Paro y d¨¦ficit p¨²blico
Si se quiere eliminar el d¨¦ficit p¨²blico en los pr¨®ximos a?os es necesaria la reducci¨®n de la tasa de paro, seg¨²n el autor, por lo que no se puede abusar de la pol¨ªtica monetaria para contener la inflaci¨®n. De lo contrario se corre el riesgo de deprimir la construcci¨®n de viviendas y frenar las exportaciones al elevar excesivamente los tipos de inter¨¦s, con el consiguiente deterioro del empleo.
En la d¨¦cada de los sesenta se ligaba la senda de crecimiento del PIB potencial a la plena utilizaci¨®n de los recursos productivos. Su c¨¢lculo se realizaba sumando el crecimiento medio de la productividad con el promedio del empleo a lo largo del ciclo econ¨®mico. El fuerte aumento del paro y bajo crecimiento de la productividad de mediados de los setenta se atribuyeron entre otros factores a la disminuci¨®n del crecimiento potencial de la econom¨ªa, provocada por el alza del desempleo estructural. A su vez, este paro estructural es la desocupaci¨®n friccional, generada por la movilidad laboral que existe incluso en situaci¨®n de pleno empleo.En Estados Unidos, a lo largo del per¨ªodo de expansi¨®n de los ochenta, se ha producido una fuerte reducci¨®n de la tasa de paro. De hecho, el actual rebrote inflacionista de la econom¨ªa americana, junto con el alto nivel de utilizaci¨®n de la capacidad productiva, parecen confirmar que en Estados Unidos el desempleo est¨¢ actualmente a su nivel estructural. De todos modos, es evidente que el paro estructural, en la mayor parte de los pa¨ªses de la OCDE, desborda el nivel de pleno empleo de los a?os sesenta, y lo que importa a los gobiernos occidentales no es tanto el alcanzar cuanto antes la senda potencial a largo plazo como el evitar que aumentos demasiado r¨¢pidos del empleo hagan crecer los salarios reales por encima de la productividad laboral.
Por lo que se refiere a nuestro pa¨ªs, la elevaci¨®n del paro estructural se asoci¨® con los bajos niveles de crecimiento y la dificultad para reasignar los recursos productivos en momentos de elevada inflaci¨®n. Por ello se pens¨® que el mejor modo de reducir el desempleo pasaba por la disminuci¨®n de la tasa de inflaci¨®n y el proceso de reconversi¨®n industrial. La implantaci¨®n de esta pol¨ªtica ha permitido volver a un crecimiento m¨¢s r¨¢pido, pero sobre todo ha servido para facilitar el proceso de integraci¨®n espa?ola en las Comunidades Europeas, contribuyendo a mejorar el nivel de inversi¨®n y la competitividad de las empresas.
A su vez, el concepto de d¨¦ficit estructural est¨¢ muy relacionado con el de paro estructural. El saldo presupuestario estructural es el d¨¦ficit o super¨¢vit que se obtendr¨ªa si la econom¨ªa estuviera en una situaci¨®n de pleno empleo. Sin embargo, la senda de crecimiento de pleno empleo no se establece actualmente en base a la tasa de paro, ya que el desplazamiento al alza del desempleo estructural hace dif¨ªcil la determinaci¨®n de un nivel estable de referencia, al menos mientras que no se alcance una situaci¨®n de plena utilizaci¨®n de la capacidad productiva.
En su lugar s¨¦ tienen en cuenta la diferencia entre el crecimiento c¨ªclico y el desarrollo potencial de la econom¨ªa, ya que este diferencial entre el crecimiento a corto y a largo plazo est¨¢ muy correlacionado con la evoluci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico. De hecho, la existencia de una correlaci¨®n significativa entre la evoluci¨®n del ciclo econ¨®mico y los desequilibrios presupuestarios ha permitido explicar adecuadamente el aumento del d¨¦ficit p¨²blico en los pa¨ªses occidentales.
Por ello se habla del componente c¨ªclico del d¨¦ficit p¨²blico, que para la OCDE es la parte del d¨¦ficit relacionada con las variaciones c¨ªclicas del PIB alrededor de su tendencia potencial de desarrollo. El d¨¦ficit estructural o potencial es, pues, el d¨¦ficit corregido c¨ªclicamente; o sea, el saldo presupuestario que se obtendr¨ªa si la econom¨ªa creciese a lo largo de la senda promedio del ciclo econ¨®mico. En los m¨¦todos de c¨¢lculo utilizados por la OCDE se calcula este saldo presupuestario de pleno empleo como la diferencia entre el d¨¦ficit contabilizado y el componente c¨ªclico estimado del mismo.
Cuando el ciclo econ¨®mico no se desv¨ªa excesivamente de su senda potencial de crecimiento, el m¨¦todo de la OCDE sirve para hacer estimaciones bastante ajustadas del d¨¦ficit estructural, ya que los componentes c¨ªclicos se compensan los unos a los otros en cuesti¨®n de pocos a?os. No ocurre, sin embargo, lo mismo en el caso espa?ol, debido a que la fuerte dependencia energ¨¦tica y el inadecuado desarrollo tecnol¨®gico hizo que durante 12 a?os la tasa de crecimiento se mantuviera por debajo de la tasa potencial, estimada en el 3,4% para el per¨ªodo 1964-1988.
