El Real Madrid se transform¨® 48 horas despu¨¦s e igual¨® la eliminatoria en el Palau
El Real Madrid se aferr¨® ayer en Barcelona a su poso de equipo grande. Grande, por su calidad, por su historia, pero, sobre todo, por su camale¨®nica capacidad de transformarse, de recuperarse dos d¨ªas despu¨¦s de haber jugado uno de los peores partidos de su historia reciente. La reaparici¨®n de Fernando Mart¨ªn y el corto intervalo de tiempo que Romay estuvo en la pista fueron factores importantes. Pero resultar¨ªa simple reducir a ese mero hecho la mutaci¨®n del equipo madr¨ªdista, que el martes perdi¨® por 25 puntos y ayer venci¨® por 7.El equipo blanco acert¨® a exprimir su potencial hasta que se le fundieron los plomos. Desde la arriesgada decisi¨®n de hacer jugar a sus maltrechos pivots hasta la forma en que negoci¨® su desesperada situaci¨®n de los minutos finales, en los que se qued¨® sin cuatro titulares.
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Barcelona: 30 canastas de 64 lanzamientos (5 de 13 triples). 16 de 28 tiros libres. 23 faltas personales. Eliminado: Costa (m. 38). 30 rebotes, 13 en el ataque. Soloz¨¢bal, 20 (6 de 9); Epi, 10 (3 de 13); Jim¨¦nez, 10 (4 de 8); Norris, 26 (11 de 18); Waiters, 8 (4 de 6); Trumbo, 7 (2 de 7); Costa, 0 (0 de 1), y Crespo, 0 (0 de 3).88. Red Madrid: 35 canastas de 61 lanzamientos (6 de 12 triples). 12 de 15 tiros libres. 26 faltas personales. Eliminados: Rogers (m. 30), F. Mart¨ªn (m. 33), A. Mart¨ªn (m. 37) y Biriukov (m. 38). 26 rebotes, 6 en el ataque. Petrovic, 35 (12 de 20); Biriukov, 17 (6 de 13); Rogers, 10 (5 de g); F. Mart¨ªn, 7 (3 de 7); A. Mart¨ªn, 14 (7 de 10); Cargol, 3 (1 de l); Llorente, 2 (1 de l); Villalobos, 0 (0 de 0), y Romay, 0 (0 de 0). ?rbitros: Fajardo y Arencibia. Segundo partido de los cinco, como m¨¢ximo, de? play off final por el t¨ªtulo de la Liga de baloncesto. El resultado actual es de empate a una victoria. Lleno en el Palau Blaugrana.
El Barcelona represent¨® el papel del pistolero prepotente que muestra sus habilidades en una exhibici¨®n que acaba traicion¨¢ndole. Su juego volvi¨® a ser espectacular, como el del martes, pero careci¨® de inteligencia para aprovechar la ventajosa situaci¨®n en la que afront¨® los 12 minutos finales, en los que entr¨® ganando por ocho puntos, 72-64. Pero encestar tan s¨®lo nueve puntos en tan largo intervalo de tiempo result¨® un pecado imperdonable.
El partido, a diferencia del primero, respondi¨® a lo que cabe suponer de un enfrentamiento entre los dos grandes. Los jugadores se dejaron virutas de piel y alguna gota de sangre sobre el parqu¨¦, lo que hizo que el juego se interrumpiera hasta tres veces en la primera parte por diferentes roces entre los jugadores y discusiones entre los ¨¢rbitros y el entrenador madridista, Lolo Sainz.
El Madrid sac¨® un enorme provecho del juego de Petrovic no s¨®lo por los puntos que consigui¨®, sino porque hall¨® la forma de evitar que la defensa de ayudas del Barcelona se hiciera efectiva. Cuando Waiters doblaba a Soloz¨¢bal en el marcaje al yugoslavo, ¨¦ste realizaba un pase a Antonio Mart¨ªn o Rogers, que se quedaban solos.
Epi jug¨® con un adhesivo. El marcaje de Biriukov fue tan estrecho, tan inteligente, que la estrella azulgrana lanz¨® siempre en posiciones muy inc¨®modas. Ello, a?adido a la lucha de los hermanos Mart¨ªn bajo los aros -a pesar del partido NBA que realiz¨® Norris, sobre todo en el primer tiempo-, decidi¨® la superioridad del Madrid, que lleg¨® a dominar hasta por 11 puntos, 22-33, forzando, eso s¨ª, al m¨¢ximo, puesto que los gigantes del Barcelona se aplicaron en el juego sucio bajo los aros y cargaron de faltas a sus oponentes.
El equipo anfitri¨®n remont¨® el vuelo en el inicio de la segunda parte. Curiosamente, lo hizo a base de correr, cuando Costa puso el cuentakil¨®metros en la zona roja. Fue entonces cuando el Barcelona se puso ocho puntos arriba y cuando empezaron a ser expulsados al banco todos los titulares madridistas. Todos menos uno: Petrovic. ?l fue quien llev¨® el peso de su equipo en los minutos finales, cuando Cargol, Villalobos, Llorente y el mermado Romay le hicieron aclarado tras aclarado -dejar espacio libre para reafizarjugadas individuales de ataque-, en los que impuso su gran calidad individual.
El Barcelona no cambi¨® en esos minutos su juego r¨¢pido en ocasiones alocado, hasta el punto de que parec¨ªa una locomotora desbocada cuando su papel preponderante exig¨ªa ma yor tranquilidad y elaboraci¨®n en sus acciones: buscar la l¨®gi ca preponderancia de su quinteto frente al capitidism¨ªnuido equipo rival. Esper¨® en vano que su rival bajara la guardia defensiva y se precipit¨® continuamente en sus ataques, a los que sus reservas, Costa, Crespo y Trumbo -¨¦ste, en la segunda parte- no aportaron nada.
El Madrid repuso as¨ª su buen nombre, evit¨® la muerte s¨²bita y ahora parece encontrarse en una situaci¨®n preponderante. Para decidir la final debe ganar los dos pr¨®ximos partidos, que se disputan en su pabell¨®n de la Comunidad Madrile?a, el primero de ellos el pr¨®ximo domingo. Los jugadores madridistas salieron ayer del Palau a la carrera a causa de los lanzamientos de objetos por parte del p¨²blico, sin mayores consecuencias. Los ¨¢rbitros, por la puerta falsa.
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