Mitterrand, Kissinger y los sirios
El autor de este art¨ªculo traza un plano de situaci¨®n del conflicto liban¨¦s y hace hincapi¨¦ en el confusionismo generado en torno a los elementos en disputa. El analista de pol¨ªtica internacional llama la atenci¨®n sobre el rearme sirio -"Siria se ha armado para una guerra psicol¨®gica en toda regla"-; la curiosa actitud de Kissinger ante el hombre fuerte sirio -"Quiz¨¢ Dios me castigue alg¨²n d¨ªa, pero me gusta mucho Hafez el Assad"-, y el papel de la diplomacia francesa en el ¨¢rea.
Resulta que el sobresalto s¨®lo habr¨¢ durado el espacio de un p¨¢lpito. En efecto, he aqu¨ª que nuestros colegas se empe?an en subrayar que la posici¨®n de Francia en L¨ªbano es "cada vez m¨¢s criticada". ?Pero por qui¨¦n? Primero se nos dice que por los sirios. Confesemos que no es una sorpresa. Claro que s¨ª, pero tambi¨¦n est¨¢n los drusos y los integristas shi¨ªes. ?Acaso han escapado al dominio sirio como para que se les pueda conceder cierta independencia de criterio? Quiz¨¢, se nos dice, pero el se?or Selim, Hoss, jefe respetado del Gobierno de mayor¨ªa musulmana (seg¨²n la expresi¨®n de un corresponsal), se considera obstaculizado por la posici¨®n parcial de Francia. ?Es injurioso pensar que, sin el apoyo de los sirios, el se?or Selim Hoss no ser¨ªa jefe de Gobierno ni respetado? En resumen, lo que esto nos ense?a es que los sirios no est¨¢n satisfechos de las iniciativas francesas en favor de los cristianos y que hacen que sus aliados y vasallos los proclamen. No creo que esto sea lo que se llama una informaci¨®n imprevisible.El resto, admit¨¢moslo, es un poco m¨¢s inesperado. Se dir¨ªa que todos nosotros hemos sido v¨ªctimas de las alucinaciones. Parece que las centrales el¨¦ctricas, marchan viento en popa, que el fuel corre a manos llenas y que los, v¨ªveres no han faltado jam¨¢s. En. cuanto a los heridos (porque, en efecto, se admite que se ha producido cierto n¨²mero de ellos por ambas partes, aunque es f¨¢cil pensar que han sido un poco m¨¢s numerosos por parte musulmana) est¨¢n cuidados perfectamente en hospitales que, a fin de cuentas, s¨®lo est¨¢n llenos hasta el 30% de su capacidad. Ahora bien, si ustedes tienen en la cabeza escenas filmadas sobre el ¨¦xodo de los pueblos, tengan cuidado porque pueden ser secuencias televisadas hace varios a?os. Dicho de otra manera, est¨¢ claro: Siria se ha armado para una guerra psicol¨®gica en toda regla y no se le puede reprochar cierta pericia en el arte (realmente surtido de amenazas) de la manipulaci¨®n.
Alivio y avidez
He dicho que lo hab¨ªamos comprendido. ?Craso error! Por ejemplo, todos aquellos que todav¨ªa encontraban la ¨²ltima semana buenas razones para no sumarse al movimiento de solidaridad de Francia con todos los libaneses v¨ªctimas de los bombardeos los tenemos ahora ceb¨¢ndose con alivio y avidez en los obst¨¢culos con que se topa la pol¨ªtica francesa. Recu¨¦rdenlo: han reprochado todo a todo el mundo: ser indiferentes o ser prosirios, invitar a Par¨ªs al presidente o preferir a los palestinos en vez de a los cristianos. Son los mismos que actualmente se preguntan si, a fin de cuentas, no somos un poco imprudentes y, en todo caso, completamente irresponsables. Si a todo esto a?adimos que al pasar por Par¨ªs el estimado Henry Kissinger declar¨® al salir del El¨ªseo con calculada ingenuidad: "Quiz¨¢ Dios me castigue alg¨²n d¨ªa, pero me gusta mucho Hafez el Assad", entonces veremos hasta qu¨¦ punto la confusi¨®n de unos, la versatilidad de otros y la futilidad de todos pueden sembrar en la opini¨®n p¨²blica la m¨¢s perniciosa falta de informaci¨®n.
Evidentemente, se permite tener diferentes ideas sobre el Oriente Pr¨®ximo m¨¢s que sobre cualquier otro tema a condici¨®n, no obstante, de que dichas ideas se nutran de una coherencia. argumentada y, si es posible, vivida. Al volver de L¨ªbano y de Siria, me di cuenta de que los primeros. Gobiernos socialistas (que por otra parte tomaban el relevo de sus predecesores) olvidaban que hab¨ªa que tener en cuenta el poder sirio, sus alianzas exteriores, sus redes de inter¨¦s en la regi¨®n y la concepci¨®n que la propia Siria se hab¨ªa hecho de su papel.
En 1982, durante la invasi¨®n israel¨ª de L¨ªbano, lo que a Francia le importaba era proteger el equilibrio entre los cristianos israel¨ªes y los palestinos musulmanes, misi¨®n tanto m¨¢s justificada en cuanto que ni a los ¨¢rabes (los sirios se cuentan entre ellos) ni a los sovi¨¦ticos como aliados de los sirios ni finalmente a los americanos, se les hab¨ªa pasado por la cabeza interponerse durante la invasi¨®n. Recuerdo que Henry Kissinger no habr¨ªa lamentado entonces que los azares de la guerra y la din¨¢mica de la rapidez adquirida condujeran a los israel¨ªes a Damasco. Entonces, y s¨®lo entonces, habr¨ªa intervenido Estados Unidos, acompa?ado por algunos Estados europeos para guardar las apariencias (?por qu¨¦ no por los franceses, ya que estos ¨²ltimos hab¨ªan insistido?) para frenar a Israel, salvar a Assad y para imponer, de paso, un nuevo comportamiento en L¨ªbano y en otras partes. Se habr¨ªa podido pensar en una soluci¨®n conjunta. Actualmente s¨®lo se puede so?ar, cosa que, por otra parte, es lo que hace Kissinger.
Humillaci¨®n sovi¨¦tica
Pero, finalmente, los israel¨ªes se detuvieron en Beirut. Fue Arafat quien se salv¨®, mientras que Bechir Gemayel, primer ministro de L¨ªbano, fue asesinado. En cuanto al sirio Hafez el Assad, si bien perdi¨® gran parte de su aviaci¨®n y parte de su salud, no tard¨® en demostrar a los sovi¨¦ticos que en el transcurso de la invasi¨®n de Zahal la superpotencia sovi¨¦tica hab¨ªa quedado en definitiva m¨¢s humillada que la siria.
Pero Mosc¨² no precis¨® de mucho tiempo para aceptar esta tesis, reconstruir la aviaci¨®n siria y volver a equipar las bases militares pr¨®ximas a Damasco con un material ultrasofisticado. No hay nada que haya sido menos secreto que esta operaci¨®n. Por el contrario, los sovi¨¦ticos estaban resueltos a anunciar al mundo que hab¨ªa llegado la hora de los nuevos misiles para esta regi¨®n y que en lo sucesivo habr¨ªa que pens¨¢rselo dos veces antes de desencadenar una guerra contra sus aliados. Seg¨²n mi punto de vista, fue la ¨¦poca de la reconciliaci¨®n con los sirios.
es director de Le Nouvel Observateur.
Traducci¨®n: Daniel Sarasola.
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