El regreso de la Orquesta Mondrag¨®n
"Me siento menos surrealista y m¨¢s solo que nunca", afirma su cantante, Javier Gurruchaga
Tras dos a?os de silencio discogr¨¢fico, la Orquesta Mondrag¨®n acaba de finalizar la grabaci¨®n de su ¨²ltimo disco, que se publicar¨¢ dentro de un mes. Javier Gurruchaga, alma del grupo, recuerda en este ¨²ltimo trabajo, titulado Una sonrisa, por favor, el esp¨ªritu de Chaplin, se ambienta en los sonidos de los sesenta y ahora el humor negro de Eduardo Haro Ibars. "Me siento menos surrealista y m¨¢s solo que nunca", afirm¨® el cantante.
"Tengo 31 a?os. Estoy soltero, vivo en una casa grande y tengo todas las neuras, los miedos y las hipocondrias del mundo". As¨ª se presenta Javier Gurruchaga, alma de la Orquesta Mondrag¨®n, cuando tras haberse convertido en blanco de pol¨¦micas televisivas -"ahora necesito centrarme en la m¨²sica", dice- acaba de terminar la grabaci¨®n de su ¨²ltimo disco. El t¨ªtulo parece escogido para el autoest¨ªmulo: Una sonrisa, por favor. "Coincidiendo con el centenario de Chaplin", explica el cantante, "he querido recordar Candilejas, una pel¨ªcula que me hace llorar siempre. La chica quiere dejar de vivir y Chaplin es un payaso frustrado que la anima a sonre¨ªr un poquito. En estos momentos coincido con esta idea, porque si no, me hubiera tomado ayer 30 pastillas de Valium. Motivos tenemos todos para estas jodidos".Es su octavo elep¨¦, que rompe un silencio discogr¨¢fico de dos a?os. "Durante este tiempo", afirma Gurruchaga, "he escuchado mucha m¨²sica. Por eso en el nuevo trabajo hay homenajes. No somos totalmente originales, como sabes". Hablar con Javier Gurruchaga significa someterse a un bombardeo de nombres que forman u mundo de influencias y pasiones. De Chaplin a Elton Johri, de Bowie a Carmen Miranda, de Sinatra a Fellini, m¨¢s de 30 nombres constituyen algunos de sus ¨ªdolos, que salen a relucir cuando intenta explicar los or¨ªgenes de su m¨²sica: "Siempre me ha fascinado la negritud. Confieso mi colonizaci¨®n".
En su ¨²ltimo trabajo, Gurruchaga adereza esta colonizaci¨®n con sonidos de los sesenta: "Hemos querido recuperar sonidos de la ¨¦poca de los Beatles y los Stones. Llevo 19 a?os de cantante y me siguen gustando esas atm¨®sferas. En nuestros discos no hemos sido muy experimentales, todo hay que decirlo. Hemos jugado con el h¨²mor y la iron¨ªa, envueltos en rock. Puede que suene a cosas ya o¨ªdas, pero me siento c¨®modo. Cr¨¦o que es mi trabajo m¨¢s maduro, pensado para el directo".
"Este a?o", contin¨²a Gurruchaga, "nos va a echar una manita Llu¨ªs Pascual en el montaje y la escenografia y Juan Carlos Egullor. Me gustar¨ªa cambiar un poco el rollo y recuperar el cine". La variaci¨®n del espect¨¢culo es la consecuencia de los textos, de las nuevas canciones. "No puedo estar toda la vida hablando de monstruos", explica. "Me siento menos surrealista, m¨¢s solo que nunca, y por eso el disco es menos histri¨®nico y circense, aunque est¨¢n los estados de ¨¢nimo del payaso". Javier Gurruchaga no duda cuando explica la raz¨®n de algunas; ausencias: "Ese humor negro, esa corrosi¨®n, s¨®lo se la pod¨ªan dar las letras de Eduardo Haro Ibars. El disco se lo voy a dedicar a ¨¦l".
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