Examen de un cuaderno
Estoy viendo lo que escrib¨ª como dedicatoria en la primera p¨¢gina de este cuaderno que hoy me traen primorosamente encuadernado: "Para Rafael de Penagos este cuaderno de mis noches de speaker en la Radio Paris-Mondial (1939), y en Par¨ªs, ya comenzada la segunda gran guerra. Rafael Alberti. Buenos Aires, 1953".Este Rafael de Penagos -ni que decir tiene- es el hijo del m¨¢s que grande dibujante del mismo nombre. Poeta sobre todo, me trae, junto a un bell¨ªsimo libro, Poemas a Consuelo, dedicado a su bell¨ªsima y desaparecida mujer, la fotocopia de un gran manuscrito que en 1953 le regal¨¦ en Buenos Aires, y que conten¨ªa, entre otros originales, el de Entre el clavel y la espada, que ahora me ofrece como un verdadero y gran regalo.
La boutoni¨¨re: el ojal. La pepini¨¨re: el plantel. Le linge: la ropa blanca. Le pav¨¦: el adoquinado... Y muchas m¨¢s palabras con su traducci¨®n abr¨ªan la primera p¨¢gina del cuaderno. Se ve que aprovechaba las noches en la radio estudiando franc¨¦s, traduciendo a la vez aquellas cosas que comunicaba a los oyentesde Am¨¦rica Latina. Encuentro ahora aqu¨ª el fragmento de un ensayo de Baudelaire sobre V¨ªctor Hugo. Pero de pronto, alarma a¨¦rea. La aviaci¨®n alemana ha volado sobre Par¨ªs, pero sin bombardearlo.
"El verso de V¨ªctor Hugo sabe traducir para el alma humana no s¨®lo los placeres m¨¢s directos que ella extrae de la naturaleza visible, sino aun de las sensaciones m¨¢s fugitivas...".
Comienzan a aparecer en las p¨¢ginas del cuaderno desnudos de los cuadros de Rubens, muy bien dibujados a la pluma por m¨ª. Yo siempre he sido un gran entusiasta del desbordado pintor de las diosas paganas. En el cuaderno, a continuaci¨®n, aparecen fragmentos de Los amores, de Ovidio: "Iba a cantar, en un ritmo majestuoso, las armas, el furor de los combates. Al tema conven¨ªa el metro: el segundo verso del poema era igual al primero. Se dice que Cupido se puso a re¨ªr y cercen¨® furtivamente un pie ...".
Con alg¨²n motivo, que ahorano recuerdo, leer¨ªa yo a los radioescuchas de Am¨¦rica Latina estas historias mitol¨®gicas, mientras la guerra continuaba, aunque en Par¨ªs se viv¨ªa tranquilo, s¨®lo sobresaltados por las incursiones a¨¦reas, que hasta aquel momento no hab¨ªan arrojado a¨²n sus bombas.
Y a todo esto, tanto yo como Mar¨ªa Teresa ¨¦ramos refugiados pol¨ªticos, que ten¨ªamos que presentarnos todas las semanas a la polic¨ªa, donde nos re¨ªamos, pues nosotros ten¨ªamos permiso para entrar en un ministerio, y en tiempo de guerra, en una radio oficial, en la que el polic¨ªa que nos controlaba no pod¨ªa hacerlo. Hab¨ªamos formado un peque?o grupo de teatro, en el que figuraban algunos espa?oles tambi¨¦n refugiados en Par¨ªs, como Corpus Barga, Andr¨¦s Mejuto, Juan Paredes y alguna muchacha, de la que ahora no recuerdo el nombre. Represent¨¢bamos fragmentos de La anunciaci¨®n a Mar¨ªa, de Paul Claudel, un acto del Britanicus, de Racine. Mi presentaci¨®n a los oyentes de Am¨¦rica Latina terminaba (no sin disimular un tanto mi disgusto, pues Claudel al inicio de la guerra civil esipa?ola hab¨ªa dedicado un poema al general Franco): tal es r¨¢pidamente, mis queridos auditores, el resumen de La anunciaci¨®n a Mar¨ªa, que como hab¨¦is escuchado se trata de una obra noble, marcada de un fervor religioso y humano.
Como ¨¦ramos empleados de la radio, muchas veces nos ve¨ªamos obligados a decir algunas imbecilidades y tonter¨ªas.
