Felicidad pura
Alberti tiene varias cualidades que le convierten en un poeta de primer orden: en primer lugar, el desarrollo personal con que vive el elementalismo propio de su generaci¨®n: canto de personajes pr¨®ximos a la naturaleza. Si en Lorca es el gitano, y en Aleixandre el amante de amor-pasi¨®n y no sujeto a los c¨¢nones de la sociedad bien pensante, en el primer Alberti es tambi¨¦n esto ¨²ltimo, la amante, pero en visi¨®n muy distinta: canciones al modo popular y sin el aparato c¨®smico que caracteriza el verso lib¨¦rrimo del autor de La destrucci¨®n o el amor. Por otra parte, est¨¢ el ataque a la sociedad represiva, tan de la ¨¦poca, que le habr¨¢ de llevar con mucha coherencia a una militancia pol¨ªtica a la que ha sido fiel.Los otros miembros de su generaci¨®n tambi¨¦n son conscientes de la represi¨®n social y de sus da?os, aunque de otro modo. Anoto aqu¨ª que la filosofia, sin relaci¨®n alguna con los poetas de los que hablo, es consciente de los mismos problemas. En Espa?a El tema de nuestro tiempo, de Ortega; fuera, la Escuela de Frankfurt.
Como se ve, en cada momento hist¨®rico no hay m¨¢s que una sola visi¨®n del mundo, que afecta a toda la cultura y que se desarrolla con individualidad por cada autor, si ¨¦ste es original, como lo es, claro est¨¢, Rafael Alberti.
Hay otra cosa todav¨ªa muy valiosa en Alberti: su variedad, revelada sobre todo en la multiplicidad de sus libros, distintos entre s¨ª, y en su capacidad de evoluci¨®n. Cuando tras el elementalismo inicial vino el realismo a la literatura, entre otras artes, y por tanto la poes¨ªa social, Alberti fue el primero en tener estas preocupaciones. Por otra parte, nadie ignora la perfecci¨®n con que ha manejado las metrificaciones.
Y en todo ese c¨²mulo de fecundidad riqu¨ªsima y de capacidad de cambio, siempre nos ha sorprendido con piezas magistrales de las que quedan en la memoria, si no letra a letra, s¨ª en cuanto a su aroma, en cuanto a su delicado o ¨¢spero perfume.
Todos los poetas de Espa?a debemos respeto, admiraci¨®n y gratitud a este poeta que tantas horas de felicidad pura nos ha proporcionado.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.