Dallapuccinimorandi
Lucio Dalla y Gianni Morandi eligieron Madrid para despedirse. Atr¨¢s quedaron doce meses de trabajo com¨²n; un disco doble, Dallamorandi, que ha vendido un mill¨®n de copias en Italia y 95 conciertos por Europa, a los que han asistido mas de 800.000 personas. Su segunda actuaci¨®n espa?ola, antes lo hab¨ªan hecho en Barcelona, signific¨® el final de una colaboraci¨®n que puede calificarse de fruct¨ªfera, especialmente por sus resultados art¨ªsticos en directo.Los dos veteranos m¨²sicos ofrecieron un concierto de car¨¢cter absolutamente italiano, con un desarrollo ambicioso y original, carente de emoci¨®n en su primera parte y con un crescendo final muy bien planificado que convenci¨® al p¨²blico. La sorprendente escenograf¨ªa, de ambiente neorrealista, mostr¨® el declarado amor de Lucio Dalla por la ¨®pera y hubiera sido el marco adecuado para representar a Puccini. Ese cuidado por el tratamiento dram¨¢tico, caracter¨ªstico del autor de La Boh¨¨me, tiene en Dalla un admirador confeso que, tras homenajear a Enrico Caruso en su anterior disco, Dallamericaruso, se inspira en Puccini antes de producir el pr¨®ximo elep¨¦ de Luciano Pavarotti.
Lucio Dalla y Gianni Morandi
Lucio Dalla (voz, teclados, saxo alto, clarinete), Gianni Morandi (voz, contrabajo, guitarra), Gaetano Curreri (teclados, coros), Beppe d'Onghia (teclados), Bruno Mariani (guitarra), Marco Nanni (bajo, coros), Giovanni Pezzoli (bater¨ªa), Angela Baraldi (coros), Iskra Menarini (coros), Massimo Bozzi (operador de computadores). Pabell¨®n de deportes del Real Madrid. Madrid, 8 de abril.
Sentido dram¨¢tico
El espect¨¢culo que Lucio Dalla y Gianni Morandi ofrecieron en Madrid es uno de los intentos m¨¢s logrados realizados en el pop para fundir los lenguajes musical y teatral con un sentido dram¨¢tico basado en un excelente gui¨®n esc¨¦nico. Alejados de la aparatosidad f¨²til de los macroconciertos, la propuesta de los dos veteranos cantantes italianos demostr¨® que una de las escasas posibilidades de sorpresa en la m¨²sica actual puede llegar a trav¨¦s de la utilizaci¨®n de los medios t¨¦cnicos sin olvidar la sencillez. En un espect¨¢culo milim¨¦tricamente planificado, no es f¨¢cil crear sensaciones de espontantaneidad ni superar la rigidez de lo que puede convertirse en una simple representaci¨®n basada en las canciones. Dalla y Morandi lo consiguen, superando con una defensa vehemente de sus canciones los altibajos r¨ªtmicos que se produjeron, especialmente a lo largo de la primera parte del concierto.Musicalmente, la actuaci¨®n fue una revisi¨®n completa de la m¨²sica italiana, dadas las importantes diferencias existentes entre los dos m¨²sicos. Gianni Morandi, 44 a?os de edad, representa la tradici¨®n basada en la melod¨ªa.
Int¨¦rprete de una carga dram¨¢tica impresionante, expresada con enormes facultades vocales, Morandi significa el retorno de la est¨¦tica de los sesenta en la interpretaci¨®n desgarrada y extrovertida. ?xitos de aquellos a?os, como Uno su mille o Non sono degno di te, superaron el riesgo de la nostalgia gracias a la soberbia interpretaci¨®n del italiano, a su entrega y a la naturalidad y astucia con que fueron intercal¨¢ndose en el concierto.
Lucio Dalla, de 45 a?os, expuso sus cualidades como m¨²sico abierto. Al teclado, saxo y clarinete, es capaz de recordar a Caruso, evocar a Charlie Mingus e imitarse a s¨ª mismo. Sus amplios conocimientos de la t¨¦cnica musical no le impiden admirar la intuici¨®n natural de Morandi, ofreci¨¦ndole el centro del escenario y permaneciendo en un plano secundario, sentado al teclado, sabi¨¦ndose responsable del proyecto y satisfecho de haber mostrado, una vez m¨¢s, su ¨ªntima relaci¨®n con la tradici¨®n italiana y la cl¨¢sica complejidad de sus planteamientos musicales.
Babelia
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