Comienza luego el manuscrito de Entre el clavel y la espada precedido por un desnudo a l¨ªnea, dentro de la sensualidad de los de Rubens. Los poemas se hallan casi todos en el momento de su creaci¨®n, llenos de tachaduras, pero en la p¨¢gina siguiente, ya en limpio, casi como se ven en el libro ya publicado. Hay muchos, como el de La paloma, por ejemplo, que fueron verdaderamente improvisados, casi sin ninguna correcci¨®n. Luego vienen los Sonetos corporales alguno, como el de la masturbaci¨®n, escrito con poqu¨ªsimas tachaduras, impecable, dentro de su complicado lenguaje y estructura: "Mas todo se me mancha de alhel¨ªes / por la movida nieve de una mano". Estos sonetos est¨¢n interrrumpidos por otro dibujo que es un desnudo de la mujer de Rembrandt.
Luego viene Toro en el mar (Eleg¨ªa sobre un mapa perdido), y siempre interrumpidos estos originales por ejercicios de la gram¨¢tica francesa:
Ainsi: as¨ª, as¨ª pues. Aussi: tambi¨¦n. Pourquot: porque. Cependant: sin embargo. Encore: a¨²n, todav¨ªa. Alors: entonces. Pourtant: sin embargo. Puisque: puesto que.
Ahora sigue la traducci¨®n de un bell¨ªsimo epigrama de Meleagro que no figura en mi libro Entre el clavel y la espada: "Trenzar¨¦ el alhel¨ª blanco, trenzar¨¦ con los mirtos el narciso delicado, trenzar¨¦ tambi¨¦n los lirios sonrientes, trenzar¨¦ a¨²n el dulce azafr¨¢n, trenzar¨¦ el jacinto purp¨²reo y trenzar¨¦, en fin, la rosa querida de los amantes, para que sobre las sienes de Heliodora, la de los bucles perfumados, mi corona inunde su hermosa cabellera con una lluvia de flores". Bajo este poema se ve dibujado el maravilloso desnudo del Giorgione.
En los largos espacios que mediaban entre los noticiosos, me entretuve en traducir La farsa del licenciado Pathelin, farsa medieval, que publiqu¨¦ en la revista argentina Sur y que tuvo la suerte de ser representada por las j¨®venes compa?¨ªas teatrales de la Argentina y Chile.
Y aqu¨ª no tengo m¨¢s remedio que reproducir los cuartetos de un soneto, no publicado a¨²n, del Nuevo burro explosivo: "?Qu¨¦ eres, Alberti, dime? -comunista- / siempre. Tanto peor. ?Qu¨¦ mala pata! / No coinciden el mirto y la alpargata. / Ordena mi epitafio al marmolista. / ?Qu¨¦ dolor de poeta! -soy marxista- / desde hace ya 10 a?os -?mala pata!- / para las musas. Calla, pobre rata, / que vas del coro al ca?o oportunista...".
Y termina mi manuscrito del a?o 1939, cuando trabaj¨¦ como speaker en Par¨ªs, en la Radio Paris-Mondial, dirigida a los oyentes de Am¨¦rica Latina: mi prop¨®sito de esta noche no era el de recordarles la carrera literaria de Andr¨¦ Gide, ni de resumirles su obra siempre tan excitante para el esp¨ªritu...
Nos tuvimos que marchar de Francia cuando los alemanes iniciaban su avance hacia Par¨ªs. En el Mendoza, barco franc¨¦s que sal¨ªa de Marsella hacia Argentina, embarcamos en tercera clase Mar¨ªa Teresa y yo, llegando al R¨ªo de la Plata en el momento en que el Graff Spee, gran acorazado alem¨¢n, era volado ante Montevideo por los propios alemanes para no ser apresado por la flota inglesa, que lo esperaba desplegada en forma de abanico.
Podr¨ªa terminar ahora este cuaderno, que ligeramente he examinado y entregu¨¦ en Buenos aires a mi a¨ªmigo Rafael de Penagos cuando me visit¨® en 1953.
Parce que: porque. A vant que: antes que. A mesure que: a medida que. Apro¨¨s tout: al cabo de. Apr¨¨s tout: al cabo, al fin...
@ Rafael Alberti.
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