Sobre el sindicalismo y la izquierda
Existe en el movimiento sindical europeo una creciente preocupaci¨®n por los efectos sociales del mercado ¨²nico. El temor al dumping social, la necesidad de llenar de contenido social el nuevo espacio que se abre... En definitiva, lo que mi amigo Jos¨¦ Mar¨ªa Zufiaur se?alaba como centro del debate en tomo a la Europa de 1993, esto es, "dilucidar si camina hacia la consecuci¨®n de una zona de libre mercado o si, por el contrario, se quiere construir un espacio socioecon¨®mico com¨²n", constituye el meollo, respectivamente, de lo que defienden las grandes fuerzas econ¨®micas y lo que pretenden las fuerzas sindicales.En coherencia con tales inquietudes parece l¨®gico que el sindicalismo europeo haya de multiplicar sus iniciativas, ampliar y mejorar su articulaci¨®n y avanzar nuevas ideas en torno a su unidad.
Tendencialmente, el sindicalismo europeo est¨¢ obligado a desarrollar formas de articulaci¨®n en su acci¨®n que ampl¨ªen en eficacia y en composici¨®n lo que hoy es limitado y de insuficiente operatividad: la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos (CES). De igual modo, actitudes m¨¢s unitarias est¨¢n manifest¨¢9dose en el interior de varios pa¨ªses.
Con lo dicho queremos simplemente apuntar una primera premisa: hacia la Europa comunitaria de 1993 y en a?os m¨¢s lejanos la tendencia a lo que, m¨¢s modestamente, podr¨ªamos denominar mayor unidad entre los trabajadores v¨ªa mejor entendimiento entre los sindicatos, va a ir a m¨¢s.
Pero existe una cuesti¨®n que no puede soslayarse. En el sindicalismo europeo hay varias corrientes de pensamiento que marcan improntas diferenciadas en su acci¨®n. Globalmente predomina la influida por concepciones socialdem¨®cratas. Pero en varios pa¨ªses son mayoritarios los sindicatos de influencia comunista y tambi¨¦n los hay donde son fuertes los que, por entendemos, llamaremos de origen cristiano.
Hay, pues, una segunda premisa con la que contar: el pluralismo. Constatar la necesidad de avanzar hacia mayores dosis de unidad teniendo presente el tipo de pluralismo y sus ra¨ªces exige observar los fen¨®menos que se dan en el mundo de las ideas pol¨ªticas y sus m¨¢s destacados soportes, esto es, los partidos.
Refiri¨¦ndonos s¨®lo a una parte de la izquierda europea, aunque sin duda la que mayor predicamento tiene entre los trabajadores, es patente la crisis de la socialdemocracia. Han bastado unos cuantos a?os de profunda crisis econ¨®mica y la paralela ofensiva neoliberal para que se tambalearan los pilares te¨®ricos, pol¨ªticos y hasta las conquistas sociales sobre lo que se asentaba el discurso socialdem¨®crata. Cuando en Espa?a contemplamos que en la confrontaci¨®n Gobierno/UGT el trasfondo est¨¢ en la lucha de UGT por contribuir a que el PSOE recupere los valores de la socialdemocracia, tenemos un ejemplo del car¨¢cter de esa crisis.
En cuanto a los comunistas, la crisis es tanto o m¨¢s proflinda, con el agravante de que no puede achacarse al ejercicio del poder. Constatamos una end¨¦mica propensi¨®n al retroceso y a la divisi¨®n, a las que a?adir la impotencia para modificar las causas que determinan esa propensi¨®n.
Si la situaci¨®n de crisis se da entre los comunistas de la Europa comunitaria, habr¨ªamos de a?adir que para Espa?a el diagn¨®stico es m¨¢s pesimista. La prolongaci¨®n de una divisi¨®n que sobrepasa los l¨ªmites del mero sentido com¨²n, unida a la idea dominante de la direcci¨®n del PCE seg¨²n la cual resolverla es cuesti¨®n de liquidar pol¨ªtica y partidariamente a los dem¨¢s, no podr¨ªa por m¨¢s que introducir un componente degenerativo en las propias ideas pol¨ªticas. As¨ª, por s¨®lo citar algunos de los ejemplos m¨¢s recientes, en el documento de unidad hecho p¨²blico el pasado enero y consensuado con la fracci¨®n del PCPE, encabezada por Ignacio Gallego, se reniega de dos de las aporta-: ciones m¨¢s importantes realizadas en la ¨¦poca de Santiago Carrillo: el eurocomunismo y la contribuci¨®n del PCE a la transici¨®n pol¨ªtica. Es decir, se camina impetuosamente hacia atr¨¢s.
