El Gobierno brit¨¢nico crea una comisi¨®n para analizar la conducta de la Prensa
El Gobierno brit¨¢nico dio ayer un plazo m¨¢ximo de dos a?os a la Prensa de las islas para poner la casa en orden si no quiere que sea el propio Ejecutivo el que establezca las reglas del juego. El ultim¨¢tum lleg¨® mientras el Parlamento derrotaba un proyecto de ley sobre derecho de r¨¦plica, considerado impracticable, y cuando un seminario internacional de periodistas hablaba sobre las trabas con que se encuentra la libertad de informaci¨®n en el Reino Unido.
El subsecretario del Ministerio del Interior, Tim Renton, anunci¨® en la C¨¢mara de los Comunes que el Gobierno va a crear una comisi¨®n independiente para analizar el comportamiento de la Prensa. Se da por hecho que la comisi¨®n, que debe informar al ministerio dentro de un a?o, va a estudiar el derecho de r¨¦plica, la confidencialidad, la difamaci¨®n y, en general, los abusos en que incurren los peri¨®dicos. "Los directores y los editores de la prensa nacional est¨¢n someti dos a prueba", dijo Renton "Tienen un a?o o dos para poner la casa en orden'.La decisi¨®n gubernamental sale al paso de los proyectos de ley sobre derecho a la intimi dad y derecho de r¨¦plica, pro puestos a t¨ªtulo particular por sendos parlamentarios. El Ejecutivo toma la iniciativa y obli ga a la Prensa a actuar. Louis Blom-Cooper, presidente del Consejo de Prensa (una entidad que vigila la actuaci¨®n de los peri¨®dicos y,atiende a las cr¨ªticas de los lectores) di¨® la bienvenida al anuncio gubernamental, aunque con cautela.
Blom-Cooper cree "llegado el momento de establecer un c¨®digo de actuaci¨®n" para los peri¨®dicos y se congratula de que "los intentos de introducir esas dos leyes hayan dejado claro la necesidad que tiene la Prensa de autorregularse".
El tono bals¨¢mico de los comentarios de Blom-Cooper sorprendi¨® a los asistentes alseminario internacional organizado ayer en Londres por el Instituto Internacional de Prensa (IPI, un organismo que vela por la libertad de Prensa en todo el mundo), en el que durante horas se estuvo hablando de la poca estima en que el Gobierno tiene a tal libertad.
La futura ley sobre secretos oficiales, la decisi¨®n de impedir que los grupos pol¨ªticos pr¨®ximos a organizaciones armadas accedan a c¨¢maras y micr¨®fonos, la reacci¨®n gubernamental ante las informaciones sobre la emboscada de Gibraltar y los intentos de impedir informar sobre el libro Spycatcher, fueron puestos como ejemplos de la fobia gubernamental a la luz y los taqu¨ªgrafos.
El problema se ve agravado por la ausencia de una Constituci¨®n que garantice la libertad de expresi¨®n y de Prensa en el Reino Unido.
Excesos sensacionalistas
A esos casos que afectan a la llamada prensa seria se suman las estridencias de la prensa sensacionalista, que ha conseguido un clamor popular en favor de imponer normas que impidan los excesos.En el seminario de ayer se habl¨® de la hipocres¨ªa de la sociedad brit¨¢nica -aparentemente harta de los excesos de una prensa popular que es consumida con ansia por millones de lectores- y de la falta de apoyo ciudadano a la libertad de expresi¨®n. Los medios de comunicaci¨®n no parecieron ayer tener una respuesta un¨¢nime al requerimiento gubernamental de autorregulaci¨®n.
Andrew Neil, director del Sunday Times, habl¨® de las presiones del establishment contra la libertad de expresi¨®n y acus¨® a los jueces de estar excesivarnente dispuestos a apoyar los puntos de vista del Gobierno sobre lo que se debe o no publicar. Neil cree que "si hay razones para publicar, debe hacerse" y pechar con las consecuencias. "Debe existir el derecho a equivocarse y a la irresponsabilidad, porque la libertad no es indivisible". Max Hastings, director del Telegraph, le replic¨® que "no puede haber libertad de Prensa si no se eierce con responsabilidad".
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