72 horas
Est¨¢n a punto de expirar las 72 horas de tregua. Desde el fondo de la caverna en la que habitamos los s¨²bditos, la raz¨®n de Estado s¨®lo nos deja ver las sombras de la realidad, y todo lo dem¨¢s hemos de imaginarlo. Hay que vivir intensamente esas 72 horas, en las que no caben ni las matanzas razonadas ni las matanzas por error, sobre todo las segundas, que son las m¨¢s tontas. Porque si nos matan razonadamente a¨²n es posible cierta resignaci¨®n, pero si te matan por error entonces hay serios motivos para quedar muerto o mutilado en compa?¨ªa de una leg¨ªtima indignaci¨®n.Algo no encaja con el cuadro descrito oficialmente sobre lo que est¨¢ sucediendo m¨¢s all¨¢ de la caverna. Normalmente, este tipo de aver¨ªas de representaci¨®n, revelaci¨®n o descripci¨®n suele adivinarse en el momento en que estallan las bombas o la metralla salpica a los cuerpos que se hab¨ªan equivocado de d¨ªa y de sitio. Me preocupa que alguien tenga ya calculados los muertos y mutilados que puede costar esta negociaci¨®n por entregas y que se negocie con la ametralladora bajo la mesa y el calculador de muerte sobre el tablero. ?Cu¨¢ntos bombardeos con napalm al estilo de Hipercor son necesarios para hacer posible la pacificaci¨®n de Euskadi y para que la gente del resto del universo pueda ir a hacer la compra sin que la achicharren, por error, desde luego?
Hay quien calcula incluso los asistentes a manifestaciones de un signo u otro y no se limita a los procelosos an¨¢lisis cuantitativos, sino que recurre al m¨¢s subjetivo pero a la corta seguro an¨¢lisis cualitativo, y habr¨¢ historiadores que nos digan que el terrorismo vasco fue el mal menor que tuvimos que pagar por una transici¨®n sin violencias generalizadas. Que nos lo pongan por escrito dentro de 50 a?os, cuando probablemente todos los que negocian en Argel figuren en las enciclopedias como estadistas. De momento vivamos estas 72 horas intensamente. Para algunos pueden ser las ¨²ltimas, y ya hay ¨¢ngeles exterminadores preparados para la hora 73.
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