En el hilo de nuestra reflexi¨®n est¨¢ que las crisis no se mantienen indefinidamente en pol¨ªtica. Socialdem¨®cratas y comunistas trabajan para superarlas.
Y hay indicios que apuntan nuevos caminos para la izquierda europea. Esos caminos intentar¨ªan, dicho sea con la inevitable simplificaci¨®n, llegar a una convergencia de pr¨¢ctica pol¨ªtica ubicable en el te¨®rico espacio existente entre el reformismo de la socialdemocracia y los ideales de transformaci¨®n social, revolucionaria, por las que hemos venido luchando los comunistas.
Ser¨ªa, o algunos desear¨ªamos que fuera, algo m¨¢s que el reformismo duro del que habla Ochetto y, por supuesto, mucho m¨¢s de lo que en su pr¨¢ctica tradicional ha postulado la socialdemocracia. El fondo de la cuesti¨®n estar¨ªa en que las clases trabajadoras, dentro de la pluralidad ideol¨®gica y pol¨ªtica que alienta, entre otras causas, un estado socioecon¨®mico y laboral diversos, encontraran un instrumento unitario de poder y de incidencia pol¨ªtica que disputara a la derecha y a las grandes fuerzas econ¨®micas el poder y la hegemon¨ªa que hoy detentan.
Para una Europa de los pueblos y de los trabajadores, son imprescindibles unos instrumentos pol¨ªticos y sindicales unitarios de y para los trabajadores. A escala comunitaria. Pero si en el terreno sindical la articulaci¨®n europea va con retraso, en el pol¨ªtico hay todav¨ªa m¨¢s retraso en la izquierda, considerada globalmente. No obstante, en el horizonte, sean cuales sean el ritmo y los obst¨¢culos a vencer, se dibuja ese posible camino.
La aportaci¨®n espa?ola
La aportaci¨®n sindical y de la izquierda espa?ola al proceso que comentamos tiene que huir de planteamientos que algunos voluntariosa y hasta electoralmente han defendido semanas atr¨¢s, proponiendo la unidad org¨¢nica entre CC OO y UGT. Y m¨¢s voluntariosa y disparatada ser¨ªa la idea de superar la escisi¨®n de los a?os veinte, incorporando alguna corriente comunista al PSOE.
A nivel sindical lo coherente es desarrollar y profundizar la unidad en la acci¨®n. A nivel pol¨ªtico, lo m¨¢ximo a que puede aspirarse ahora y para cierto tiempo es, de un lado, que crezcan, se ampl¨ªen y lleguen a ser mayoritarias las corrientes de izquierda existentes en la familia socialista. De otro lado, regenerar te¨®rica, pol¨ªtica y org¨¢nicamente el campo comunista, combinando su puesta al d¨ªa con la perspectiva de futuro del conjunto de la izquierda. Es decir, la identidad con que hemos de avanzar, teniendo como objetivo la unidad de la izquierda. Que Izquierda Unida no es la f¨®rmula parece evidente.
En el contexto en que nos desenvolvemos en Espa?a y para la aportaci¨®n que la corriente comunista debiera dar al futuro sindical y pol¨ªtico de Europa, el papel de CC OO adquiere especial relevancia. Y no para sustituir desde el sindicato las carencias de todo tipo que a nivel partidario tenemos los comunistas. ?Ni muchos menos! Su papel debiera ser, desde la plena independencia de todos los partidos, que el tipo de sindicalismo que desde sus or¨ªgenes quisimos practicar no se desnaturalice. Ese sindicalismo rechazaba la concepci¨®n estalinista de la correa de transmisi¨®n y afirmaba a la vez su car¨¢cter unitario, pluralista, participativo y de vocaci¨®n transformadora. Apostamos por un modelo sindical inscrito en una concepci¨®n superadora del capitalismo. Por ello en Comisiones Obreras quer¨ªamos no s¨®lo la unidad sindical, sino que en el momento de transformamos en confederaci¨®n sindical - 1976- nos dotamos de unos estatutos que permitieran hacerla viable, dando opci¨®n a que las corrientes de opini¨®n, con s¨®lo superar el 10% de representaci¨®n, tuvieran proporcionalmente presencia y corresponsabilizaci¨®n en los ¨®rganos dirigentes en todos los ¨¢mbitos y niveles donde tal porcentaje se superara.
