M¨¦xico: tiempo y oportunidad
Desde hace 150 d¨ªas el presidente de M¨¦xico vive y trabaja en casa de vidrio. Muros transparentes que no dejan lugar a equ¨ªvocos, que permiten a una sociedad vigilante observar sus d¨ªas y sus actos de gobierno. Desde hace cinco meses en M¨¦xico se cumple y le renueva el rito de la legitimidad social que busca afirmarse en la confianza directa del pueblo y, en forma m¨¢s precisa, en la credibilidad de los gobernantes.En M¨¦xico el tiempo siempre ha sido materia privilegiada del quehacer pol¨ªtico. Tiempo mexicano, cuya extraordinaria fluidez invita m¨¢s a la reflexi¨®n que al balance, cuando el pa¨ªs se encuentra inmerso en una etapa de transformaci¨®n y reformas de importancia innegable. Por un lado, las exigencias nacionales en favor de una democracia plena se inscriben en el marco m¨¢s amplio de una clara modernizaci¨®n pol¨ªtica. Por el otro, los sectores mayoritarios de la poblaci¨®n marcan rumbos a la pol¨ªtica, exigiendo cambios que impriman mayor eficiencia a las actividades productivas, pero, sobre todo, una m¨¢s justa y equitativa distribuci¨®n de sus frutos y beneficios.
Tiempo requiere la renegociaci¨®n de la deuda externa y tiempo falta para atender el rezago social agudizado por la crisis. Ciclos cortos y largos se entreveran en cada decisi¨®n de gobierno y en cada reivindicaci¨®n promovida por una sociedad cada vez m¨¢s din¨¢mica y militante. Tiempo de concertaci¨®n y di¨¢logo, tiempo para reactivar el crecimiento econ¨®mico y tiempo, en fin, para hacer frente a los grandes problemas nacionales.
La historia de M¨¦xico ha sido, por excelencia, la de una naci¨®n que ha sabido transformar sus tiempos -a menudo adversos- en instrumento id¨®neo para alcanzar equilibrios y soluciones. Conocer el momento justo de actuar o de esperar es algo tan complejo y tan valioso en el desarrollo de los pa¨ªses, que no todos lo consiguen a plenitud. Pueblos sabios son aquellos capaces de ubicar sus problemas en el contexto preciso en que hallar¨¢n soluci¨®n. Pueblos que poseen el donde la oportunidad.
Tiempo y raz¨®n suelen ir de la mano. Una mirada al itinerario de la revoluci¨®n mexicana muestra, por ejemplo, la fuerza modernizadora de una sociedad hecha por el cambio y para el cambio. El enorme potencial de anticipaci¨®n que gener¨® ese profundo movimiento social persiste en el conjunto de concepciones que ahora la definen, y en esa vigencia de principios la naci¨®n se refleja y reconoce.
De la aplicaci¨®n de tales postulados a sus propias realidades, M¨¦xico ha extra¨ªdo las fuentes de su raz¨®n y la firmeza de sus acciones. Por eso no debe sorprender a nadie la seriedad con que el pa¨ªs ha cumplido puntualmente sus compromisos y la determinaci¨®n con que ha mantenido los principios b¨¢sicos de la convivencia internacional. El tiempo le ha dado en muchas ocasiones la raz¨®n, y por ello M¨¦xico ha sabido conducirse con dignidad, no con servidumbre; la sumisi¨®n no ha solido ser entre los mexicanos moneda de cu?o corriente.
Un pa¨ªs con tales caracter¨ªsticas debe inspirar respeto en la negociaci¨®n directa. Es interlocutor v¨¢lido y confiable. Desde su inicio a la vida independiente, M¨¦xico se ha conducido con apego a una regla de comportamiento de inmutable valor. tratar a los dem¨¢s como a uno mismo le gustar¨ªa ser tratado. El apotegma de Benito Ju¨¢rez no es producto feliz de la ret¨®rica, sino una conclusi¨®n inevitable de la dura experiencia hist¨®rica de los mexicanos. Respetar el derecho ajeno es la base de la paz, la mejor salvaguardia de la soberan¨ªa.
Seriedad, dignidad y respeto constituyen el tr¨ªpode de este tiempo mexicano que el presidente Salinas de Gortari ha puesto en juego durante los primeros 150 d¨ªas de su gesti¨®n. Al revisar este per¨ªodo destaca la modernizaci¨®n del sistema y del conjunto de las relaciones de poder que, sin duda, est¨¢n configurando una nueva cultura pol¨ªtica que ampl¨ªa y fortalece el di¨¢logo nacional. Se transforman las relaciones del Estado, fortaleciendo a la sociedad civil y ante los complejos desaf¨ªos, la capacidad de respuesta de las instituciones demuestra su notable versatilidad.
A este cambio ha contribuido el tenaz impulso de una instituci¨®n presidencial firme y, en no poca medida, audaz y heterodoxa. Se ha convocado a las distintas fuerzas pol¨ªticas del pa¨ªs para perfeccionar los procesos electorales y actualizar el r¨¦gimen de partidos, al tiempo que se ha realizado un gran esfuerzo de conciliaci¨®n decretando la amnist¨ªa a quienes, por defender sus ideas pol¨ªticas, incurrieron en delitos del orden com¨²n. Asimiamo, se ha preservado el Estado de derecho con acciones que han fortalecido la lucha contra el narcotr¨¢fico y que han permitido, por la comisi¨®n de diversos delitos, la detenci¨®n de dirigentes del sindicato petrolero, as¨ª como de importantes figuras del mundo empresarial.
