Contra la droga

Los pa¨ªses occidentales se enfrentan a una plaga terrible que mina a una proporci¨®n no desde?able de su juventud: la droga. Las causas de esto son m¨²ltiples. El desaffo es importante y est¨¢ lanzado contra todo Gobierno. Y cuestiona el marco familiar, la educaci¨®n, la formaci¨®n profesional y las perspectivas de empleo. E interpela a la sociedad sobre c¨®mo ofrece a algunas personas tal necesidad de olvido. Pero, una vez emitidas estas reflexiones, se mantiene lo constatado: hay droga y personas que se drogan. La represi¨®n y las medidas tomadas no han disminuido el fen¨®meno. Es cierto que hay medidas terap¨¦uticas, centros de desintoxicaci¨®n, pero ya no dan abasto.Entonces, una idea empieza a abrirse camino. Habr¨ªa que liberalizar el consumo y la comercializaci¨®n, piensan los m¨¢s lasos. Otros van menos lejos, separando las drogas blandas, cuyo comercio y uso ser¨ªa libre, de la prohibici¨®n que se aplicar¨ªa a las drogas duras.

Las autoridades deben perseguir una acci¨®n coherente. Ser¨¢n coherentes si mantienen el principio de la prohibici¨®n, si buscan el matiz en la aplicaci¨®n, la individualizaci¨®n de la medida, o si buscan curar y prevenir. M¨¢s all¨¢ del peligro que representa la droga, es un indicador. Es una manifestaci¨®n profundamente negativa frente a todo lo que representa la sociedad. Por esto, es la resistencia del cuerpo social como tal la que est¨¢ puesta a prueba.

18 de mayo