?lvaro Siza Vieira
Una ventana abierta sobre las tr¨¢gicas ruinas del Chiado, en Lisboa
Hasta hace pocos meses, la mayor¨ªa de sus compatriotas portugueses ignoraban su nombre. De repente supieron que Alvaro Siza acababa de ganar el Premio Alvar Aalto, algo as¨ª como el Nobel de arquitectura, y poco despu¨¦s, que hab¨ªa sido escogido por el alcalde de Lisboa para coordinar las obras de reconstrucci¨®n del Chiado, destruido por un incendio en agosto. Como por encanto, un silencio respetuoso y expectante sustituy¨® a las acaloradas discusiones acerca de la recuperaci¨®n de este barrio lisboeta. Tiene 55 a?os y dice que fue el descubrimiento de Gaud¨ª, cuando ten¨ªa 15, lo que decidi¨® su vocaci¨®n de arquitecto en un momento en el que estaba m¨¢s interesado por la pintura y la escultura.
El rostro de ?lvaro Siza -pelo y barba entrecanos, ojos claros y alegres detr¨¢s de unas gafas de muchas dioptr¨ªas, el pitillo siempre entre los labios- ha entrado en el pante¨®n de las glorias portuguesas. Poseedor de numerosos premios, admite que son un est¨ªmulo y un desaf¨ªo y que sin ellos es probable que no tendr¨ªa la oportunidad de trabajar en Lisboa. Pero se r¨ªe cuando se le pregunta si trabaja para ganar premios, si es un exhibicionista, como algunos se atreven a insinuar.Nacido en Matosinhos en 1933, se doctor¨® en Arquitectura en la Escuela de Oporto, donde ense?¨® Proyectos y Construccicnes. Con la revoluci¨®n de los claveles se empe?¨® en el proyecto Saal, la construcci¨®n de viviendas sociales para obreros de Oporto. Una experiencia frustrada que para Siza y sus compa?eros supuso la etiqueta pol¨ªtica de comunista. Siza considera que el proyecto Saal fue una experiencia crucial que cambi¨® su manera de encarar la arquitectura: hasta entonces hab¨ªa hecho proyectos de peque?as dimensiones, m¨¢s controlables, y, ante la imposibilidad de cambiar un entorno que no le gustaba, optaba por construir espacios cerrados hacia el exterior, intimistas, en vez de preocuparse, como lo hace ahora, de la integraci¨®n de la construcci¨®n y de sus habitantes en el espacio f¨ªsico y social, dos ideas fundamentales para el proyecto de reconstrucci¨®n del Chiado. Por un lado, no quiere hacer "una isla" de una zona que fue siempre de paso, y en segundo lugar, el nuevo Chiado debe crecer "de dentro hacia fuera", en funci¨®n de los usos que ser¨¢n decididos para la zona, respetando en la medida posible el esp¨ªritu y el alma del lugar, pero sin la preocupaci¨®n de "reponer todo como estaba".Sabe que las obras del Chiado son un desaf¨ªo particularmente dif¨ªcil, por la " carga emocional" del lugar, aumentada por el dramatismo del incendio, que hace que todo el mundo, y no s¨®lo los lisboetas, tengan los ojos puestos en ¨¦l.
Elabora simult¨¢neamente proyectos tan dispares como el barrio Kreutzer, en Berl¨ªn; la recuperaci¨®n del barrio jud¨ªo del Campo di Marte, en Venecia; la ampliaci¨®n del casino de Salzburgo, y en Espa?a, la construcci¨®n de un centro de arte en Santiago de Compostela, la reforma de una manzana del casco antiguo en C¨¢diz, unas viviendas sociales en Barcelona y otros. No ha perdido ni quiere perder el gusto de viajar, de conversar, de intercambiar opiniones. Disfruta con el cambio de colores y de modos de vida. Y desde su nuevo despacho en la calle Nova do Almada, con la ventana abierta sobre las imponentes ruinas del Chiado, Alvaro Siza dice: "Siento con la imaginaci¨®n, no uso el coraz¨®n".
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