos vocablos de la lengua inglesa. Finalmente devolvieron aquello al corral, pues por a?adidura daba tumbos, con total desverg¨¹enza. Le sustituy¨® un toro enano, a cuya encastada nobleza correspondi¨® Juan Pedro Gal¨¢n con un toreo reposado, fino de temple. Propend¨ªa a citar fuera de cacho, a veces se met¨ªa en el costillar, pero la faena fue ligada, constru¨ªda de acuerdo con las caracter¨ªsticas del novillo, al que anduvo con torer¨ªa, y le abroch¨® las tandas con ce?idos pases de pecho.

El sobrero luc¨ªa impresionante trap¨ªo y el p¨²blico lo recibi¨® con j¨²bilo. Menos j¨²bilo deb¨ªa de tener Gal¨¢n, al verse m¨¢s bajito que el toro y comprobar que, encima, era de reservona catadura. No obstante hizo de tripas coraz¨®n, porfi¨® valiente, traste¨® con oficio y peg¨® un bajonazo horrible.

Los restantes novillos, manejables ellos, excelente el sexto, achucharon a Luis Carlos Aranda, que sufr¨ªa los nervios desatados propios de un debutante inexperto, y lo mismo se arrojaba de rodillas, que corr¨ªa la mano, que no la corr¨ªa y dejaba la suerte inconclusa. Pareci¨® poco placeado para dominar al toro chico; luego dominar al grande le ser¨ªa empresa excesiva, en su actual circunstancia. Quiz¨¢ todo es cuesti¨®n de pr¨¢ctica, y el tiempo dir¨¢ cu¨¢nto tiene en realidad de torero Luis Carlos Aranda.