Arras¨® el flamenco
La funci¨®n de gala para conmemorar el D¨ªa Internacional de la Danza no fue un tinglado de millones y estrellas internacionales que brillan una noche y despu¨¦s no se las vuelve a ver m¨¢s: fue un autohomenaje de la profesi¨®n -promovido por la joven Asociaci¨®n de Profesionales de la Danza de Madrid y muy bien organizado por la Consejer¨ªa de Cultura de la Comunidad- en el que prest¨® su concurso desinteresado un buen pu?ado de artistas que lograron un espect¨¢culo variado, revelador de la vitalidad y tambi¨¦n de las carencias de este sector de la escena, en plena expansi¨®n.La primera parte estuvo dedicada a la nueva danza, con fragmentos de obras de Bocanada Danza y Carmen Senra. Destac¨® el peque?o grupo del core¨®grafo catal¨¢n Francesc Bravo, ahora afincado en la capital, pero del que se ha visto aqu¨ª muy poco. Su Balada para tres -Nydia Molina, Mar Eguiluz y el propio Bravo- no es una obra ambiciosa ni acabada, pero su capacidad para desarrollar un movimiento magn¨¦tico, su inclinaci¨®n a la iron¨ªa y la fuerte presencia f¨ªsica de los int¨¦rpretes revelan una personalidad formadora y coreogr¨¢fica poco frecuente.
Gran gala del D¨ªa Internacional de la Danza
Madrid, teatro Alb¨¦niz, 29 de abril.
Cl¨¢sico
El sector cl¨¢sico -o m¨¢s bien contempor¨¢neo de base cl¨¢sica- se salv¨® gracias a los bailarines del Ballet V¨ªctor Ullate (Esperanza Aparicio, Eduardo Lao, Mar¨ªa Gim¨¦nez e Igor Yebra), que ofrecieron una conmovedora e impecable interpretaci¨®n de uno de los mejores ballets del repertorio de la joven compa?¨ªa, el Cuarteto de Neils Christe. Por el contrario, el Ballet del Teatro L¨ªrico Nacional -cuyas primeras figuras, de gira por Oriente, fueron las grandes ausentes de esta gala- no estuvo bien representado por Elena Figueroba y Daniel Alonso, que bailaron un paso a dos sobre m¨²sica de Massenet, montado especialmente para la ocasi¨®n por Ray Barra.La expectaci¨®n suscitada por la presencia de cuatro bailarines del Ballet de Francfort -entre ellos las espa?olas Ana Catalina Rom¨¢n y Hilde Koch- interpretando una obra del superexitoso director de aquel conjunto, William Forsythe, result¨® tambi¨¦n una decepci¨®n. Su Sin t¨ªtulo -sobre fragmentos de Bach- ten¨ªa alguna gracia, pero no la garra que se espera de este core¨®grafo americano, que en estos momentos es uno de los valores m¨¢s cotizados del mercado internacional.
Al final, como era de esperar, los flamencos arrasaron. Primero, por derecho -porque no hay nada que pueda ponerse en un escenario que tenga la fuerza, el heavy, del flamenco, aunque est¨¦ tan rebuscadamente fragmentado como lo presenta Joaqu¨ªn Ruiz o tan saturado de piruetas y tours end I'air como lo adorna Jos¨¦ Antonio. Y despu¨¦s porque no hubo, en la noche de gala, m¨¢s superestrella que Merche Esmeralda. Tal como estaban las cosas, Merche Esmeralda -con su sole¨¢, tan heterodoxa pero tan aut¨¦ntica- puso el teatro en vilo y fue un gozo ver c¨®mo los hipermodernos de la coleta y el pendiente se un¨ªan a los maestros de cl¨¢sico para dedicar a Merche Esmeralda las ovaciones m¨¢s largas y cerradas de la noche.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.