Con los tanques a otra parte
La URSS abre por vez primera a periodistas occidentales una base de carros de combate en la RDA
Los jovenc¨ªsimos soldados, todos con boinas de tanquistas sovi¨¦ticos, muchos con ojos orientales de uzbekos o kirgisos, algunos con rubios flequillos de lituanos, hac¨ªan que trabajaban, pero estaba casi de fiesta. Subidos en los T-64, sus flamantes carros de combate reci¨¦n pintados y con los motores en parte abiertos, hac¨ªan esfuerzos por simular trabajos de mantenimiento cuando de lo ¨²nico que parec¨ªan estar pendientes era de la ins¨®lita presencia de extranjeros en el cuartel, y entre ellos, qu¨¦ maravilla, mujeres.
Con radiantes sonrisas, los tanquistas sovi¨¦ticos se dejaban fotografiar, acud¨ªan sol¨ªcitos a posar con una rubia periodista espa?ola o conversaban con informadores norteamericanos asegurando, bajo la mirada atenta de sus superiores, que por supuesto est¨¢n encantados de regresar a la URS S, que en Alemania oriental los han tratado bien, que la perestroika es estupenda y que quieren que cuando sus tanques se desguacen la OTAN haga otro tanto.
Celosa protecci¨®n
Por primera vez en la historia el Ej¨¦rcito sovi¨¦tico abri¨® la pasada semana las puertas de uno de sus reductos protegidos con m¨¢s celo, el acuartelamiento de carros de combate de Altes Lager, en J?terbog, a unos 65 kil¨®metros de Berl¨ªn este, en la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA). Los invitados, 180 periodistas, en su mayor¨ªa occidentales, pudieron saborear la sopa rusa borsch y arenques en vinagre, ver tanques, conversar con soldados y pasearse por un acuartelamiento de ladrillo rojo rodeado por un gran muro de hormig¨®n y carteles advirtiendo sobre las dram¨¢ticas consecuencias de tomar fotograf¨ªas en las proximidades.Nunca se fotografi¨® tanto en un sitio vetado a este efecto. "Las cosas han cambiado", dec¨ªa un j¨®ven lituano, tanquista jefe a sus 21 a?os. Es innegable.El acuartelamiento de Altes Lager, una antigua base militar alemana de los a?os treinta, es desde 1945, fecha en que las tropas victoriosas del Ej¨¦rcito sovi¨¦tico se quedaron en Alemania oriental para erigirse en garantes del orden ideol¨®gico impuesto, uno de los baluartes del poder¨ªo militar sovi¨¦tico en la frontera misma de Occidente.
El regimiento Wisenski, que alberga este cuartel, tiene una historia heroica en la gran guerra patria, en la defensa de Stalingrado y la consiguiente ofensiva hasta Berl¨ªn.
Tambi¨¦n tuvo este regimiento otras acciones menos c¨¦lebres pero recordadas igualmente en la memoria entregada a los periodistas occidentales invitados, por primera vez en la historia a una base militar sovi¨¦tica en la RDA, nada menos que de carros de combate, el arma ofensiva por naturaleza, orgullo hasta hace poco del Ej¨¦rcito Rojo.
El regimiento particip¨®, por ejemplo, en la "ayuda internacionalista" en Checoslovaquia en 1969, lo que hace suponer que reforz¨® a las tropas que aplastaron un a?o antes la primavera de Praga, unas reformas pol¨ªticas en un pa¨ªs socialista que tanto se parecen a las ahora fomentadas desde Mosc¨². De estas reformas es un buen exponente precisamente esta transparencia para los medios, esta invitaci¨®n a los extranjeros y, por supuesto, esta decisi¨®n de retirar tanques de la RDA, la gran amenaza para Occidente, seg¨²n los expertos occidentales. Mijail Gorbachov ha decidido retirar 4.000 tanques y 10.000 hombres de la RDA.
En total quiere retirar unilateralmente 5.000 tanques y 50.000 hombres del este de Europa como gesto de buena voluntad. Este no afectar¨¢ sino en m¨ªnima medida a la superioridad del Pacto de Varsovia en armamento convencional en Europa central, pero vuelve a poner en precaria situaci¨®n a una Alianza occidental que no ha encontrado a¨²n respuesta a la avalancha de iniciativas de desarme sovi¨¦ticas.
El regimiento se va para no volver, los oficiales seguir¨¢n en el Ej¨¦rcito pero muchos j¨®venes sue?an ya con sus nuevos trabajos en Kiev, Vilnius, Mosc¨² o VIadivostok.
Una semana antes hab¨ªan comenzado a salir los tanques sovi¨¦ticos de Hungr¨ªa, el Ej¨¦rcito h¨²ngaro hab¨ªa comenzado a desmantelar el tel¨®n de acero en su frontera occidental con Austria.
Las cosas han cambiado en gran parte porque Gorbachov ha descubierto para la URSS el marketing de sus ofertas de desarme y las relaciones p¨²blicas, un arma occidental que utiliza ya mucho mejor que sus rivales en Washington, por no hablar de Londres.
Sus gentes tienen a¨²n que acostumbrarse a estas pr¨¢cticas, aunque los avances en la materia est¨¢n claros. En Altes Lager muchos oficiales sovi¨¦ticos reaccionaban con p¨¢nico al ver a periodistas occidentales, nada dispuestos a obedecer sus ¨®rdenes, desperdig¨¢ndose por la base militar y metiendo la nariz en todas partes.
Mujeres, s¨®lo en fotograf¨ªa
Las habitaciones de los soldados estaban reci¨¦n pintadas y fumigadas, pero no hac¨ªa falta mucha imaginaci¨®n para suponer c¨®mo ser¨ªa la vida cotidiana de los reclutas, para evocar los olores y hedores de 18 tanquistas en una habitaci¨®n de apenas 60 metros cuadrados con gimnasio incluido.No debe oler ni mejor ni peor que en un cuartel norteamericano en las cercan¨ªas de Francfort o N¨¹remberg, pero a diferencia de sus colegas o adversarios, los jovencitos sovi¨¦ticos no tienen contacto alguno con la poblaci¨®n alemana oriental.
Azorados ante tanta glasnost no sab¨ªan qu¨¦ responder cuando era interrogados sobre hipot¨¦ticas novias germanas. La mayor¨ªa s¨®lo hab¨ªa visto mujeres al atravesar las poblaciones durante las maniobras o en fotograf¨ªa.
Los cuadros de Gorbachov y Lenin estaban en todas partes en el cuartel, y la historia del regimiento en un panel en el cuarto de "educaci¨®n ideol¨®gica", donde estaban cuidadosamente expuestos una guitarra y un juego de ajedrez.
"Las cosas han cambiado". El jefe de las tropas sovi¨¦ticas en Alemania, como se denominan oficialmente a¨²n estas fuerzas desde 1945, Valeri Fursim, como con los periodistas y reconoci¨® sin excesivo entusiasmo visible que el desarme que se presencia ahora con tanta publicidad en el Este supone una ruptura con la pol¨ªtica anterior de acumulaci¨®n armamentista y se debe a Gorbachov.
No entr¨® al trapo el militar sovi¨¦tico cuando se le pregunt¨® por qu¨¦ la "pol¨ªtica de paz" anterior era tan diferente a la actual, pero se mostr¨® "asustado" por las ansias de Occidente" de "rearmarse, como demuestra la decisi¨®n de modernizar misiles".
A los soldados, que no asistieron a la comida, lo ¨²nico que parec¨ªa importarles era la foto con los invitados y abandonar el cuartel de Altes Lager hacia sus lejanos domicilios.
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