Trevi?o lidera el Masters tras la primera jornada
El norteamericano Lee Trevi?o, de 49 a?os, experiment¨® ayer un rejuvenecimiento repentino, y con 67 golpes, cinco por debajo del par del campo, se situ¨® al frente del Masters de Augusta de golf tras el primer recorrido. El ingl¨¦s Nick Faldo, con 68, se coloc¨® el segundo. Severiano Ballesteros realiz¨® una buena vuelta, 71, como el estadounidense Ben Crenshaw, y mantiene todas sus posibilidades. En cambio, el escoc¨¦s Sandy Lyle, el defensor del t¨ªtulo, concluy¨® con 77, los mismos de Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal. Los dos tienen comprometido superar hoy el corte.
Olaz¨¢bal entreg¨® su tarjeta con un rutinario gesto de indiferencia. Pero, obviamente, no se sent¨ªa indiferente. Luego, comprob¨® que los aficionados hab¨ªan estrechado el cerco, ansiosos como estaban de felicitar al viejo Trevi?o, de darle palmadas en la espalda, y debi¨® de considerarse apresado. Quer¨ªa escapar del ¨²ltimo green por su ladera, dejar atr¨¢s sus desdichas, y se ve¨ªa impotente para hacerlo. Al fin, un agente del servicio de seguridad le abri¨® paso entre el gent¨ªo. Este enviado especial y otro periodista espa?ol le salimos al encuentro. Pero ¨¦l no s¨®lo no se detuvo, sino que aceler¨® su huida hai¨ªa el club social. Griposo por a?adidura, ya no ten¨ªa arrestos ni para desahogar su decepci¨®n. Sus palabras eran entrecortadas. "Se sufre tanto con estos resultados... No s¨¦ que va a pasar, no hago previsiones", acert¨® a balbucear. La amenaza de su tercera eliminaci¨®n en su tercera comparecencia en este certamen pesaba sobre ¨¦l como una losa. Es joven, 23 a?os, y tiene un brillante porvenir, pero su orgullo de deportista profesional padecer¨ªa un fort¨ªsimo impacto si tuviera que liar los b¨¢rtulos tras la segunda jornada.El vasco quiz¨¢ recordase su deb¨² en Augusta, en .1985, emparejado con un ilustre veterano norteamericano, Arnold Palmer, cuando otro cl¨¢sico, Trevi?o, le salud¨® en el tee del hoyo 1. "Entonces me hart¨¦ de dar golpes, pero ahora ser¨¢ distinto", acaso pensara. Pero no lo fue, su andadura se torci¨® demasiado pronto, en el 2, cuando cambiar la bola de situaci¨®n para poderla jugar, tras hab¨¦rsele ido a los arbustos, le cost¨® uno de penalizaci¨®n y, as¨ª, no pudo eludir su primer bogey. A Trevi?o, sin embargo, le entraban todos los putts. Cuando en el 5 acumul¨® en su cuenta su segundo bogey, su compa?ero de partido ya llevaba tres de sus cinco birdies finales. Olaz¨¢bal le m¨ªraba de reojo casi con incredulidad, como si fuera imposible la exhibici¨®n de temple de un golfista mentalizado ya para pasar al circuito senior, el de los cincuentones, pero que estaba goz¨¢ndolas como en sus mejores tiempos, cuando se impuso en dos ocasiones en el Open de EE UU y en otras tantas en el Campeonato de la PGA.
En este deporte, la pericia del adversario directo puede arrastrarle a uno a la impericia por la presi¨®n, por la sensaci¨®n de estar q¨²edando en evidencia. Este factor se puso al descubierto en el hoyo 9. A Olaz¨¢bal se le hab¨ªa detenido la pelota a menos de tres metros de la bandera y ten¨ªa un putt sencillo y cuesta arriba. A Trevi?o le hab¨ªa rodado hasta nueve m¨¢s all¨¢ de aqu¨¦lla y deb¨ªa embocarla cuesta abajo. Pero el texano, todo inspiraci¨®n, atin¨® a hacerlo. La prolongada ovaci¨®n de los espectadores, siempre encari?ados con sus figuras longevas, impidi¨® a Chema alcanzar la concentraci¨®n precisa para atinar, a su vez, y unir otro birdie al que acababa de lograr en el 8, lo que le habr¨ªa supuesto ponerse al par.
Las perspectivas empeoraron de manera radical para el guipuzcoano desde ese punto. Y es que, si mantuvo el tipo en el 10, en el que un empleado con aspiradora port¨¢til en ristre para recoger las hojas ca¨ªdas sobre el green a causa de una r¨¢faga de viento que interrumpi¨® el juego, en el 11 incurri¨® en un nuevo bogey tras fallar una aproximaci¨®n, y en el 12 en un doble bogey por no patear con serenidad. El sudor le surcaba el rostro y la camisa no le llegaba al cuello. Un birdie le anim¨® en el 16. Pero sendos bogeys en el 17 y el 18 terminaron por ensombrecer su futuro inmediato.
Ballesteros, por su parte, fue fiel a s¨ª mismo, a su condici¨®n de candidato. Ayer sum¨® tres birdies, de los cuales uno podr¨ªa haber sido un eagle por dos bogeys. Por cierto, que en el segundo de ¨¦stos, en el hoyo 13 no vacil¨® en dejar desnuda su pierna derecha, entre los silbidos de las quincea?eras, para intentar sacar airosamente su bola a orillas del agua. Pero no tuvo suerte con su numerito.
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