Es cierto que las cosas no fueron como dese¨¢bamos. Que a lo largo de la transici¨®n pol¨ªtica fue consolid¨¢ndose el mapa plural que conocemos, con supremac¨ªa a nivel del conjunto de Espa?a de dos grandes centrales: CC OO y UGT. Es m¨¢s, salvo el per¨ªodo 1976-1978 y el m¨¢s reciente iniciado en 1987, la caracter¨ªstica ha sido que junto a la pluralidad sindical y organizativa estuviera el enfrentamiento abierto entre unos sindicatos y otros. Por esta raz¨®n y por lo que se nos viene encima en Espa?a y en Europa, preservar la actual unidad de acci¨®n con UGT y avanzar en esa direcci¨®n resulta fundamental.
Pero que nuestras aspiraciones originarias resultaran inviables no significa que carecieran de justeza. Y es precisamente ante un presente de unidad de acci¨®n un futuro donde en Europa ser¨¢ necesario replantear las cuestiones de unidad sindical y nuevo espacios para la acci¨®n com¨²n de la izquierda, que ciertos rasgos de CC OO no s¨®lo deben preservarse, sino desarrollarse.
Lamentablemente, desde hace unos pocos a?os parece que vamos en direcci¨®n contraria.
Es cierto que hemos contribuido a que la unidad de acci¨®n con UGT sea hoy una de las conquis.tas m¨¢s apreciadas por los trabajadores. Pero se da la paradoja de que siendo quienes m¨¢s hemo, proclamado su necesidad resulte que en su desarrollo cotidiano no somos precisamente nosotros, quienes llevamos la iniciativa. En suma, hay un marco sindical donde nos podr¨ªamos desenvolver mucho mejor, por ser m¨¢s propicio a lo que hace tiempo defend¨ªamos y, sin embargo, nos mov mos entre el n¨²metismo y la desconfianza. La cuesti¨®n es c¨®mo extender una pr¨¢ctica sindical que CC OO defendemos sobre el papel, simult¨¢neamente a la profundizaci¨®n de la unidad de acci¨®n.
Los frenos
Se quiera o no reconocer, en el fondo de nuestros frenos est¨¢ la divisi¨®n comunista, su reflejo er forma de pretender liquidar e pluralismo y el l¨®gico empobreci miento que para un sindicat como el nuestro representa esto.
Que UGT se refuerce sobr sus actuales posiciones y objetivos es altamente positivo. Pero en la perspectiva europea de un espacio, una pr¨¢ctica pol¨ªtica y un instrumento para el conjunto de la izquiesda, es imprescin que CC OO tambi¨¦n se potencie marque su propia impronta. Des de la ¨®ptica que vemos el panorama hacia el a?o 2000 es buena la recuperaci¨®n de los valores de la socialdemocracia. Pero ser¨ªa absolutamente insuficiente. Si no se da una paralela recuperaci¨®n innovadora del comunismo y del sindicalismo afin de esta corrienet de pensamiento no habr¨¢ quiz¨¢ siquiera reformismo que merezca tal nombre.
Por eso nos preocupa lo qu viene ocurriendo en CC OO. No preocupa que la crisis comunista se exprese en el sindicato en actitudes excluyentes para los no afines a IU. El ¨²ltimo episodio ha sido el montaje contra Juan Ignacio Mar¨ªn y otros dos destacados ex dirigentes del metal.
La situaci¨®n sindical en Espa?a apunta a que todav¨ªa por bastante tiempo persistir¨¢ la lucha d elos sindicatos por la hegemon¨ªa. La raz¨®n principal est¨¢ en que son amplia mayor¨ªa los trabajadores sin afiliaci¨®n, y ello abre la l¨®gica expectativa por ver qui¨¦n es capaz de ampliar m¨¢s sus propias bases. Pero la experiencia ha demostrado que la divisi¨®n y el enfrentamiento entre los sindicatos ha sido una de las causas de retroceso de unos y otros. De ah¨ª que los t¨¦rminos de la nueva competencia debieran estar, adem¨¢s de en la mejor pr¨¢ctica en la resoluci¨®n con los trabajadores y la soluci¨®n de sus problemas cotidianos, en la capacidad de expres su pluralismo y diversidad de ideas e intereses, a la par de abanderar su unidad y dar coherencia la t¨¢ctica y a la estrategia de unidad de acci¨®n.
Juli¨¢n Ariza Rico es miembro del secretariado de la Federaci¨®n Sindical de Comisiones Obreras.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.