Salud de segunda
EL DESCUBRIMIENTO de que varios modelos de una conocida marca de DIU -dispositivo intrauterino contra el embarazo- se rompen con facilidad en el interior del ¨²tero deja en mal lugar a la empresa que tan irresponsablemente los ha puesto en circulaci¨®n, pero cuestiona tambi¨¦n el comportamiento de las autoridades sanitarias y pone en evidencia la dejadez y el abandono con que se sigue tratando todav¨ªa en este pa¨ªs todo lo relativo a la planificaci¨®n familiar.El hecho de que hasta hace muy poco los m¨¦todos anticonceptivos estuviesen prohibidos en Espa?a explica que no se haya desarrollado la legislaci¨®n adecuada para su control sanitario. Lo cual facilita, por otra parte, la existencia de una pr¨¢ctica comercial no suficientemente cuidadosa. Es lo que ocurre con los dispositivos intrauterinos contra el embarazo, sobre los que a estas alturas no existen normas de control de calidad en su fabricaci¨®n, a pesar de que se trata del m¨¦todo anticonceptivo m¨¢s extendido y fiable despu¨¦s de la p¨ªldora.
La Administraci¨®n sanitaria se ha decidido finalmente a suspender cautelarmente la fabricaci¨®n y la venta de los productos sospechosos. Pero la acertada medida llega con un injustificado retraso. Desde hace dos a?os existen denuncias, alguna ante el juzgado, y han proliferado las quejas en los centros de planificaci¨®n familiar sin que las autoridades sanitaria y farmac¨¦utica hayan considerado la inmovilizaci¨®n preventiva de los modelos defectuosos. Y es que queda a¨²n mucho camino por recorrer en este terreno. El escaso aprecio de los ginec¨®logos por esta actividad sanitaria, la poca atenci¨®n que merece a la Seguridad Social y la pobreza de medios con que es prestada en los centros de salud son evidencias de que la planificaci¨®n familiar en Espa?a no ha pasado todav¨ªa de ser considerada como salud de segundo orden.
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