Detr¨¢s del esfuerzo democratizador tambi¨¦n est¨¢ la aspiraci¨®n colectiva y la suma de voluntades que buscan el di¨¢logo como instrumento de participaci¨®n c¨ªvica y de corresponsabilidad pol¨ªtica. ?ste es el caso de la renuncia, hace tan s¨®lo unos d¨ªas, de los dirigentes del Sindicato de Trabajadores de la Educaci¨®n, exigida por sus bases en un claro esfuerzo por democratizar su organizaci¨®n.
Otro importante elemento en la recuperaci¨®n de confianza y credibilidad tiene que ver con la evoluci¨®n de la vida econ¨®mica del pa¨ªs y, en el centro de ella, con la renegociaci¨®n de la deuda externa.
En este tema M¨¦xico ha intentado mantener una f¨¦rrea disciplina que, en ocasiones, ha representado duros sacrificios para el grueso de la poblaci¨®n. La prudencia c¨ªvica de esa mayor¨ªa y la solidez del sistema institucional han puesto barreras infranqueables a las manifestaciones violentas y al desorden social.
Sin embargo, es claro que la deuda externa se ha convertido, lenta e inexorablemente, en deuda social. Durante los ¨²ltimos a?os, y como consecuencia de haber estado transfiriendo montos netos de recursos al exterior, superiores al 6% del producto para servir la deuda, la calidad y nivel de vida de los mexicanos se ha deteriorado significativamente, el exiguo gasto p¨²blico se ha tenido que orientar a la atenci¨®n de los aspectos sociales del desarrollo y los precarios montos de inversi¨®n privada no han sido capaces de generar suficientes puestos de trabajo.
Bajo estas circunstancias, crecer es hoy un imperativo de la mayor importancia: la crisis de la deuda no s¨®lo ha representado una profunda fisura en las estructuras productivas, sino que se ha constituido en elemento disolvente de la cohesi¨®n social.
Un arreglo conveniente en torno a la deuda abrir¨¢ espacios, pero no arrojar¨¢ soluciones m¨¢gicas. Los retos son enormes para todos los componentes de la sociedad mexicana; hacerles frente exige no s¨®lo un trabajo intenso de concertaci¨®n, sino una clara voluntad de cambio, as¨ª como de los elementos y recursos m¨ªnimos que lo hagan posible.
La segunda pieza integrante de la estrategia econ¨®mica seguida en estos 150 d¨ªas de gobierno es el llamado Pacto de Estabilidad y Crecimiento Econ¨®mico, que se ha propuesto coordinar los esfuerzos de los distintos sectores en torno al objetivo com¨²n del combate frontal a la inflaci¨®n e implantar un programa de expansi¨®n gradual de la actividad productiva. T¨¦ngase en cuenta que el crecimiento de los precios, a tasa anual, ha pasado de 159% en 1987 a menos del 20% en el momento actual.
En el mantenimiento del pacto, los trabajadores han perseverado en el gigantesco esfuerzo requerido a su sector y el Gobierno sigue avanzando en su compromiso por sanear las finanzas p¨²blicas y consolidar la apertura de la econom¨ªa hacia el exterior. Pero bajo la circunstancia actual, su ¨¦xito demanda el compromiso m¨¢s decidido del empresariado nacional; se trata de apostar, sin vacilaciones, por el futuro del pa¨ªs.
En el inexorable devenir del tiempo mexicano no hay espacio para volver el rostro atr¨¢s en busca de culpas y justificaciones. Estos 150 d¨ªas han demostrado con toda nitidez que el trabajo es hacia adelante, partiendo de bases realistas y de un di¨¢logo nacional que permita definir y precisar las expectativas.
No imaginar, sino construir el futuro. Tal es el sentido ¨²ltimo de este proceso modernizador, fincado en la rica y din¨¢mica pluralidad de la sociedad mexicana.
El presidente de M¨¦xico es pieza clave en este proceso. No s¨®lo los tiempos confluyen en esa c¨²spide de decisiones, sino tambi¨¦n la generaci¨®n de espacios para la acci¨®n c¨ªvica de la sociedad. En tomo suyo se empieza a definir un modelo del cambio mexicano, las condiciones reales para que la modernizaci¨®n deje de ser aspiraci¨®n gubernamental y se transforme en pr¨¢ctica cotidiana de la vida comunitaria.
La pol¨ªtica, como el arte de comprender y manejar los tiempos, est¨¢ en la base misma de tal proyecto: privilegia el compromiso social y la concertaci¨®n, mantiene y asegura principios b¨¢sicos de la convivencia y abre espacios para que las organizaciones y fuerzas del conjunto de la sociedad negocien, logren consensos y promuevan, a partir de ¨¦stos, el proyecto nacional. Sorteando condiciones adversas, M¨¦xico busca su propia v¨ªa, consciente de su enorme reserva espiritual; con hechos, hoy demuestra a sus cr¨ªticos apresurados de ayer que el tiempo y la raz¨®n, como entonces, parecen estar a su favor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.