iTore¨® Curro!
Torrestrella / Romero, Cepeda, Litri
ENVIADO ESPECIALAyer tore¨® Curro. Ayer tore¨® Curro en la Maestranza. Iban a dar las siete y media, estaba nublado y hac¨ªa ligera brisa. Fue un milagro. Fue el milagro de san Pantale¨®n, con la ¨²nica diferencia de que el milagro de san Pantale¨®n es c¨ªclico, a fecha fija, y el de Curro Romero s¨®lo Dios sabe cu¨¢ndo puede acontecer. Lo ¨²nico sabido es que, finalmente, acontece. El absentismo roque?o de Curro Romero se licu¨® ayer en fluida sangre torera y lance¨® de capa, breg¨® en la lidia, tore¨® de
muleta y hasta se permiti¨® el lujo de porfiar cerquita de los pitones, igual que los m¨¢s acendrados legionarios del toreo.
Cinco toros de Torrestrella bien presentados, muy flojos y nobles; 52, sobrero de Romao de Moura, con trap¨ªo, bravo y noble
Curro Romero: dos pinchazos y 12 descabellos (protestas); dos pinchazos (vuelta con algunas protestas). Fernando Cepeda pinchazo y estocada corta ladeada perdiendo la muleta (silencio); pinchazo bajo, estocada ca¨ªda y rueda de peones; aviso (ovaci¨®n y salida al tercio). Litri pinchazo y estocada tirando la muleta (ovaci¨®n y salida al tercio); pinchazo y estocada corta (ovaci¨®n y salida a los medios). Plaza de la Maestranza, 14 de abril. Novena corrida de feria.
Tore¨® Curro a un toro casta?o de trap¨ªo, al que recibi¨® en los mism¨ªsimos medios con ver¨®nicas de su marca y media extraordinaria. Repiti¨® las ver¨®nicas en el quite. ?l solo con el toro, lo llevaba al caballo por el di¨¢metro de la plaza, suave, siempre por delante para mantener su fijeza, haciendo uso de una t¨¦cnica capoteadora de clase especial. Inici¨® la. faena de muleta con pases por alto, traz¨® redondos templad¨ªsimos. En ocasiones llevaba la mano alta, pero no se trataba de uno de los alivios de Curro sino del necesario recurso para que el toro no se viniera abajo. Se ech¨® la muleta a la izquierda.
?Alguien tendr¨ªa la osad¨ªa de querer ense?ar a un padre a hacer hijos? ?Alguien tendr¨ªa la osad¨ªa de pretender ense?ar a torear a Curro Romero? Y sin embargo, all¨ª pareci¨® que equivocaba la t¨¢ctica. El toro era noble por el pit¨®n derecho, pero m¨¢s a¨²n por el izquierdo. Y si llega a iniciar la faena con la izquierda, arma un alboroto. Cuando present¨® el natural, el toro se ven¨ªa abajo. Porfi¨® entonces. Y hubo para remate el muletazo de la tarde y quiz¨¢ de la feria: un ayudado con la izquierda rodilla en tierra, sacado de los polvorientos legajos. de la tauromaquia m¨¢s a?eja y pura.
?Tore¨® Curro ... ! Era su hora -las siete y media, estaba nublado, etc¨¦tera-, no su d¨ªa, porque al primero, igualmente noble (y muy inv¨¢lido), se limit¨® a apuntarle los pases y lo escabech¨® a puntillazos. Con la actuaci¨®n de Curro en el cuarto toro la tarde se meti¨® en torer¨ªa e hizo puente con dos homb ? res de plata que surgieron en el sexto, pasando por el pilar de un derechazo her mos¨ªsirno que instrument¨® Fernando Cepeda al quinto. De los hombres de plata,-uno era El Mangui, que breg¨® con arte y eficacia; el otro, Montoli¨², que prendi¨® dos sensacionales pares de banderillas. Ambos correspondieron montera en mano a las ovaciones del p¨²blico, puesto en pie. Y les tocaron la m¨²sica.
Al toro que se dej¨® ir Rafi Camino hace par de d¨ªas -tan comentado-, hay que a?adir los que se dejaron ir ayer Cepeda y Litri. Con el agravante de que no acertaron a instrumentar los naturales que Camino lleg¨® a cuajar. Cepeda porfi¨® a un toro torp¨®n, y a otro pastue?o le tore¨® con sucesi¨®n abundosa de pases, pico, regular temple, escaso aguante, salvo el redondo largo y exquisito mencionado. Litri le dio el litrazo al boyante tercero.
El litrazo consiste en que el torero se va lejos del toro, cita desde all¨ª, aguanta la embestida en un natural. Y eso est¨¢ bien, tiene un m¨¦rito enorme, pero despu¨¦s de ese natural hay que dar otros, tambi¨¦n redondos, el repertorio -en fin-, y ah¨ª es donde fall¨® estrepitosamente Litri. El toro embest¨ªa demasiado noble, demasiado largo para que no quedara en evidencia un torero incapaz de sentir la llamada del arte o de aplicar correctamente la t¨¦cnica que conforma las suertes.
El sexto, un precioso c¨¢rdeno botinero que tom¨® con alegr¨ªa dos picotazos, se agot¨® a los pocos pases y entonces hizo el Litri alarde de ese -valor temerario que sin duda atesora, porfi¨¢ndole muy al alcance de los pitones. Por fortuna no hubo tal alcance, el p¨²blico agradeci¨® la voluntad y en el fondo se qued¨® bastante fr¨ªo, porque no es ese el tipo de toreo que gusta en la Maestranza.
El tipo de toreo que gusta en la Maestranza no es mejor ni peor. El tipo de toreo que gusta en la Maestranza pertenece a otro orden; el que revel¨® ayer Curro cuando su roque?o absentismo se licu¨® en sangre torera. A las siete y media de la tarde.
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