Dos testimonios

La vinculaci¨®n secular del homo hispanicus con la fiesta de los toros -primero en su versi¨®n caballeresca y despu¨¦s en la lidia a pie- constituye uno de los muchos apoyos en que debemos cimentar la defensa de aqu¨¦lla. "La incomprensi¨®n de lo que significa la fiesta", ha escrito Andr¨¦s Amor¨®s, "posee dos causas evidentes: el desconocimiento de lo que son los toros y un concepto demasiado estrecho de lo que es verdaderamente la cultura.De b¨¢rbara ha sido acusada frecuentemente por intelectuales que ni siquiera se han molestado en conocerla. Por el contrario, otros pensadores de indiscutible prestigio se han preocupado de acercarse a ella, introducir el escalpelo y despu¨¦s opinar.

Resulta oportuno -cuando la fiesta es objeto de tantas diatribas como en el momento presente- traer a colaci¨®n dos testimonios de indudable solvencia entre los muchos que se podr¨ªan elegir, que, aunque conocidos, parecen muchas veces olvidados.

Ortega y Gasset reconoc¨ªa no ser aficionado a los toros. "Despu¨¦s de mi adolescencia", escrib¨ªa, "son contad¨ªsimas las corridas de toros a que he asistido, las estrictamente necesarias para hacerme cargo de c¨®mo iban las cosas". Pese a no ser aficionado, profundiz¨® en el conocimiento de la fiesta y se lament¨® de que otros intelectuales no le hubieran prestado la atenci¨®n que el fen¨®meno merece. "Porque de la fiesta de los toros -de esa fiesta que durante dos siglos ha sido el hontanar de mayor felicidad para el mayor n¨²mero de espa?oles- ning¨²n espa?ol sabe nada que merezca la pena, sea dicho para su verg¨¹enza y como bald¨®n de su ingratitud...". T¨¦rminos duros para los indiferentes m¨¢s que para los enemigos del espect¨¢culo. "Frente a ellos, afirmo de la manera m¨¢s taxativa que no puede comprender bien la historia de Espa?a desde 1650 hasta hoy quien no se haya construido, con rigurosa construcci¨®n, la historia de las corridas de toros en el sentido estricto del t¨¦rmino".

Tierno y los toros

La inmanencia de Espa?a con la fiesta de los toros la expresaba todav¨ªa con m¨¢s vigor el profesor Tierno Galv¨¢n: "Son una constante en la historia de Espa?a, y en algunos per¨ªodos de la misma, el acontecimiento en que mejor se expresaba la remota unidad de sus distintos pueblos".Con contundencia, lleg¨® a escribir el viejo profesor, en su ensayo Los toros, acontecimiento nacional (1951), sobre la inviabilidad de la indiferencia del espa?ol en el tema taurino: "Ser indiferente ante un acontecimiento de tal ¨ªndole supone la total extra?eza respecto del subsuelo psicol¨®gico com¨²n". En una disecci¨®n de lo que constituye la realidad social -hechos y actos sociales-, introduc¨ªa la categor¨ªa de "acontecirniento", ante cuya adhesi¨®n o repulsa personal est¨¢bamos definiendo nuestra concepci¨®n del mundo.

Tierno encuadraba la fiesta de los toros en la categor¨ªa de acontecimiento, y en base a ello pudo escribir con rotundidad sobrecogedora: "A mi juicio, cuando el acontecimiento taurino llegue a ser para los espa?oles simple espect¨¢culo, los fundamentos de Espa?a en cuanto naci¨®n se habr¨¢n transformado. Si alg¨²n d¨ªa el espa?ol fuere o no fuere a los toros con el mismo talante con el que va o no va al cine, en los Pirineos, umbral de la Pen¨ªnsula, habr¨ªa que poner este sentido epitafio: 'Aqu¨ª yace Tauridia'; es decir, Espa?a".