Algunas reflexiones sobre el Primero de Mayo
Las cr¨ªticas a la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno y el clima de conflictividad social constituyen los denominadores comunes de este Primero de Mayo que despu¨¦s de siete a?os vuelven a celebrar juntos UGT y CC OO. Los l¨ªderes de las dos centrales sindicales mayoritarias exponen su posici¨®n ante la fiesta de los trabajadores en una jornada que, seg¨²n ellos, revalidar¨¢ tambi¨¦n las demandas del 14-D.
Determinadas circunstancias que concurren en este Primero de Mayo de 1989, pocos meses despu¨¦s del paro general y las grandes movilizaciones realizadas en el mes de diciembre ¨²ltimo, sugieren algunas consideraciones que me parece oportuno transmitir, aunque sea brevemente.Una est¨¢ relacionada con la negativa del Gobierno a acceder a las demandas que tan amplio respaldo popular tuvieron el 14-D. Como es conocido, tras la formulaci¨®n por los sindicatos de peticiones que no consist¨ªan sino en reclamar el cumplimiento de compromisos firmados y promesas realizadas -todos incumplidos-, y despu¨¦s de rebajarlas sustancialmente en la mesa de negociaci¨®n, nos hemos encontrado con una negativa del Gobierno, que esta vez tuvo una formulaci¨®n novedosa: la de un pacto en el Parlamento entre el partido que lo respalda y los sectores de la derecha.
Aunque ya desde las primeras intervenciones del Gobierno tras el 14-D intuimos que tras la pretendida humildad y voluntad negociadora se escond¨ªa la intenci¨®n de recostarse en la derecha para no acceder a las demandas de los sectores a quienes menos ha favorecido el crecimiento de la econom¨ªa de los ¨²ltimos a?os, s¨ª debemos dejar constancia de nuestra sorpresa de que esas medidas, que s¨®lo implican cumplir en m¨ªnima parte la deuda contra¨ªda, se intenten presentar como un giro social, cuando no lo son en absoluto.
Otra consideraci¨®n parte de constatar que la negociaci¨®n colectiva est¨¢ en estos momentos completamente bloqueada en muchos sectores y empresas, con la consecuencia de una conflictividad laboral extendida a lo largo y ancho de nuestro pa¨ªs, que afecta tanto a la empresa p¨²blica como a la privada.
Este amplio abanico de huelgas y movilizaciones, en el que han participado centenares de miles de hombres y mujeres, ha dado lugar, como ya es en cierta medida habitual, a que ciertos sectores de la opini¨®n expi¨¦sen sus cr¨ªticas contra los sindicatos y reclamen la modificaci¨®n de las normas vigentes para restringir a¨²n m¨¢s el derecho de la huelga.
Farise¨ªsmo
Naturalmente que los sindicatos lamentamos como el que m¨¢s los trastornos que algunas huelgas causan a los ciudadanos, pero tenemos que decirles a estos sectores que no incurran en farise¨ªsmo y se pregunten en primer lugar por la causa de los conflictos.?Por qu¨¦ se producen estas huelgas? ?Acaso por un af¨¢n deliberado de los sindicatos por perturbar la vida ciudadana? De ninguna manera. Las huelgas ocurren porque los empresarios mantienen en las mesas de negociaci¨®n de los convenios colectivos ofertas (3% o 4% de ¨ªncremento salarial) que s¨®lo pueden entenderse como una provocaci¨®n, cuando es p¨²blico y notorio que la tasa de inflaci¨®n supera holgadamente esas cifras y no existen perspectivas ciertas de que descienda.
Adem¨¢s existe una cerrada negativa empresarial para ofrecer posturas razonables en relaci¨®n con otras reivindicaciones laborales, que, si siempre han sido justas, lo son mucho m¨¢s en momentos en que la marcha de la econom¨ªa se muestra tan favorable para las empresas. Tal es el caso, por ejemplo, de las medidas tendentes a repartir el trabajo, reducir la jornada, favorecer el control sindical de la contrataci¨®n o mejorar las condiciones de trabajo.
Una tercera cuesti¨®n est¨¢ vinculada con la construcci¨®n del espacio social europeo, exigencia cada vez m¨¢s apremiante del sindicalismo ante un mercado interior que se est¨¢ poniendo en marcha aceleradamente porque el Acta Cnica le ha fijado fechas precisas, mientras las cuestiones sociales se postergan.
Prioridades
Todo parece indicar que en este semestre de presidencia espa?ola del Consejo de Europa no habr¨¢ pasos importantes en este campo, a pesar de que se nos hab¨ªa presentado como prioritario. Ahora todo parece indicar que las prioridades son otras y que en la cumbre de Madrid no se producir¨¢n los avances sustanciales que la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos reclama con insistencia cada vez mayor, por la sencilla raz¨®n de que en este aspecto est¨¢ casi todo por hacer.Y es bueno a?adir, por ¨²ltimo, que las organizaciones espa?olas acudimos a este Primero de Mayo en un clima de entendimiento y de unidad de acci¨®n que debe contribuir, sin duda, a incrementar la eficacia de nuestra acci¨®n sindical.
Ya es hora de que nos habituemos a considerar normales las cosas que son normales en los pa¨ªses de nuestro entorno y desde hace muchos a?os.
Como conclusi¨®n dir¨¦ que, para UGT, este Primero de Mayo debe conllevar un mensaje de esperanza a todos los hombres y mujeres del mundo del trabajo, a los parados, a los pens¨ªonistas, a los sectores menos favorecidos de la sociedad, que est¨¢n en el centro de unas reivindicaciones que son esencialmente solidarias.
Este Primero de Mayo recordaremos que sigue plenamente vigente la demanda de que se pague la deuda social contra¨ªda.
Sigue siendo perentoria la necesidad de un giro social que realice una pol¨ªtica econ¨®mica neoliberal hacia las exigencias de los m¨¢s necesitados.
Est¨¢ plenamente presente nuestra lucha por una Europa m¨¢s cohesionada y equitativa.
Y siguen teniendo total vigencia los valores del sindicalismo que hoy se manifiesta en las calles de pueblos y ciudades porque reclama una sociedad m¨¢s justa.
Nicol¨¢s Redondo Urbieta es secretario general de la UGT.
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