D¨¦ficit consolidado
El caso de nuestro pa¨ªs y posiblemente tambi¨¦n el caso suramericano demuestran que cuando el bajo crecimiento econ¨®mico aleja progresivamente a las econom¨ªas de la situaci¨®n de pleno empleo se genera un tercer componente del d¨¦ficit p¨²blico que podemos denominar d¨¦ficit consolidado, ya que resulta de la agregaci¨®n de los componentes c¨ªclicos de a?os anteriores. De hecho, una m¨¢s adecuada estimaci¨®n econom¨¦trica del d¨¦ficit espa?ol demuestra que este d¨¦ficit consolidado ha sido, a lo largo de los ochenta, el componente m¨¢s importante de los desequilibrios presupuestarios. Por tanto, en la determinaci¨®n del componente estructural del d¨¦ficit p¨²blico, hay que tener en cuenta, adem¨¢s del d¨¦ficit c¨ªclico, el d¨¦ficit consolidado que resulta de la acumulaci¨®n de los desequilibrios presupuestarios, producto de desviaciones duraderas del crecimiento c¨ªclico respecto al potencial a largo plazo.
Por otra parte, el d¨¦ficit estructural tambi¨¦n se ve afectado por las reformas fiscales y presupuestarias, como ocurri¨®, por ejemplo, con la rebaja de tipos impositivos de la reforma fiscal americana. Por ello es probable que las reformas fiscales y laborales realizadas a lo largo de la transici¨®n pol¨ªtica espa?ola hayan contribuido a acrecentar el d¨¦ficit estructural. Sin embargo, su cuantificaci¨®n al margen del ciclo econ¨®mico es muy dif¨ªcil, al coincidir con las fuertes perturbaciones provocadas por las sucesivas alzas del precio del petr¨®leo y la flotaci¨®n de la cotizaci¨®n de la peseta, ya que estas perturbaciones redujeron el potencial de desarrollo de la econom¨ªa, deprimiendo el ciclo econ¨®mico.
Lo que sac¨® a nuestro pa¨ªs de su marasmo fue la aprobaci¨®n a lo largo de 1985 de una serie de medidas encaminadas a facilitar nuestra integraci¨®n en la Comunidad Europea. Estas medidas, junto con el proceso integrador propiamente dicho, reactivaron la econom¨ªa y produjeron un desplazamiento permanente tanto en los gastos como en los ingresos p¨²blicos, desplazamiento que queda perfectamente reflejado en la ecuaci¨®n de estimaci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico,- de tal modo que a partir de 1986 se pasa de un d¨¦ficit estructural del -0,4% a un super¨¢vit de pleno empleo del 1,1% del PIB. De hecho, la reducci¨®n del d¨¦ficit p¨²blico en 1986 se debi¨® exclusivamente a ese desplazamiento estructural, ya que el crecimiento c¨ªclico del PIB de ese a?o se mantuvo todav¨ªa ligeramente por debajo de la tasa potencial del 3,4%.
Si a lo largo de los pr¨®ximos a?os se mantiene el crecimiento de la econom¨ªa por encima del 4% es probable que desaparezca el d¨¦ficit p¨²blico en la d¨¦cada de los noventa, una vez eliminadas las cuantiosas inversiones en infraestructura que culminar¨¢n en 1992. Puesto que el d¨¦ficit estructural se ha convertido en super¨¢vit, el problema fundamental para eliminar el d¨¦ficit lo constituye el d¨¦ficit consolidado que resulta del elevado nivel de desempleo de la econom¨ªa espa?ola.
Abuso monetario
En los pr¨®ximos a?os, la reducci¨®n de la tasa de paro se volver¨¢ b¨¢sica si se quiere eliminar el d¨¦ficit p¨²blico y, debido a ello, hay que evitar abusar de la pol¨ªtica monetaria en- la contenci¨®n de la inflaci¨®n, ya que se corre el peligro de producir una recesi¨®n econ¨®mica que incremente el paro y el d¨¦ficit consolidado. Una regulaci¨®n monetaria demasiado restrictiva, al elevar excesivamente los tipos de inter¨¦s, deprime la construcci¨®n de viviendas y, al forzar la apreciaci¨®n de la peseta, frena tambi¨¦n a las exportaciones. Es, pues, evidente que todo ello acabar¨ªa perjudicando al empleo y, debido al aumento de los servicios de la deuda p¨²blica, tambi¨¦n al d¨¦ficit.
Puesto que el actual rebrote inflacionista est¨¢ provocado por un exceso de demanda, ser¨ªa m¨¢s acertado recurrir a la elevaci¨®n de los impuestos que gravan la renta de las familias y los beneficios de las empresas, ya que con ello se reduce tambi¨¦n el d¨¦ficit p¨²blico, al incrementarse el super¨¢vit estructural que existir¨ªa en situaci¨®n de pleno empleo. De todos modos, hay que tener en cuenta que las reformas fiscales son siempre lentas, y los aumentos de la presi¨®n fiscal, impopulares. Por ello hay que confiar que la pol¨ªtica monetaria restrictiva acabe pronto con las tensiones inflacionarias.
es economista.
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